En Guantánamo hay detenidos más de 500 hombres de 34 países. La mayoría están presos desde hace 4 años. A muchos de ellos no se les conoce ni siquiera el nombre y ninguno ha podido apelar, hasta ahora, su detención ante un tribunal.
La administración republicana siempre ha mostrado un olímpico desprecio por la opinión pública internacional sobre los más diversos temas. Sin embargo, en el caso de los detenidos políticos de Guantánamo y otras cárceles clandestinas que controla en varios países del mundo, el presidente Bush debería empezar a escuchar el clamor que ya no sólo viene de sus enemigos sino también de sus aliados cercanos. Y todos dicen: ¡Cierren esas vergonzosas prisiones!
Tanto el presidente Bush, como el secretario de Defensa Donald Rumsfeld y el Fiscal General, Alberto González, han reiterado una y otra vez que Estados Unidos no tortura y siempre actúa con apego a la ley. Sin embargo, poco a poco, la verdad se ha ido abriendo paso a medida que se han conocido las fotos de las torturas que se practican en las cárceles de Irak.
Y sabemos que en Guantánamo hay detenidos más de 500 hombres de 34 países. La mayoría están presos desde hace 4 años. A muchos de ellos no se les conoce ni siquiera el nombre y ninguno ha podido apelar, hasta ahora, su detención ante un tribunal. Presos que han tenido la suerte de ser liberados de ese infierno recuerdan a detenidos, desesperados por su situación, golpeándose la cabeza contra las paredes de las celdas. Supimos también que más de 60 presos realizaron una huelga de hambre en protesta contra los métodos coercitivos que utilizan sus guardianes.
Las denuncias de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidos sobre el trato que reciben los detenidos de Guantánamo motivaron que el Secretario General de esa organización, Kofi Annan, le exigiera al gobierno del presidente Bush el cierre de ese centro de detención. El New York Times, calificó a esa prisión, «la vergüenza de Guantánamo» y más recientemente el Parlamento inglés se sumó a las voces de gobiernos de todo el mundo que reclaman al presidente Bush que pare los abusos a los detenidos en el penal de la Bahía de Guantánamo y en las cárceles clandestinas.
Guantánamo, como el resto de las prisiones clandestinas, se ha convertido en una mancha para la democracia norteamericana y una vergüenza para todos los americanos que tienen dignidad y respeto por la condición humana. Esos centros de tortura violan las leyes de los Estados Unidos y pisotean tratados internacionales que han sido ratificados por nuestro país como son la Convención contra la Tortura y el Convenio Internacional de Derechos Civiles y Políticos.