En este marco, la política energética, sufrió al fraccionamiento de la actividad, la privatización de empresas, la destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo y la pérdida de toda posibilidad de aprovechamiento de recursos y oportunidades políticas y económicas, por parte del pueblo argentino.
El país ha pagado muy caro la privatización: los hidrocarburos aportaban al Tesoro Nacional una renta anual de más de 8.000 millones de dólares. Desde 1990 esa pérdida representó un faltante superior a los 100.000 millones, que quienes gobernaban lo reemplazaron tomando deuda externa.
En este contexto el proceso de creación de una empresa estatal que abra la posibilidad de la recuperación de la gestión, la renta y la política energética, no es un dato menor si tomamos en cuenta que el energético, es uno de los pocos sectores de la economía, en condiciones de generar, como antes señalamos, una renta importante en forma inmediata, y convertirse en fuente de recursos genuinos para el desarrollo de una política de despegue económico y social.
Pero la iniciativa debe contener, como mínimo, la firme convicción de que iniciamos un camino destinado a desmantelar y abandonar el neoliberalismo como modelo económico y político. Por eso, no puede tenerse sólo aspiración de crear una empresa testigo del negocio energético, debe aspirarse a tener un instrumento, aunque no el único, para recuperar lo perdido, potenciar lo que queda y no volver a repetir modelos fracasados, ya sea el de la patria contratista anterior a 1.989, o el modelo privatista acelerado a partir de ese año.
En la carta enviada al presidente Kirchner, distintas organizaciones sociales, políticas y sindicales le aseguramos al primer mandatario que la forma que garantiza la voluntad de crear una empresa estatal, para llevar adelante una política estatal, es de una empresa Nacional o de una Sociedad del Estado (SE). Para nosotros, ENARSA, por su estatuto social, deberá constituirse en una empresa pública de propiedad estatal (nacional y provincial) en el 100 por ciento, con gestión participada y control social de sus actividades y decisiones. Por lo tanto debería conocerse como ENARSE.
La política de la empresa va a estar conducida por sus directores. Por este motivo es que pensamos que una política distinta y superadora del neoliberalismo, no puede ser conducida por aquéllos que hayan participado en los procesos de privatización de las empresas energéticas nacionales o provinciales.
Ante las contradicciones y falta de claridad en cuanto a los objetivos de la empresa, decimos que entre las funciones asignadas a la nueva empresa deben figurar la coordinación del planeamiento energético estratégico, consolidado en un Plan Energético Nacional que deberá ser aprobado por Ley nacional.
Una empresa nacional de energía, debe ser utilizada para regular los precios de acuerdo a los costos locales. ENARSE, con este comportamiento, lograría la baja sustancial de las tarifas de electricidad, precios de naftas y ayudaría a abaratar transportes y precios finales de productos.
No se discute una letra. Se discute una política. Una reparación histórica al pueblo argentino que, nominalmente, es titular de los recursos pero no de su renta. Y la necesidad de empezar a construir, con hechos, un país que nos vuelva a integrar a todos.