Bienvenidos a Mar del Plata, Argentina, Latinoamérica. Noviembre 2005.
Bienvenidos al tiempo y el espacio de los pueblos, a una posibilidad verdadera de debate, y de construcción de nuevas formas. Formas de organización, de trabajo. De vida. Bienvenidos a la III Cumbre de los Pueblos de América.
Cuando los trabajadores planteamos que es posible otra América, estamos hablando de una América en la que podamos tener la libertad de construir y desarrollar experiencias sindicales nuevas. Fuera de los modelos funcionales, sistemáticos.
Cuando exigimos otra América hablamos de un continente en el que los pueblos seamos soberanos sobre nuestros recursos, sobre nuestras tierras y fuentes de energía. Y que cada pueblo pueda decidir sus formas de integración y de negociación, equitativamente. Más allá de tratados y acuerdos y áreas que son estandartes del liberalismo, pensadas por gurúes y estadistas neoliberales, mercenarios del imperialismo.
Cuando hablamos los trabajadores, nos expresamos quienes somos el motor de este mundo conducido a distancia.
En Mar del Plata, noviembre 2005, esa distancia se achica. Aunque sea para que queden claras las diferencias:
por un lado, encerrados en una zona militarizada, un reducido y selecto grupo de mandatarios firmando papeles sin debate, en los que se define el destino de nuestras tierras, de nuestros recursos, de nuestro trabajo; nuestro destino.
Y afuera el pueblo. Trabajadores y desocupados, estudiantes, mujeres y niños, ciudadanos.
Con la oportunidad histórica de participar de la construcción y el fortalecimiento de propuestas, ideas y acciones que nos hagan seguir pensando, y luchando porque otra América es posible.