{{«Hay que rescatar el país, y esto – en las
_ actuales condiciones nacionales e
_ internacionales – significa REFUNDARLO»
Isabel Rauber}}
Finaliza un año que comenzó cargado de esperanza; entonces, parecía que estábamos en la puerta de un cambio importante, significativo, para nuestras cosas cotidianas y de las otras… para todos los argentinos. Aunque al finalizar el mismo, muchos mantienen ese nivel de expectativa, otros ya no tanto.
Siempre estas fechas sirven no sólo para brindar (que hace falta y sienta bien) por un futuro mejor. También convocan para hacer un repaso, un balance, para redoblar compromisos y ratificar conductas; en fin, son propicias para revisar lo acontecido.
{{{DEMOCRADURA}}}
El 2003, fue un año importante: Se cumplieron dos décadas de vigencia del régimen democrático. Para nosotros, los trabajadores y sectores populares, en realidad han sido veinte años de «democradura», como ya hace muchos años definimos a esta democracia formal, aunque valorada, diferenciada y defendida frente a los largos días de la dictadura militar.
Dice Carlos Gabetta, en su libro «La ‘democracia’ en Argentina – Vigésimo Aniversario»: «No viven en democracia los miles de detenidos ‘procesados’, ad infinitum, ni los hacinados en condiciones infrahumanas, ni los acusados por la policía por crímenes que no cometieron; no viven en democracia los vecinos obligados a pagar peaje para regresar a sus casas; no viven en democracia los millones de ciudadanos con ingresos menores a dos pesos diarios, sometidos al saqueo nocturno de desperdicios; no viven en democracia los jubilados estafados por el Estado, ni las madres cuyos niños mueren de hambre o enfermedades evitables; no viven en democracia quienes deben tolerar la usura oficializada de bancos y prestamistas; ni quienes reclaman inútilmente justicia; ni los que teman dirigirse a las autoridades, ni los jóvenes que… ¿es necesario continuar la lista?».
Nosotros valoramos la libertad política, pero queremos y luchamos por una democracia real, de protagonismo y participación; y no para que se conserve indefinidamente esta noción democrática que sólo festejan y adulan los grupos económicos, entre otros pocos que lograron concentrar y centralizar poder político y económico en muy pocas manos, mientras las grandes mayorías han caído y siguen bajando al abismo de la desocupación, de la pobreza, de la indigencia, en fin, de la exclusión, para terminar conformando el ‘ejército de los desocupados del siglo XXI’.
{{{DOS ARGENTINAS EN DISPUTA}}}
Vivimos momentos de enorme crisis, que dada su magnitud y extensión se podría decir, como algunos afirman, que estamos ante una crisis «global». Hoy, nadie dudaría en afirmar que ante el debate interesado de reprimir o no a los piqueteros, en el fondo está presente la crisis de la gobernabilidad. En realidad, se trata de la disputa entre las dos Argentina reales: Una, la de la Opulencia y otra, la de la Miseria. Por eso, en este tema, finalmente nosotros insistimos en esta idea central: Queremos una democracia de contenido distinto, aspiramos a un régimen democrático que incluya y no que excluya; y para eso, entendemos que hay una sola forma de resolverlo, que es modificar de fondo y de raíz, el modelo económico y social implementado en la Argentina en los últimos veinticinco o treinta años.
Retomando y rescatando la importancia de algunas decisiones políticas producidas desde el gobierno nacional, volvemos a reiterar que para las transformaciones que imprescindiblemente necesitamos que se realicen, se hace ineludible ser parte, ser protagonista, involucrarse para garantizar esos cambios. La actitud basada en la expectativa de que el Presidente va a hacer las cosas por nosotros, no forma parte de la historia de los acontecimientos sociales y políticos más importantes. Por eso, la decisión de estos cambios y transformaciones no puede dejarse sólo en las manos de un Presidente que se debate permanentemente entre la alternativa de ejecutar políticas que sigan respondiendo a los intereses de los grupos multinacionales o de responder a las necesidades y reivindicaciones de la gente. Tengamos presente que un pueblo siempre puede cambiar a un presidente y es obvio que ninguna política nacional es posible sin el acompañamiento de ese pueblo, y no a la inversa.
{{{EL LÍMITE DE LUZ Y FUERZA MAR DEL PLATA}}}
En ese marco, desde nuestro ámbito, en relación a las políticas energéticas y frente a las empresas privatizadas, afirmamos con claridad que nuestro límite no está en la ‘reprivatización’ de las mismas. Para Luz y Fuerza Mar del Plata no alcanza con revisar los contratos de las empresas privatizadas, el límite que queremos y que el país necesita es la RENACIONALIZACIÓN.
