A partir de la promulgación de la Ley 26.020; denominada “Régimen Regulatorio de la Industria y Comercialización de Gas Licuado de Petróleo”, el gas de garrafas y tubos, ha sido confirmado como una mercancía mas, se le negó el carácter de servicio publico, tendrá precios referenciados en los pactados para su venta internacional y los envases pasaran gratis a manos de los oligopolios locales, todo a partir del pasado 7 de abril.
Resulta evidente que la política excluyente del Modelo, que convierte en mercancía las necesidades y derechos de la población, se mantiene vigente en la mente y en el corazón de aquellos que tienen la responsabilidad de gobernar nuestro país.
Este régimen regulatorio hecho a medida de los intereses y necesidades de las empresas que dominan el negocio del gas envasado, Repsol YPF, Total Gas, Extra Gas, y Shell Gas”perjudica, una vez mas al bolsillo de los mas necesitados, al no obligar a la utilización de costos internos para la fijación de los precios finales del gas, no declarar a la actividad gasifera de “servicio publico”, para garantizar el abastecimiento y calidad del gas; y al arrebatar la propiedad de las garrafas a los usuarios, que pagaron por los envases, y generaron un botín de mas de 1500 millones de pesos.
Desde la FeTERA, denunciamos este nuevo avance de las multinacionales por sobre los intereses del pueblo argentino, y exigimos de parte del gobierno el cumplimiento de sus propias declaraciones, en las que se compromete a “asegurar el suministro regular, confiable y económico de gas licuado de petróleo a sectores sociales residenciales de escasos recursos”.
El gobierno Nacional puso en marcha el Programa de Uso Racional de la Energía (PURE)
UN “PURE” QUE SABE A RANCIO
El gobierno nacional ha implementado desde el viernes 15 de abril, el Programa de Uso Racional de la Energía, PURE, que contempla los premios y castigos para los usuarios de gas, estableciendo recargos en las tarifas de aquellos que no ahorren lo estipulado por el mismo programa.
Esta situación ha sido presentada como una estrategia gubernamental para menguar los efectos de la crisis energética y al mismo tiempo, recaudar entre los consumidores, el dinero para ampliar las redes de gasoductos, que resultan escasas.
La verdad que el gobierno no pone a consideración, es que el PURE se aplica debido a que toda la cadena del negocio del gas y el petróleo, fue privatizada con en menemismo, y se entregaron todos los resortes de la política energética a las empresas multinacionales de la energía, fundamentalmente Repsol.
A partir de esta nefasta situación, que ya atravesó sin cambios los gobiernos de De la Rúa, Duhalde y lo que va de Kirchner, la energía ha perdido su carácter de recurso estratégico, y derecho humano, para convertirse en una mercancía, que es objeto de la especulación de las multinacionales que la poseen.
Esto explica, por que mientras desde nuestro país se exporta gas y petróleo hacia Chile, Brasil y Uruguay, donde lo compran en dólares, al mismo tiempo se exige un ahorro a los consumidores locales, que pagamos en pesos.
Este escenario seria comprensible si el gobierno estuviera obteniendo recursos (renta energética), para distribuiros a través de políticas que terminen con la indigencia, la pobreza y la desocupación; pero no es así, ya que casi toda la renta energética la exportan las multinacionales a sus países de origen.
No tiene sentido que a través de los castigos pensados, se recaude para pagar nuevos gasoductos, ya que estos servirán para que las mismas multinacionales, que ganan fortunas en dólares, aumenten la capacidad de distribución de energía, que además cobran, también por decisión del gobierno, a precios internacionales, cuando el gas y el petróleo lo extraen en la Argentina a costos seis veces menores.
El PURE, definitivamente, es consecuencia directa del modelo que nos llevo a la pobreza generalizada y a la falta de futuro. Es una medida continuadora del mayor despojo sufrido por la sociedad argentina y no solo huele a injusto; después de quince años de vergonzosa entrega; a esta altura, ya sabe a rancio.