El 18 de octubre del corriente año, se proyectó en la sala del Teatro Colón de nuestra ciudad, la película “Memoria del Saqueo”, emprendimiento que nuestro sindicato llevó a cabo con varias organizaciones locales. La fuerza de convocatoria de la obra, se pudo apreciar en un lleno total de las instalaciones y en el importante número de personas que no pudo ingresar al recinto.
Después de haber presenciado el valiente trabajo del realizador nacional, el querido “Pino” Solanas, nos surge una profunda reflexión: Este sistema injusto llamado neoliberal y que venimos sufriendo durante décadas, ha logrado la mayor concentración de la riqueza nacional, en las manos de unos pocos. Lo hizo con las continuas sangrías de un capitalismo internacional, girando fronteras afuera las ganancias de las empresas privatizadas. Esto trajo aparejado toda suerte de calamidades, que soporta un pueblo virtualmente sometido, que cada día que pasa cree menos en sus instituciones.
Nosotros, los que integramos el mundo del trabajo, los que constituimos la real fuerza que moviliza el país, debemos bregar en la construcción de un modelo social donde no haya excluídos. Pero para eso, debemos quitarnos de encima el polvo de la indiferencia, sacudirnos interiormente para despertar a una realidad que nos roba el futuro. Los trabajadores convencionalizados estamos en minoría, comparados con los precarizados, los que trabajan en negro, los desocupados, los no convencionalizados, por lo tanto debemos dejar de mirarlos como a “sapo de otro pozo” y aportar nuestra estructura, para que logren desarrollo y conformen junto a nosotros la Central de Trabajadores monolítica que necesitamos para la lucha.
Es primordial tomar “conciencia de clase” y saber quiénes son nuestros enemigos, denunciar a los que se esconden en las sombras traicionando la lucha, entregando los derechos. Sobre todo, a los que conocen nuestras fuerzas y flaquezas, porque solapadamen-te integran el mundo del trabajo, los que conforman el “exitoso” Sindicalismo Empresarial, que también son responsables de los despojos, marginación y muerte que ha sufrido nuestra gente.
Debemos inundar nuevamente las calles con nuestra presencia para exigirle a los gobernantes que busquen el rumbo político que deje de tener de rodillas a un país potencialmente rico y con un pueblo empobrecido.
Es menester hacer oídos sordos a los “tecnócratas” que trabajan para el enemigo, como así también a los que padecen un “empacho literario” que no les permite “curarse en salud” y ponerse al servicio de la causa de los más humildes, los que están esperando que se les construya un puente solidario que los integre a una sociedad más justa.
Tenemos que remover esa intelectualidad nacional que trabaja al servicio del imperio y reemplazarla por otra que tenga la suficiente cuota de patriotismo, que le permita actuar a la altura de las circunstancias, o perderemos nuestra identidad de nación, nuestra idiosincracia como pueblo, para transformarnos en esclavos de distintas categorías.
Un nuevo modelo social es posible, tenemos que empezar a construirlo sobre los escombros que va dejando a su paso, la cruel avanzada del neolibe-ralismo.