Tenemos muy presente que julio es una fecha muy significativa. Cada año, el 13 celebramos un aniversario más del Día del Trabajador de la Electricidad. Reivindica nuestros valores, nuestra lucha, nuestra mística.
Más allá de nuestra celebración, por supuesto, este julio de 2.005 será recordado en Mar del Plata por la primera marcha al estilo Blumberg, que reunió a parte de la comunidad bajo el pedido de seguridad, según un concepto impuesto, parcializado, interesado y cuestionable. Y será recordado en el mundo por las explosiones en los subtes del centro de Londres. Y también por la realización de 8 mega-recitales simultáneos pidiendo por el fin de la pobreza, a los mandatarios de los gobiernos más poderosos del universo. Un recital que seguimos por televisión, impactados por los rostros de los niños de África.
Tal vez sin advertir, tal vez de espaldas a realidades propias, mucho más concretas, palpables y duras que los datos del Instituto de Disfraz de Estadísticas oficiales (INDEC).
Y la gente, sin embargo, no se concentra para exigir que se distribuya mejor la riqueza, sino para pedir más policía y más cárcel para esos chicos que puedan sobrevivir a una muerte segura. Porque aquellos chasquidos de los dedos no sirven de simbología sólo para la muerte de niños, segundo a segundo, sólo en África.
Argentina sufre muchos atentados todos los días. En villas y en centros urbanos, en las provincias alejadas y en plena Capital. A eso también debemos decir ¡basta! todos.
{{La Comisión Directiva}}