Representantes estadounidense adoptó el jueves la versión final de una reforma del sector energético presentada hace más de cuatro años por la administración Bush, que podrá promulgarla cuando el Senado también lo apruebe, el viernes.
Esta reforma, de un costo fiscal de unos 11.500 millones de dólares, bastante más de los 6.700 millones de dólares que había previsto la Casa Blanca, es presentada por la administración como una manera de modernizar la política energética estadounidense, con el objetivo a largo plazo de reducir la dependencia hacia las importaciones de energía.
El paquete de medidas destina 1.500 millones de dólares al desarrollo de la energía nuclear y unos 2.000 millones de dólares para las compañías petroleras.
La reforma prevé una modernización de la red eléctrica, casi dos años después del gigantesco apagón que dejó sin luz al este de Estados Unidos y la región de los Grandes Lagos, el desarrollo de biocarburantes y estímulos a la producción de electricidad en base a fuentes de energía renovables.