Desde la inauguración de la Cumbre, dirigentes de diferentes países coincidieron en rechazar el ALCA y en la necesidad de reafianzar la soberanía y la democracia. Caminos válidos para la construcción de la América que integra.
Durante los primeros días de debate muchas fueron las voces que, multiplicándose en los rincones del Polideportivo, coincidían en la necesidad de dar el paso que ubique a los pueblos en una instancia superadora. El eje pasaba en crear una muralla indestructible que permitiera frenar el avance de los tratados de libre comercio, la última mutación, junto a la militarización, del modelo neoliberal. La dirigente de la etnia quichua, Blanca Chancoso, remarcó la necesidad de oponerse a los Tratados de Libre Comercio que impulsa Estados Unidos. «Decimos no al TLC», afirmó Chancoso, «porque es una forma de quererse apropiar de la región amazónica, para apropiarse de los recursos naturales, apropiarse del agua y eso es apropiarse de la vida», agregó.
«Nosotros queremos la soberanía y queremos una verdadera democracia», puntualizó la dirigente indígena.
Camille Chalmers, integrante de la delegación de Haití, un país sacudido por el huracán neoliberal, señaló que en este marco «es necesario denunciar la doctrina de la guerra preventiva, estamos aquí para denunciar la doctrina de los estados caídos». El dirigente haitiano afirmó que «el ejemplo de Haití está muy claro para mostrar que la situación de empobrecimiento que estamos viviendo es producto del saqueo de más de quinientos años de dominación colonial y neocolonial».
Las voces seguían multiplicándose en talleres, foros, seminarios o simplemente un pasillo, un rincón, el cordón de la vereda. La presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, explicó que la Cumbre «no es solamente contra Bush sino contra la política de Bush y de estos imperios que nos quieren dominar».
Cortiñas añadió que «el no a Bush tiene que tener el contenido real de lo que nos está pasando, la dominación de nuestros pueblos que quieren llevar a delante».
{{«Traje mi pala para sumarme al entierro del Alca».}}
Entre las voces, había una esperada. Durante el acto de cierre de la III Cumbre de los Pueblos, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, reiteró que el Alca está muerta y que el pueblo de América latina está decidido a «derrotar el neoliberalis-mo». No se equivocaba, una marcha de más de 50 mil personas y un estadio de fútbol colmado lo atestiguaban.
Hugo Chávez llamó a enterrar el ALCA y a construir el socialismo del Siglo XXI, las sonrisas se multiplicaban en el ambiente.
{{«El capitalismo es, por definición, desigual.»}}
La voz del dirigente de ATTACK, Julio Gambina, avanzaba. En uno de los altos de las actividades de la III Cumbre de los Pueblos, la necesidad de continuar el debate desbordaba. Donde sea. Como sea.»El capitalismo realmente existente hoy es el capitalismo donde ejercen la dominación las grandes trasnacionales y está basado no sólo en la explotación de los trabajadores sino de las grandes empresas sobre las pequeñas y medianas empresas y productores del campo y la ciudad», puntualizó Gambina. A su lado, el economista de la CTA, Claudio Lozano, no se quedaba atrás y remarcaba que «el tema convocante es igualdad y soberanía como ejes para pensar la integración». El también diputado señaló que «las luchas que han puesto en marcha nuestros pueblos han permitido poner un límite a las estrategias de dominación». «Pero queda claro también -agregó Lozano- que, por lo menos hasta el momento, no hemos logrado afirmar estrategias de integración con el grado de profundidad que requieren las economías de la región o los pueblos de la región para efectivamente limitar la estrategia del ALCA que vienen planteando los Estados Unidos».