{{{La crisis energética argentina}}}
La actual crisis energética del país se viene manifestando desde hace tiempo: cortes continuos de electricidad en muchas ciudades, apagones extensos en las grandes urbes, subas constantes de los precios de los combustibles líquidos arrastrados por los vaivenes internacionales sin tener en cuenta los costos nacionales, reciente aumento de la tarifa del gas natural sin esperar la realización de las audiencias públicas como lo establece la norma legal vigente, suba de la factura de la electricidad en forma retroactiva sin cumplirse tampoco con las condicionalidades normativas, incumplimiento del respeto debido al medio ambiente por las petroleras, etcétera.
Estas son algunas de las manifestaciones importantes que muestran que el modelo energético neoliberal se mantiene consolidado. Y ahora también aparece otro efecto pernicioso de este modelo, y se exhibe con mucha crudeza: falta la provisión de gas natural y se espera que no haya alguno de sus productos derivados, como el GNC.
{{{¿Qué pasa con el gas argentino?}}}
La contestación es elemental: sencillamente, y gravemente, ahora se hace público que los argentinos no tenemos gas, y que no lo tendremos en los próximos meses del invierno, cuando en nuestras casas utilicemos gas natural para la calefacción, y haya otras demandas provenientes de las usinas térmicas, y de las industrias demandantes en los meses fríos.
Ante este problema creciente, que se sabía pero que no se informaba desde hace mucho, se imaginaron muchas explicaciones, cientos de argumentaciones dadas a las apuradas por la tecnocracia energética que justificó el modelo, que siempre quiso creer que de las inversiones de Gas del Estado disfrutarían hasta el fin de sus largas concesiones.
Muchas justificaciones pero razón hay una sola: las privatizadas no invirtieron ni invierten porque no les interesaba proveer este recurso natural a un pueblo sin trabajo, sin inclusión social y sin capacidad de demanda. El modelo afirma: para los pobres el gas caro (GLP o gas de cocina) y para los demás, el gas natural, siempre que no haya que realizar inversiones nuevas, ni grandes mantenimientos de las viejas.
Hay una sola razón del faltante del gas: no hubo ni hay las inversiones que se necesitan, porque, repito, el modelo dice que se invierte sólo cuándo y dónde la rentabilidad financiera privada no corre riesgo, sin importar el beneficio social de toda la población.
Es por eso que desde la privatización no se erigieron los gasoductos que hubieran satisfecho la demanda nacional: la contracara de este menoscabo fue la construcción de 9 gasoductos destinados exclusivamente a la exportación del gas argentino.
Pero después de esta larga década de privatización sin inversiones en el transporte de gas, se agrega el hecho de que las petroleras decidieron no invertir en la exploración de yacimientos que aseguraran la demanda presente y las reservas para el futuro. Si es de mucho cuidado que no se construyeran gasoductos, resulta impresionante que no se invirtiera en la exploración de gas y petróleo: es manifiesto cuando se comparan los escasos pozos nuevos realizados en 2003 y 2004 (a pesar de la suba del precio internacional) con los que, en promedio, se hacían cuando existía la Y.P.F. nacional.
{{{Ya no hay tiempo}}}
Ahora, lo que debió hacerse sin parar y desde hace años, no se puede remediar en un día, para pasar el invierno.
Desde la secretaría de Energía, desde las empresas transportistas y distribuidoras de gas, desde las multinacionales petroleras se buscan soluciones, pero se proponen arreglos del modelo y desde dentro del modelo.
Así, se han dado a conocer afirmaciones o propuestas que consisten en:
# {{Negar la existencia del problema}}
_ afirmándose que no falta gas natural ni habrá faltantes aún cuando lleguen las bajas temperaturas.
# Tratar de poner en condiciones el gasoducto que hace seis años se dejó de utilizar para la importación de gas de Bolivia. Es decir, {{utilizar las viejas inversiones}} de Gas del Estado para no realizar obras nuevas.
# De ponerse en condiciones este gasoducto para los meses invernales, {{comprar gas boliviano}}, que vale el triple del gas internamente pesificado, y hasta hace poco tiempo congelado.
# Continuar con los aumentos de gas.
_ para que baje la demanda.
# Llevar el GNC vehicular a las nubes
_ , o si no, declarar «interrumpible» la provisión de este gas a las estaciones de servicio que lo proveen a camionetas de carga liviana y automóviles.
# Prometer a Techint que el Estado invertirá el 25% (después se dijo que sería el 30%) de la inversión en el gasoducto norteño argentino (GNA), siguiendo {{el modelo de un Estado que invierte}} (cuando los privados no cumplen con su obligación de asegurar la provisión a toda la población y actividades) {{para que el cien por ciento de la renta la lleve la privatizada}}.
# Crear {{fondos fiduciarios}} para que el Estado «zonzo» invierta porque las privatizadas no lo hacen (Decretos 180 y 181 recientemente dictados).
# Mantener el concepto neoliberal y anglosajón que los contratos privados (provisión de gas argentino a Chile) tienen prioridad sobre la Ley argentina. Por ello, el ministro de Energía de Chile ha podido afirmar rotundamente que no habrá cortes en el país hermano, porque {{su gas es firme e «ininterrumpible»}}.
# Descongelamiento tarifario permitiendo que los grandes usuarios compren gas natural a los petroleros, obviando la intermediación de distribuidores y transportistas, como quería y exigía la empresa Repsol (ver nota [La Unión Industrial de Santa Fe logró que el juez federal Reynaldo Rodríguez ordenara la suspensión de ambos decretos por obligar a las empresas a comprar el gas directamente a las petroleras, porque hace perder al gas «su condición de servicio público», como pretendió hacerlo el modelo energético neoliberal. El MORENO viene esclareciendo desde su fundación que se trata de un recurso natural estratégico y que su prestación es un servicio público.]]).
Todas estas posturas no evitarán el hecho de que no hay gas para proveerlo. Ya, ahora, en el benigno verano que acabamos de dejar, cuando faltan poco para junio, julio o agosto, el cierre de fábricas no es una amenaza por venir, sino que es una realidad presente.
{{{Cuando se bifurcan las propuestas}}}
Las transportadoras de gas natural desde hace dos meses manifiestan casos de falta de gas a determinados establecimientos fabriles y a centrales térmicas de electricidad, en por lo menos ocho provincias. Ya también se reprodujeron situaciones similares en la provincia de Buenos Aires y en el gran Buenos Aires, y aún en centrales térmicas de la Capital Federal.
Los usuarios que vienen sufriendo los cortes de gas son las industrias de provisión interrumpible, todo ello a favor de sus competencias satisfechas, ya sea porque pagan más (ininterrumpibles) o porque no se localizan en el norte argentino (NOA y NOE), centro de la república y en la provincia de Buenos Aires.
El modelo neoliberal es un modelo desindustrializador y concentrador. Nos debemos preguntar si lo que el país esta viendo y viviendo es desindustrialización y concentración. Todo indica que lo es.
Los resultados dentro del modelo no tendrán efectos positivos. Se irá yendo de problema en problema. Las verdaderas soluciones están afuera del modelo: de los laberintos se sale por arriba y no por los costados.
La solución es conocida por todo el pueblo y consiste en recuperar nuestro gas natural y en crear una empresa pública que lo administre, estableciendo que la satisfacción de la demanda de la población argentina prima sobre las rentables ganancias empresarias por la exportación, aunque los grupos concentrados económicos se resistan y quieran encubrir la crisis tapando el cielo con un harnero.