Las primeras palabras trajeron viejos ecos. Voces que hablaban de un país posible y grande, el que sólo podían reconstruir sus habitantes. En el documento de convocatoria del encuentro, Federico Pagura, obispo metodista, anunció: «nos impulsará a trabajar con la alegría y la convicción de las causas justas». Fue el primer acuerdo. Sonó a Jauretche, a Scalabrini, a Marechal, a Palacios y Gorini. A esos hombres que creían que una Argentina de Argentinos era posible.
En la cuna de la bandera y del Che, con los sonidos de la trova rosarina y las risas del negro Olmedo de fondo, una asamblea de 700 personas plantearon que otra Argentina es posible. En esa misma Rosario que fue hace poco epicentro del país por el Congreso de la Lengua Española y por el que se instaló lamentablemente en la vereda de enfrente, producto de la lógica colonizadora de los academicistas españoles, el Congreso de las Lenguas Indígenas. Desde organizaciones sociales, religiosas y sindicales, pasando por partidos políticos, y sin hablar de alianzas electorales, se dieron los primeros pasos a un movimiento social y político que cree que un mundo distinto puede empezar a construirse a la vuelta de la esquina.
La del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de Rosario fue la primera de una serie de asambleas que se realizarán en todo el país, que busca construir un movimiento que nace diferente. Sólo bastaba observar cómo estaban sentadas esas 700 personas presentes: en un círculo de sillas, militantes y dirigentes de las más diversas extracciones se entusiasmaban en la fundación de un movimiento amplio y con nuevos protagonistas, la gente.
Los encuentros continuarán en Mar del Plata, Córdoba, y Buenos Aires. Concluirán el 16 de abril del 2005 en la Capital, con una asamblea nacional que sintetice todas esas reuniones.
Entre los presentes más reconocidos se encontraban: por el socialismo, el rosarino Hermes Binner y los bonaerenses Jorge Rivas y Ariel Basteiro. Por la CTA estuvieron, además de Víctor De Gennaro, el diputado Claudio Lozano, Pablo Micheli de ATE y nuestro secretario general, José Rigane.
Emocionado, De Gennaro enumeró sus sentimientos: alegría, temor y ganas. Luego de reconocer que los grupos dominantes suelen apelar al terror, comentó que “a través de su comunicación hegemónica nos dicen que seremos incapaces. Algunos ya nos están contando los días”.
Sobre las elecciones, para los impulsores de esta iniciativa, falta mucho. “Y eso no es esquivarle al bulto”, dijo Rigane, “es construir respetando las identidades y desde un objetivo primordial, salir de un modelo que sigue transfiriendo recursos de los más pobres a los más ricos”. “Nuestros tiempos son otros, nuestro tiempo es la vida”, resaltó Rigane, utilizando las palabras que De Gennaro expresó en el encuentro de Rosario.
{{{Las definiciones que entusiasman}}}
{{Éstas son algunas de las afirmaciones que sirvieron para el primer acuerdo del Movimiento Social y Político que se constituyó en Rosario:}}
– “Nos proponemos integrar un nuevo proyecto político, generar nuevas prácticas fundadas en la firmeza de los principios y en el compromiso de los objetivos.”
– “La potencia de la movilización popular y la ausencia de una experiencia política con capacidad de canalizarla definen la contradicción básica del momento político que transitamos.”
– “Esta contradicción se expresa cotidianamente en una gestión capaz de reivindicar la memoria de un pueblo y expresar la lucha popular a través de la recuperación de la ESMA, pero que permite la criminalización de la protesta social.”
– “Gestión capaz de señalar la corresponsabilidad del FMI en la crisis argentina, pero que acepta a dicho organismo como acreedor privilegiado.”
– “Ni el más fervoroso oficialista puede sostener que el justicialismo actual es la organización política que puede sostener el proceso de transformación que la Argentina necesita, ni sólo ni complementándose con la UCR, su aliado natural en el esquema bipartidista».