{{Por José Rigane.}} Se ha puesto en marcha el mecanismo de convocatoria a elecciones. Ya hay fecha, el 21 de abril, y próximamente se convocará a una Asamblea General Extraordinaria que designará la Junta Electoral, la máxima autoridad del proceso. Más allá de las formalidades estatutarias y de las leyes que rigen a nuestra institución, que debemos cumplir, este proceso debe distinguirse por la participación del conjunto de los trabajadores, porque la organización sindical son los trabajadores. No es el Cuerpo de Delegados, no es la Comisión Directiva, es el conjunto de los trabajadores en el lugar en donde actúan. Esta conducción, a lo largo de este último período, ha intentado transitar desde ese concepto, lo que le ha permitido logros no sólo desde la gestión sino, también, desde el conjunto de los trabajadores. Es indudable que esta gestión, como todas, tiene aspectos positivos y otros que deberían mejorar, para eso, es necesario hacer las transformaciones imprescindibles que generen un aire nuevo. Consustanciando lo nuevo con la experiencia, para permitir el mejor resultado en pos de la construcción de una iniciativa de carácter colectivo. Es necesario convocar a la participación de las mejores voluntades. Mujeres y hombres participativos para continuar esa construcción. Entregar tiempo y compromiso al servicio de la lucha por los derechos de los trabajadores. Una renovación, un cambio de la conducción, tiene que vivirse a pleno. Es la oportunidad del debate, de decir lo que creemos y ayudar a producir los cambios que se necesitan. Si no lo vemos de esta manera, llegaríamos a la conclusión de que todo es bueno, significativo y que por tanto, no merece ninguna discusión, porque todo está bien. Y uno no tiene que discutir porque anda todo mal, sino lo tiene que hacer en el marco de que es imprescindible realizar cambios. Para ello debe haber participación, nadie va a venir a resolvernos los problemas. Se necesita compañeros que se animen a construir una organización comprometida, articulada con el conjunto de la sociedad, como lo ha venido haciendo hasta ahora. Necesitamos una organización con presencia, que sea capaz de construir la CTA, acompañando su desarrollo, su instalación definitivamente. Una organización que siga siendo un pilar fundamental en la construcción de la FeTERA. Que mantenga en alto las reivindicaciones del conjunto de los usuarios y establezca una política y una gestión gremial en donde no se vea la reivindicación del trabajador como una cuestión aislada. Pero sobre todo, es necesaria una organización que esté comprometida, a fondo, con los cambios políticos imprescindibles en el área energética. Que procure impulsar todo lo que tenga que ver con la eliminación de un modelo energético que fracasó, que está en manos de un oligopolio internacional y que tiene que recuperarse a manos del pueblo. Para eso tiene que haber no sólo comprensión, conciencia, sino compromiso en articular, en esa dirección, con el resto de las organizaciones, sean sindicales o no. Es la única forma de poder ayudar a una mejor integración en el orden regional en América Latina, pensando siempre en los derechos y reivindicaciones del pueblo y teniendo en cuenta que la energía sigue siendo estratégica y determinante a la hora de hablar de soberanía y de autonomía. Esta organización necesita continuar marcando una línea de acción que sostenga esta postura, y para eso hay que revisar cómo uno está trabajando y ver cuántas cosas tenemos que mejorar, cuáles son las que hay que profundizar y cuáles son las que hay que cambiar. Pero no hay posibilidad de esto sin participación y si no garantizamos un progreso político-social, económico y cultural que sepulte para siempre las políticas liberales y/o neoliberales en nuestro país.