La falta de provisión de gas natural que ataca también la producción de GNC es la última de las presiones del sector privado y muestra el avance sobre los nuevos planteos políticos. Esta situación, que avanzará sobre los hogares en poco tiempo más, tiene una sola razón: las privatizadas no invirtieron ni invierten porque no les interesa proveer este recurso natural a un pueblo sin trabajo, sin inclusión social y sin capacidad de demanda. El modelo afirma: para los pobres el gas caro (GLP o gas de garrafa) y para los demás el gas natural, siempre que no haya que realizar inversiones nuevas ni grandes mantenimientos de las viejas. El modelo se sostiene desde la exportación-exacción de riquezas estratégicas.
Desde la privatización no se hicieron los gasoductos que hubieran satisfecho la demanda nacional: la contracara de este menoscabo fue la construcción de 9 gasoductos destinados exclusivamente a la exportación del gas argentino. No se invirtió en la exploración de gas y petróleo.
Acompañando la esperanza de la mayoría de los argentinos, no podemos dejar de plantear que vemos con preocupación que la Secretaría de Energía trabaje desde dentro del modelo con arreglo a los planteos de las empresas transportistas y distribuidoras de gas, las multinacionales petroleras, en la misma dirección que le dio origen: salvar el interés privado.
Cuando se habla de importar gas de Bolivia lo que se hace es utilizar las viejas inversiones de Gas del Estado para no realizar obras nuevas. El gas boliviano vale el triple del gas internamente pesificado, y hasta hace poco tiempo congelado. El descongelamiento tarifario actual que permite a los grandes usuarios comprar gas natural a los petroleros, obviando la intermediación de distribuidores y transportistas, está hecho a la medida de la empresa Repsol.
El modelo neoliberal es desindustrializador y concentrador. Como se rompió con la lógica del pago de la deuda externa con la quita del 75 por ciento, hay que plantearse la recuperación de la energía para la nación desde otro lugar.
Aunque los grupos concentrados se resistan, para recuperar nuestro gas natural hay que crear una empresa pública que lo administre, estableciendo que la satisfacción de la demanda de la población prime sobre las rentables ganancias empresarias. Hay que cambiar la lógica re-privatizadora y plantear la recuperación del patrimonio nacional.