El compañero secretario general nos resumió los puntos centrales de este nuevo cuello de botella con la privatizada. “EDEA no quiere reconocer que los 60 pesos otorgados por el gobierno nacional, a través de un decreto de ley, tienen que incorporarse al básico de cada categoría. Sin embargo, otras empresas, que están en igualdad de condiciones que EDEA desde el derecho convencional, como Centrales de la Costa, lo incorporaron como corresponde.”
Esta situación debe contemplarse en el marco de un contexto en donde no se registran aumentos salariales desde hace 12 años, salvo los otorgados por el gobierno nacional.
“Hoy se habla de aumentos de tarifas pero hubo momentos de vacas gordas, donde la rentabilidad era valor dólar y a la empresa nunca se le cayó una moneda”, describió Rigane. “El aumento salarial es urgente. En el sector administrativo, el deterioro del salario es muy importante, a lo que se suman otros retrasos como la del establecimiento de funciones y categorías que, ante la falta de discusión parita-ria, no se pudieron resolver.”
“La reestructuración de planteles en Inspección y Conexiones, el Call Center o Irregularidades y Servicios, sólo se discutió y se pusieron en marcha muy pocas cosas”, aseguró Rigane para destacar que “aún no se pudo firmar con la empresa un acta con el establecimiento de cargos y funciones; una estructura para saber a qué atenerse”.
EDEA escapa a esa decisión y trata de imponer situaciones de hecho.
“Hay una negativa del Área Técnica, Manual y Operativa a considerar planteos que se han realizado por cuestiones concretas, como la necesidad de modificar la estructura y planteles en Santa Teresita y San Clemente. Desde hace mucho tiempo la respuesta de la empresa es no responder o decir que se está estudiando el reclamo”.
{{{Las políticas de discriminación.}}}
El tema guardias pasivas roza lo discriminatorio. “Por esta cuestión que ha sido denunciado a la empresa, por ejemplo en Miramar, se recurre al trabajador, pagando horas extras, sin contemplar su disponibilidad y estableciéndose diferenciaciones entre los trabajadores que acceden a esas horas”, afirmó Rigane.
“La empresa rompe con la Convención Colectiva en materia de horarios de trabajo, cambiándolos y manipulándolos a su conveniencia. Una política similar es la que emplea con los francos y que intenta extender a otros sectores, como el de podadores, donde se reconocen gastos y viáticos que en otros sectores no se hace, lo que incentiva la política de la discriminación que venimos denunciando.”
“El plus de turismo, que se cobra una vez por año, siempre estuvo ligado al valor del salario mínimo, vital y móvil. Con la modificación del salario mínimo a 630 pesos, la empresa no lo reconoce y sigue pagando los 240”.
“Éstas son sólo algunas actitudes que pintan de cuerpo entero a la empresa. El silencio ante trabajadores que han tenido que aumentar la productividad, que debieron atender cada vez más suministros, mayor demanda. Trabajadores que han prestado permanente colaboración, como los compañeros del sector administrativo y de atención al público, que como contrapartida sólo han tenido problemas en su salud, depresiones o estrés”.
“Lamentablemente ésta es la política empresaria de EDEA, o de las jefaturas intermedias que, en estos temas cotidianos, inciden directamente, lo que provoca una serie de actitudes que nada tienen que ver con un buen desarrollo del diálogo.”