En el verano de 1988/89 la Argentina vivió una crisis energética que arrastró al gobierno radical de Raúl Alfonsín. Cortes programados, reducción de las emisiones televisivas fueron algunas de las vivencias que padecimos los argentinos mientras los Grupos Económicos condicionaban el resultado electoral. Votaban por anticipado. De la mano de Neustadt y Grondona pedían ajuste y privatización.
Para ellos la crisis tenía una sola salida: privatizar desde los Medios de Comunicación y los recursos energéticos, hasta el dcoumento de identidad.
Doña Rosa conoce bien esta historia.
La salida fue entonces en la energía: el modelo energético neoliberal.
El modelo sobre la propidad privada impuso: {{fragmentación del sistema.}}
Distintas empresas se dividieron la extracción-producción, transporte, distribución y venta de la energía.
{{Búsqueda de ganancia a cualquier costo.}} La energía dejo de ser un bien social y un servicio público de carácter universal para pasar a ser un producto, mercantilizado de consumo para quienes los pudieran pagar.
{{Extranjerización del manejo.}} Gas del Estado, YPF, YCF, Agua y Energía, pasaron a manos privadas extranjeras. Cambiaron la celeste y blanca y minaron el país con logos de origen extranjero.
La actual crisis es producto de los lobbys empresarios que sólo quieren aumento de tarifas o sea hacer más negocios. La crisis está en la esencia del modelo privatista, es estructural y sólo se sale con soberanía.
{{ESTA 8 DE OCTUBRE}} esta destinada a debatir la crisis energética y también a contar otra parte de la crisis: la de las Cooperativas Eléctricas, Balcarce y Maipú. Y cómo los trabajadores, desde la coherencia y la dignidad, pueden defender trabajo y empresas sociales.