Cuando se modificó la Ley llamada “Banelco” -impulsada ésta por el gobierno de Fernando De la Rúa y Chacho Álvarez y denominada así pues era tan perversa que tuvo que ser “tarifada” para aprobarse- la CTA presentó una modificación que consistía en: la vigencia de las cláusulas de los convenios colectivos que fueran aprobadas por los que las vamos a sufrir o a gozar, los trabajadores, poniendo límite a la firma de acuerdos a la baja sin ninguna estrategia aprobada por los trabajadores y no delegar impunemente el “poder de la lapicera”.
El Gobierno no aceptó esta propuesta, que era avanzar en la democratización de las relaciones laborales. Más bien se abstuvo de discutir ésta u otras cláusulas.
No me opongo al aporte de los trabajadores a sus organizaciones, pues he aprendido que sólo nosotros podemos, con nuestro bolsillo, bancar o financiar nuestra autonomía. Y esto también es indelegable. Por lo tanto apruebo lo acordado por los trabajadores siempre y cuando medie su aprobación sin compulsión.
He defendido y defiendo la Libertad y la Democracia Sindical en todos sus términos. Lamentablemente este Ministro y el Gobierno no avanzan sobre las limitaciones de la Ley de Asociaciones Sindicales, superada por la vigencia de las normas de la OIT, supra-ley a partir de la Reforma Constitucional del ‘94.
La OIT ha calificado a las políticas gubernamentales desde ese entonces a la fecha, como incumplimiento de esos acuerdos y sus normas. Y no es sólo la no aprobación de la Personería Gremial de la CTA, sino también de las más de 1.970 organizaciones que, teniendo inscripción gremial, son verdaderos no-sindicatos, y están proscriptos para poder ejercer el derecho que les corresponde. Y lo mismo con las cientos de organizaciones que esperan su mera inscripción gremial, o sea, su personería jurídica.
La “Ley Banelco” significó el intento de legalizar la flexibilización laboral para permitir el trabajo en negro, precario, la baja salarial, y aumentar la rentabilidad de los grupos económicos que siguen depredando el país, inventando el hambre y la desocupación en una patria donde sobra comida y sobra trabajo, pues está todo por hacerse en su reconstrucción y liberación.
Por eso, hay modelos de país, modelos económicos, modelos de política, modelos de empresarios, y también modelos de sindicalismo, que sólo debemos, en libertad y democracia, decidir y construir los trabajadores con autonomía de los gobiernos y, mucho más, de los patrones.