La construcción del gasoducto está trabada a raíz de los conflictos políticos que se suscitaron en Bolivia y que tuvieron a la provisión de gas como uno de los ejes de la disputa.
Esta obra es indispensable para el horizonte energético que necesita el país con vistas a evitar la escasez y apuntalar el crecimiento.
Por otra parte, De Vido anticipó la concreción de un encuentro político empresarial entre ambos países durante la primera quincena de setiembre, con el fin de analizar la problemática de la energía.
Según se dijo, ese encuentro incluirá una «macro rueda de negocios». De Vido viajó a Bolivia acompañado por el subsecretario de Combustibles, Cristian Folgar, según la información suministrada a la agencia Noticias Argentinas en Buenos Aires por voceros de Planificación.
Dunn y De Vido, que se encontraron pasado el mediodía de ayer en las oficinas de la estatal Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos, tratan, además, la elevación de los cupos de compra venta de gas boliviano y el precio por millar de BTUs (Unidad Térmica Británica).
Bolivia vende a 2,08 dólares el millar de BTU, precio acordado en una negociación en abril último y vigente hasta diciembre próximo.
Argentina, que enfrenta una crisis energética de proporciones que repercutió en Chile, intenta negociar un trueque, es decir gas natural a cambio de tecnología sobre industrialización de gas, la instalación de redes domiciliarias y la implantación de un sistema de gas comprimido para el parque automotor boliviano.
La construcción del GNEA implicaría la elevación automática de los volúmenes de importación hasta 28 millones de metros cúbicos (MMC), es decir 20,5 MMC/día más que la cantidad actualmente exportada.
Sólo un volumen de este orden haría viable la construcción del GNEA, un tubo de un metro de diámetro con capacidad para transportar hasta 30 MMC de gas diarios.
El gasoducto correrá en el extremo opuesto al construido en la década del ’70, por el que Bolivia vendió a Argentina 4.000 millones de dólares en gas entre 1970 y 1996. Por medio del GNEA, de 1.500 km. de extensión prevista, el energético boliviano podría abastecer a las provincias argentinas de Formosa, Corrientes, Misiones, Chaco y Entre Ríos.
Eventualmente también abastecería a los mercados de Uruguay, Paraguay y al de Chile.
El tubo, cuya construcción demandará una inversión de 350 millones de dólares y alrededor de 18 meses de trabajo, unirá los yacimientos gasíferos del sur de Bolivia con la provincia argentina de Santa Fe.
La negociación De Vido-Dunn tiene lugar dos días antes de que los cancilleres de Bolivia, Armando Loaiza, y de Paraguay, Leila Rachid, consideren, en una reunión prevista en la ciudad boliviana de Tarija, la construcción de un gasoducto entre el sur boliviano y el norte paraguayo.
Paraguay busca importar al menos tres MMC diarios de gas boliviano por un ducto de unos 300 km. de longitud. Ante el acrecentamiento de la demanda por el gas boliviano, la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH), que agrupa a 120 petroleras, entre ellas a 20 multinacionales que explotan los más ricos yacimientos gasíferos del país, advirtió que el incremento de las exportaciones exige una inversión de 600 millones de dólares.
Además, pidieron señales políticas de seguridad jurídica en el sector, en oposición tácita a la nueva ley de hidrocarburos, promulgada por el Congreso en mayo pasado y que eleva, de 16 a 32%, los impuestos sobre el producto, afirma en 18% las regalías, y recupera el control del Estado sobre los hidrocarburos en punto de producción.
«Hoy el país cuenta con una capacidad de producción diaria de gas de 35 MMC/día, de los cuales ya están siendo producidos 33 MMC/día.
Es decir, que incluso para atender las demandas de los compradores actuales se necesitan mayores inversiones», afirmó la entidad en un comunicado. «Para sustentar nuevas exportaciones de 20 MMC a Argentina se requieren alrededor de 600 millones de dólares en nuevas inversiones en perforación de pozos productores, en facilidades de tratamiento y en nueva capacidad de transporte de gas», consideró.
Poseedora de la segunda reserva más importante de Sudamérica (48,7 trillones de pies cúbicos – 108 billones de metros cúbicos- de gas), detrás de Venezuela, Bolivia exporta a Brasil un promedio diario de 26 millones de metros cúbicos (MMC) del energético y a Argentina 7,7 MMC/día.