Se programaron, además, reuniones quincenales de los funcionarios de Energía de ambos países para fijar las bases regulatorias a partir de las cuales se construiría el Gasoducto del Nordeste.
• Fuera de agenda Esta iniciativa salió de la agenda bilateral inmediata luego de que en Bolivia creciera la oposición a la exportación de gas y se dictara la nueva Ley de Hidrocarburos que eleva sustancialmente la carga impositiva a productoras.
Asimismo, las empresas petroleras hicieron saber a los dos gobiernos que la incertidumbre política en el país vecino había desalentado el desarrollo de las reservas que exige una inversión de u$s 3.000 millones para suministrar unos 20 millones de metros cúbicos diarios de gas a través del Gasoducto del Nordeste.
En tanto, la construcción del ducto requiere un desembolso de u$s 1.000 millones. •Compromiso Ahora, luego de que Repsol YPF dijo que mantiene interés en el emprendimiento, se renovaron las negociaciones bilaterales.
Fuentes argentinas dijeron ayer que «los gobiernos se comprometieron a fijar las bases que hagan posible el proyecto, y los funcionarios bolivianos parecen interesados en avanzar rápidamente, probablemente porque no quieren perder la alternativa del Gasoducto del Nordeste». Con todo, se está en todavía en una etapa muy preliminar, que depende de la evolución política en el país vecino.
A fines de setiembre, volverán a reunirse los ministros y se realizará la primera macrorrueda de negocios entre ambos países.
Las autoridades argentinas se comprometieron a realizar gestiones para que empresas locales brinden asistencia técnica a Bolivia para la conversión de motores diésel a GNC. Además, hay una oferta privada de la nación limítrofe para exportar 120 megavatios de energía eléctrica, que serían adquiridos por la distribuidora de Jujuy.