La campaña de desinformación masiva impulsada por la prensa comercial transformó el reclamo obrero del norte de Santa Cruz en un hecho policial, abonando el camino de la represión estatal y la militarización de los pozos para garantizar los beneficios de las multinacionales petroleras.
Una tensa calma recorre el extremo norte santacruceño. Los trabajadores regresaron a los yacimientos, pero sólo se trata de una tregua inestable tras 18 días de duro conflicto, en los que los obreros petroleros de Las Heras (a los que se sumaron los de Pico Truncado), forzaron mediante huelgas, bloqueos a los accesos de los pozos y cortes de ruta; un acuerdo con las empresas multinacionales del sector y los gobiernos provincial y nacional.
{{La protesta de los trabajadores ya comenzó a dar sus frutos:}}
_ El aumento de la base del impuesto a las ganancias, que tritura sus salarios, se ha instalado en la escena nacional y desde el Ejecutivo han comprometido cambios a la brevedad. Más de 250 trabajadores de la construcción que realizan tareas en los yacimientos (mano de obra más barata), han sido incorporados al convenio petrolero bajo el principio de “igual trabajo, igual salario”. Las empresas se hacen cargo del pago de los días caídos.
{{Pero aún quedan por resolver otros reclamos}}:
_ La instrumentación de la Zona 1 (la más desfavorable) en el norte de Santa Cruz, que implica un 47% de incremento salarial para los petroleros de la Cuenca del Golfo de San Jorge. También queda pendiente la exigencia de una jubilación con 25 años de servicio sin límite de edad y con el 82% móvil de salario.
Tras esperar infructuosamente que el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Santa Cruz que los agrupa se pusiera al frente de sus demandas, los trabajadores resolvieron en asamblea iniciar acciones de protesta por fuera de la conducción sindical y fueron ganando la adhesión de los pobladores de la zona, lo que originó una situación incontrolable para los estamentos estatales y empresarios.
La provocación no podía demorarse. Cualquier cuestionamiento al diseño de concentración de la renta hidrocarburífera, la misma que genera para Repsol, Pan American Energy y Vintage Oil ganancias netas en la región de hasta 7.600 pesos por minuto, aún cuando sea en el nimio aspecto de los costos laborales, para las empresas privilegiadas, implica la generación de un clima de intimidación y represión de la protesta.
La justicia servil de la provincia de Santa Cruz siempre ha sido partícipe de los desalojos violentos y del encarcelamiento de los luchadores sociales, y la policía provincial, muy lejos de la exaltada defensa ensayada por el presidente Kirchner, es el brazo ejecutor de esta política. Ejemplos sobran: En septiembre de 2004 fueron encarcelados dirigentes de los desocupados del norte santacruceño por reclamar trabajo en la planta de almacenaje y despacho de Termap y en el municipio de Caleta Olivia, donde hay policías denunciados por apremios ilegales y torturas que incluyen la acusación de haber provocado la pérdida del embarazo de una trabajadora desocupada. Nuevamente, en julio de 2005, la policía detuvo a 47 desocupados tras una brutal represión cuando reclamaban trabajo a las petroleras de Cañadón Seco. Un mes después en un operativo conjunto con gendarmería, ejecutaron una verdadera cacería de dirigentes sociales en Caleta Olivia. Como dato aleatorio, vale aclarar que se trata de la misma fuerza policial que en octubre pasado se auto acuarteló en reclamo de mejoras salariales, ahora no dudó en reprimir a los dirigentes de la huelga petrolera.
Sobre la medianoche del 6 de febrero, Mario Navarro, el vocero de los trabajadores, fue detenido cuando comunicaba los objetivos de la protesta en una radio local y trasladado a la comisaría de Las Heras. Advertidos por la noticia, más de un millar de obreros y vecinos se movilizaron espontáneamente para reclamar la libertad del delegado encarcelado, siendo recibidos con balas y gases lacrimógenos por la policía. Pero ante la fuerza y la masividad de la pueblada se vieron desbordados y obligados a liberar a Navarro. En la refriega, que provocó heridas a una treintena de personas, fue herido el policía Jorge Sayago, quien falleció poco después en Comodoro Rivadavia.
Montada la provocación, se puso en marcha el entramado represivo: Poder Ejecutivo, garrote policial y persecución sindical. El Ministerio del Interior despachó casi 300 efectivos de gendarmería nacional a Las Heras. “Esta protesta se manchó con la muerte de Sayago”, afirmó Mario Navarro.
El título del diario Clarín en su edición del 8 de febrero (“Violento reclamo salarial: un muerto”), no deja dudas sobre cuál es la respuesta que demandan del gobierno las clases dominantes. Contener el reclamo salarial (en momentos en que los trabajadores recibimos sólo el 25% del ingreso nacional, pero aportamos más del 50% del total de la recaudación del Estado), mediante un escarmiento ejemplar sobre los petroleros de Santa Cruz para disciplinar al conjunto del movimiento obrero.
{{Panorama abierto}}
_ La larga mano de las multinacionales ha conseguido que el Estado militarice los yacimientos del norte santacruceño. Cientos de gendarmes en los pozos o patrullando las calles de Las Heras; operativos de requisa conjuntamente con fuerzas policiales, portando armas de fuego en los campos petroleros, en violación a las más elementales normas de seguridad; con personas extrañas que dicen ser de la Brigada de Investigaciones, que se trasladan en autos con vidrios polarizados y sin patente, amedrentando a las familias de los activistas, impidiendo la realización de asambleas de trabajadores en las empresas.
El cuerpo de delegados que encabezó la huelga se ha declarado en estado de alerta, demandando la inmediata restitución de los derechos democráticos de los trabajadores y el inmediato retiro de gendarmes y policías de Las Heras. La realidad confirma que las multinacionales petroleras sólo tienen por objetivo explotar hasta el agotamiento nuestros recursos del subsuelo y llevarse las abultadas ganancias.
Pero durante todo 2005 fueron innumerables los paros, movilizaciones y cortes de ruta de trabajadores petroleros, estatales y docentes, obreros de la construcción, pesqueros y mineros del carbón, desocupados de Santa Cruz, dispuestos a exigir trabajo, mejores salarios y condiciones laborales; cuestionando con su accionar el esquema vigente de apropiación de la renta petrolera.
Hoy más que nunca, la lucha por la recuperación del petróleo, el control de la producción y la comercialización de un producto clave para edificar una Argentina próspera e igualitaria, está en manos de los trabajadores. (Versión reducida)