El Senado sesionará mañana para tratar de aprobar la ley que que convierte en impuesto y sube de 18% a 20,2% la alícuota de una tasa sobre el gasoil y el GNC, y el marco regulatorio para el GLP (gas licuado en garrafas). La semana pasada se cayó la sesión cuando se iban a tratar estos dos temas, que generan muy fuertes resistencias. La suba de la alícuota de la tasa sobre el gasoil y el GNC con destino al sistema vial y al subsidio del transporte tiene la férrea oposición del agro, que teme por el encarecimiento de sus costos. En el caso del marco regulatorio del GLP, la disputa es sobre la propiedad de las garrafas, que serán de las fraccionadoras. Las empresas distribuidoras insisten en que las garrafas tienen que ser del usuario, y se quejan de que el cambio de reglas de juego dejará a muchas Pymes fuera del negocio. También hubo denuncias sobre la posibilidad de que el nuevo marco impulse una suba del costo de la garrafa. Esto fue negado enfáticamente por el senador Nicolás Fernández, presidente de la Comisión de Combustibles. «No se invierte en el mantenimiento del parque, no se destruyen envases y tampoco se los renueva, ya que los que invierten y compran garrafas son saqueados por quienes no sólo no invierten, sino que usufructúan y gozan de la inversión de terceros», denunció el senador, en relación con la polémica con las distribuidoras. Fernández negó que exista una confiscación de la propiedad de la garrafa, pues el fraccionador está obligado a comprarle su garrafa a precio de mercado al usuario que acredite la tenencia, brindándole una nueva en comodato.