Cuando el consenso popular está a favor de la recuperación de los recursos energéticos, Luz y Fuerza Mar del Plata se propone y propone a las fuerzas populares reafirmar nuestra condición de sujetos de transformación y cambio. Debemos dejar de ser objetos transables y expectantes para pasar a ser protagonistas y constructores de nuestro destino. El campo popular no debe limitarse a mirar las negociaciones, debe incidir exigiendo lo que son patrimonio de la Nación y derechos inalienables de los trabajadores y el pueblo. El actual gobierno no es el final de la antinomia entre Ellos y Nosotros.
Así como los trabajadores hace tiempo que aprendimos «que las conquistas sociales no se mendigan, se arrancan», también se hace imperioso cada vez más nuestra participación y el protagonismo en la vida institucional de la organización, que comienza desde el lugar de trabajo, en la defensa y recuperación de derechos laborales y condiciones de trabajo que en más de un caso se fueron perdiendo como parte de las políticas implementadas y por la traición de algunos dirigentes, sobre todo nacionales.
{{{LA CLASE OBRERA, VIVE}}}
Ya no alcanza con hacer un diagnóstico de nuestra realidad, que cada uno de nosotros no sólo conoce sino que también la viene sufriendo; necesitamos, pararnos frente a esta realidad para poder ejercer las modificaciones y transformaciones que posibiliten volver a tener protagonismo e incidencia en las políticas laborales. En este tiempo, no sólo hemos perdido puestos de trabajo, niveles de profesionalidad, de conocimiento y hasta incluso sectores de trabajo (esto último a manos de las tercerizadas), sino que también en esta etapa perdimos el fundamento de la igualdad de derechos y obligaciones de todos los lucifuercistas, que significa la vigencia del Convenio Colectivo de Trabajo único.
Hemos comprobado, ante propios y extraños, que precisamente no han sido los derechos convencionales de los trabajadores los causantes de la crisis, ni antes, ni ahora. Sin embargo, hay que confrontar decididamente contra la atomización (más de un convenio colectivo de trabajo en el gremio) de esos derechos, que en varios casos provoca la división de los trabajadores, impidiéndoles actuar unitariamente; dado que aquello produjo la eliminación de un caro principio a la clase obrera, «igual salario por igual trabajo «.
Se requiere, imperiosamente, plantear iniciativas políticas desde la organización y en conjunto con todos los compañeros, que restablezcan las políticas de ingreso de personal, sobre todo, en las empresas privadas que hicieron del despido un instrumento importante para su asentamiento.
Si hiciéramos el listado de todo lo perdido, nadie podría poner en duda que la política desarrollada ha tenido entre sus principales objetivos la destrucción de las organizaciones sindicales y la aniquilación del propio trabajador, como sujeto de derechos y de dignidad conquistados en un largo proceso histórico y a costa de enormes sacrificios.
De allí que, en nuestra opinión, sea una obligación para quienes todavía tenemos un trabajo en relación de dependencia, desarrollar una política de articulación, de principios solidarios con respecto a los compañeros que carecen de trabajo, teniendo en cuenta que la línea que divide los espacios entre ambos sectores, es muy delgada y versátil.
{{{LA FÁBRICA Y EL BARRIO}}}
Para nosotros, el lugar de trabajo sigue siendo el ámbito de encuentro y organización de los trabajadores, a pesar de las distintas situaciones que tratan de indicar lo contrario, porque estamos absolutamente convencidos de que la organización sindical existe donde están los trabajadores. Esto no significa desconocer que la estructura actual de la clase obrera, trasciende al sector que mantiene un trabajo estable incluyendo también a los desocupados, jubilados, subocupados, estudiantes, etc.
{{{LAS COOPERATIVAS}}}
Terminamos un año, en el que también se acrecentaron los problemas y las incertidumbres, como lo estamos viviendo en la Cooperativa de Maipú (con convocatoria de acreedores), con grandes perjuicios para los trabajadores, y como ahora está sucediendo en la Cooperativa de Balcarce, ante el pedido de quiebra por parte de EDEA S.A. y la posibilidad de que también se realice una convocatoria preventiva de acreedores por parte de su Consejo de Administración. En cualquiera de las dos circunstancias, serán los trabajadores y sus familias los más perjudicados, sin ser responsables de la situación, generada por una incorrecta administración de sus actuales autoridades.
Si a esta situación le sumamos que aún en varias empresas, fundamentalmente en el ámbito de las cooperativas eléctricas, aún no se ha acordado y reconocido el pago de los 200 pesos de aumento establecido por el decreto 392/03; que en varias de esas mismas empresas se adeudan o se pagan en cuotas bonificaciones anuales, ya vencidos los plazos de pago, entre otras cuestiones, queda clara la importancia de consolidarnos en la organización sindical.
