A partir de la creación de nuestra revista, se generó un espacio de comunicación y cohesión que año a año reflejó la celebración del Día del Trabajador de la Electricidad, a la luz del momento por el que la organización, los trabajadores y el país fueron atravesando.
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El número 1, de Julio de 1.987, es en sí un documento histórico, ya que sale a la calle justamente para esa fecha, por lo que suenan naturales las primeras palabras con las que se dirige “a la gran familia de Luz y Fuerza. Esta fecha está inserta en la memoria y la conciencia de cada uno de nosotros (…) es peligroso no ubicar con precisión el momento histórico que vive la República, en una situación que se debate entre: liberación o dependencia…” y se firmaba “POR LA VIDA, POR LA PATRIA LIBERADA, POR UN MUNDO MEJOR”.
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Un año después de eso, la edición número 13 se encarga de mostrar que la celebración puede conjugar un asado con cuero, con el recuerdo de la fundación de la FATLYF, en el marco de lo cual se instauró en 1949 el Día del Trabajador de la Electricidad, a partir de estas palabras: “queremos rescatar la clara voluntad de aquellos lucifuercistas precursores”. Ya en ese momento los compañeros tomaban algo de esa calidad a partir de que comenzaron a denunciar “la entrega privatista de las empresas estatales bajo las variantes de ‘desmonopolización’, ‘provincialización’, ‘socialización’, etc.”, según planteaba la editorial.
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En la edición número 44, ya en 1.990, Isas Arias, Secretario General de nuestro gremio entre 1.969 y 1.976, expresaba, con motivo de las celebraciones, que cuando él estaba al frente del gremio “sufríamos los atropellos que, a consecuencia de un gobierno débil, provenían de los sectores militares, que llevaron hasta el congelamiento de la actividad sindical y la represión a todo intento reivindicador de los trabajadores. Con la vuelta a la democracia se obtuvo un nuevo convenio, y el ingreso a la empresa de Directores Obreros, además de lograr la aplicación del convenio en las cooperativas”.
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Un año más acá en nuestra historia, encontramos la nota Editorial del número 62, de julio de 1.991, que comienza describiendo los “duros momentos que vive el gremio por la situación afligente que transita el país” (en referencia a medidas del gobierno menemista).
Luego se pregunta “¿qué se conmemora en este nuevo 13 de Julio? Justamente en este tiempo en que nos encontramos combatiendo lo mismo que en aquel año de la fundación de la FATLyF, producto ahora del plan económico neoliberal que responde a los intereses de los sectores externos, con la trasnacionalización de la economía, la capitalización de la deuda externa. Seguimos luchando por la defensa del sistema eléctrico nacional”.
“Una llama que se mantiene viva” fue el título de la cobertura del número 64, de julio del mismo año. En esa edición hubo un reconocimiento a quienes forjaron nuestra organización, y comenzaba a señalarse la posibilidad de desintegración de la FATLyF por lo que se lanzaba una convocatoria “a todos los compañeros a poner el hombro”.
“Tendrán que quebrarnos para atomizarnos y sacarnos la convicción colectiva. Aquí reivindicamos nuestros derechos, legales y laborales, que no nos fueron regalados, sino que en todo caso, fue producto de la lucha de muchos años de sacrificio de muchos compañeros”.
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El número 81, de julio de 1.992, reproduce parte de las palabras de nuestro Secretario General, José Rigane, durante la celebración. En ellas, Rigane repasa las luchas del momento que, en varias provincias, sostenían compañeros de Luz y Fuerza, y describe también las de trabajadores de delegaciones de la zona: “nosotros estamos convencidos que hay que mirar más abajo. Hay que mirar sobre la base de los reclamos de los compañeros, y en función de eso, actuar. Y si miramos y pensamos en función de eso, no nos vamos a equivocar”.
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El 45° Aniversario coincidió con la publicación número 100, en el año ’93. La editorial de apertura de ese número extraordinario reclamaba la necesidad de “forjar un nuevo país”, y recurría al “¡BASTA!!!”, para exigir que se termine con la desocupación, la falta de salud, las deficiencias en educación, el remate del Patrimonio y la destrucción de la industria nacional, entre otras reivindicaciones fundamentales en la historia de nuestra lucha gremial. Volvió a marcar la necesidad de unidad, para reconstruir el tejido de la solidaridad. “Hay que enterrar el viejo modelo sindical sin renunciar a la lucha, y construir un nuevo modelo desde las bases”.El cierre fue todo un mensaje para ese momento y para todas las épocas: CREER EN NOSOTROS MISMOS.