{{{LAS OBRAS SOCIALES Y EL FOSOLYF}}}
En este contexto, hay que reconocer que existen cuestiones que no están bien resueltas, no sólo por nuestra organización, sino incluso por el movimiento obrero en general. Por ejemplo, lo que sucede con la Obra Social, donde se expresan claramente las políticas neoliberales que apuntan a la destrucción de los trabajadores y de las organizaciones sindicales que los agrupan, en algunos casos ayudados por dirigentes que hacen prevalecer intereses sectoriales y/o personales sobre los que son comunes al conjunto de sus afiliados.
Hace más de un década, sobre la base del esfuerzo del conjunto de los trabajadores y en la búsqueda de soluciones para lo que ya entonces aparecía como parte de lo que luego se fue implementando como política social, nuestra organización creó el FoSoLyF, instrumento complementario de la obra social. El mismo se basó en el principio de la solidaridad, que debe mantenerse inalterable, aunque esto no puede ser un impedimento para producir las modificaciones que sean necesarias, en todos aquellos aspectos que tiendan a revitalizarlo y lo promuevan como una política que ninguna prepaga ni obra social privada pueden garantizar.
Hoy más que nunca se debe rediscutir (si continúa o no el FOSOLYF), sobre la importancia de esta política social vinculada a la salud de los trabajadores y sus familias; sobre todo cuando muchos -encandilados por las promesas de las privadas (prepagas)- hasta terminaron desafiliándose de la organización sindical, creyendo que en ese camino encontrarían solución a sus problemas de la salud, lo que en la mayoría de los casos no sucede. No es alejándonos de la organización sindical, que no es responsable de tal situación, como lograremos resolver nuestros problemas, es precisamente allí donde está la fuente inagotable, y los 60 años que acabamos de cumplir lo certifican, de dónde surgen las iniciativas y propuestas, basadas en la inteligencia colectiva, que son siempre superiores a cualquier salida individual.
{{{EL DEBATE SOBRE LOS RECURSOS ECONÓMICOS PROPIOS}}}
Es en este contexto y desde hace tiempo que venimos sosteniendo que se hace imprescindible y necesario rediscutir a fondo la política económica y financiera de la organización sindical. Planteamos que es necesario determinar iniciativas que posibiliten la diversificación de ingresos, con el límite de no caer en el sindicalismo empresarial. Se hace imprescindible promover iniciativas basadas en la creatividad colectiva, en la participación del conjunto de los afiliados que conforman nuestra organización, pues la situación se agrava como consecuencia del congelamiento salarial que soportamos los trabajadores desde hace casi once años.
En esa dirección, no escapará a la atención de los compañeros, el importante esfuerzo que se realiza para el sostenimiento del Centro Cultural y Deportivo y del Campo Recreativo de la institución, en los que se privilegian políticas sociales que no necesariamente deben implicar pérdidas permanentes. También aquí (y no es el único ámbito) se requiere dar un vuelco, obviamente no hacia la privatización, sino hacia el fomento de iniciativas que permitan equilibrar las cuentas, para garantizar la vigencia de estos espacios, cuyo valor y aporte a los ámbitos del deporte, de la cultura, del esparcimiento, del conocimiento, etc., son incuestionables en el marco de una sociedad en la que todo parece adquirir un precio que, en la mayoría de los casos, resulta inalcanzable para los sectores populares.
Finalmente, compañeros, decimos una vez más que esto debemos hacerlo entre todos. Sigue el combate entre dos modelos de país.
Así como le disputamos la alegría al sistema, necesitamos disputar los espacios para superar la cuestión sectorial. Es un deber involucrarnos cada día más en la construcción de la fuerza propia (CTA; FeTERA) y en el desarrollo del movimiento obrero, para que éstos sean capaces, junto a otras fuerzas y organizaciones, de poner fin a la crisis económica, social y política que sufrimos en la Argentina.
{{{ACTOS REVOLUCIONARIOS}}}
Para esto, debemos crecer; debemos transformarnos para transformar. Hace falta un proyecto; hace falta determinar cómo, para qué y con quién lo haremos. Y para eso necesitamos no sólo abrir la mente, no sólo ser creativos; necesitamos abrir el corazón y no mirar al de al lado con desconfianza, sino con afecto; y sumarnos todos, porque necesitamos de todos para poder cambiar esta realidad que nos agobia, que nos excluye y que nos pone frente al abismo de la muerte. En esta orientación, cada acción que seamos capaces de provocar y producir para restablecer la justicia, se convertirá en un acto revolucionario. Para eso, hoy más que nunca, junto a los demás sectores y organizaciones sociales, políticas, etc., el compromiso inclaudicable de nuestra organización sindical.
{{¡MUCHAS FELICIDADES PARA TODOS EN EL 2004!
_ «LA LUCHA CONTINÚA»}}