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Un año después, nuestro aniversario fue cubierto por el número 113 de la 8 de Octubre. En la página 20, enmarcada en el recordatorio por el Día del Trabajador de la Electricidad, se expuso la denuncia a la FATLyF, que ya nos había expulsado en forma arbitraria e ilegal (como la historia deja demostrado), por armar una lista opositora para las elecciones en las que, pese al “dinero que le entregó” no hizo mella en nuestra construcción, y si dejó claro la pérdida de la dignidad de algunos que, “a cambio de promesas, se prestaron para romper con todos los principios de nuestra organización, contra los intereses de sus propios compañeros, los de ellos mismos y sus familias”, creando un seudo sindicato paralelo. También se siguió reclamando por 23 despidos y por la enorme cantidad de amonestaciones recibidas por los trabajadores, se destacó el apoyo de la comunidad marplatense, y se puso en valor el sacrificio de quienes sostuvieron la Carpa de la Solidaridad. “Reafirmamos la conducta que nos enseñaron nuestros mayores de continuar comprometidos en la defensa irrestricta de nuestros derechos”, terminaba la crónica de la contratapa.
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En 1.996, además de la edición 129, publicamos una Declaración, bajo la pregunta “¿No hay nada para festejar?”. Fue como un puente que sintetizó lo ocurrido con la Carpa de la diagonal Pueyrredon y Belgrano, pasando por la movilización del ’95, año de la caída del directorio de E.S.E.B.A. S.A., hasta describir aquella actualidad “en pie de lucha y reclamando el reingreso de los cesantes”, reconociéndonos como “la única organización representativa de los trabajadores”. El remate brindaba “Por la dignidad, por la lucha y la alegría, y por una vida mejor”.
La portada de aquella 8 de Octubre declama que “La dignidad y el honor de Luz y Fuerza Mar del Plata no se negocia”, cuenta los 880 días de lucha en defensa de la dignidad, el año de la renuncia del Directorio de la empresa, los casi 1.300 días de que la FATLyF nos haya expulsado. Para rubricar con que estas fechas “son el símbolo que no abandonaremos porque son también el aire fresco de la desobediencia debida”.
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Las páginas 2 y 3 completas del número 143, en el año 1.997, ilustradas con la imagen de la histórica Carpa y la marcha realizada en ese marco, recuerdan esa lucha de unos 3 años antes, y critican las privatizaciones por las que las empresas de servicios del Estado “fueron ‘tupacamarizadas’, descuartizadas, destrozadas, violadas, sin dar explicaciones a sus propietarios, los bonaerenses”. Y luego subraya que “el único camino es la estructuración de un poder capaz de revertir el plan económico social que ha sumido a los trabajadores y la inmensa mayoría del país en el hambre, la desocupación y la exclusión (…) Por eso pensamos que este 13 de Julio, además de un día de lucha, de un día difícil para nuestro gremio y para nuestra patria, también es un día de sueños, ¡adelante!”.
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La fecha fue otra vez tapa en el ’98, con la edición 152, en la que nos dirigimos “A los heroicos y dignos compañeros y compañeras del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata”. Se diferenció de los gremios traidores “fiel a los principios de siempre, que nada tienen que ver con el modelo sindical empresarial que practica la FATLyF, es que podemos afirmar que a la globalización, al modelo del sometimiento y explotación, lo vamos a derrotar si somos capaces de ser consecuentes en nuestra lucha”.
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“¡Con la dignidad de no haber claudicado, con el orgullo de resistir!” se tituló la editorial del 13 de Julio de 1.999, en la edición 164 de la 8 de Octubre, en la que se ratifica la lucha de quienes “cuando no se podía, ni se debía, fuimos los que dijimos ¡basta! y resistimos a lo largo y a lo ancho del país, y así, recuperamos nuestra esencia y mantuvimos en alto nuestros principios e independencia, junto a los compañeros que lucharon y luchan”.
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El número 190, en 2.002, tuvo que lamentar las muertes de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y ponerlos en la lista de los luchadores sociales asesinados por el modelo al que siempre nos enfrentamos, representado “por gobernantes que no se animan a contradecir ni con gestos los mandatos del Fondo Monetario Internacional”. Y señala que “en las raíces está la fuerza para crecer, para salir de esta nueva encerrona trágica”. Y completa con que “La luz es fruto de la energía. Y hoy todos necesitamos iluminar las ideas para acertar, para poder elegir, para coincidir en las acciones que impidan la caída de todo el pueblo”.
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Año 2.003. Casi ayer. Edición 199 de la 8 de Octubre. Adelantando el número especial después de otros doscientos y de 60 años de vida y de historia, la revista denuncia las maniobras de las nuevas manos que manejan las inversiones de E.D.E.A. S.A., con el objetivo de no pagar deudas y aumentar las tarifas. Y más de lo mismo, cero inversión, vaciamiento, tercerizaciones, incumplimientos, despidos.
Seguir contando desde ahí hasta hoy, es en realidad repasar el presente. Un presente con los mismos y nuevos conflictos. De las mismas y nuevas utopías. También de testimonios y espacios de encuentro con los compañeros de trabajo y de lucha.
Que sirva el repaso de este camino, como reconocimiento y como regalo.
{{¡Felicidades! que más que merecidas las tenemos!!}}