“Repsol ha cometido un delito penal.”
Las palabras son del secretario general de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA), José Rigane.
Para el dirigente gremial, que junto a distintos dirigentes del MORENO (Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora), volvió a exigirle al gobierno una auditoria de las reservas petroleras luego de que el presidente de Repsol, Antonio Brufau, reconociera públicamente que las reservas declaradas como propias en Argentina debían reducirse en un 20 por ciento, “Repsol ha incurrido en una falsificación de información y apropiación de recursos que, por estar en nuestro subsuelo, pertenecen al Estado y no a quien tenga el contrato de concesión”.
El nuevo reclamo del MORENO, en ese sentido, se enmarca en la denuncia que realizara el Ministro de Hidrocarburos de Bolivia, doctor Andrés Soliz Rada, sobre el fraude contable realizado por Repsol, al declarar como propias las reservas hidrocarburíferas del país vecino.
“Los acontecimientos que se derivan del reacomodamiento de las reservas de Repsol YPF ha dejado al desnudo el fracaso del sistema energético basado en la propiedad privada, la extranjerización de recursos y el patrimonio y la segmentación” afirmó Rigane y subrayó que “los intereses rentistas de las empresas multinacionales y la voracidad demostrada no hace mucho tiempo por la Shell y ahora por Repsol, falsificando las informaciones enviadas a la Bolsa de Valores de Nueva York, confirman que el mercado sólo responde a los intereses económicos de quienes imponen las condiciones de sometimiento y depredación de los recursos naturales apropiados”. Rigane, quien integra la Mesa Nacional de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) como secretario de Interior, resaltó que “el gobierno argentino no tiene otra opción que cambiar su política energética recuperando los recursos naturales, ya que mantener esta situación es profundizar la crisis”.
“Los acuerdos con Repsol, que otorgan amplios permisos de exploración y concesiones en la plataforma marítima continental, que otorgan la libre disponibilidad de los recursos sin licitación alguna, están en el terreno de la política que en la tribuna se denuncia pero que en la práctica se mantiene.”
“No estamos hablando de cualquier cuestión, hablamos de un millonario recurso que hoy cotiza a 70 dólares el barril, factura en el país 22.000 millones de dólares anuales y deja una renta anual que supera los 12.000 millones, en una Argentina donde todavía hay un altísimo índice de desocupación y pobreza”, concluyó el titular de la FeTERA.
Por Alberto Morlachetti*
Utopía y Petróleo
-Todo tiempo tiene su utopía. Unas sustituyen a las otras. Lo que parece imposible en una época, es natural en otras.
Cuando Tomás Moro escribe Utopía en el siglo XVI hay caza de brujas y hogueras en las calles y se persigue a los vagabundos con castigos sangrientos. Moro lo transforma en la prohibición de torturar y son “la intolerancia y el fanatismo los que quedarán penados con el exilio”, escribe Vicent.
Pico de la Mirándola entusiasma con la dignidad del hombre; Campa-nella imagina el principio de la comunidad de bienes; Tupac Amaru despierta la nación Inca para que no “le roben la miel de sus panales” y Zapata quiere la tierra para el canto de las manos. Marx, como un fantasma, sigue las corrientes marinas y enamora en tierra firme con su sociedad sin clases.
Bellas ilusiones que no siempre fueron en la dirección prevista. Pero el sueño de la vida alimenta tercamente la utopía en los distintos tiempos del perturbador calendario humano.
El General Enrique Mosconi decía el 1º de marzo de 1928 en Bogotá: “Nos congrega, señores, el moderno dios de la paz y de la guerra: el petróleo” y agregaba, “mientras se debatía en el Congreso argentino el proyecto de Ley de Petróleo, se me preguntó cuál de los dos trusts, el anglo-holandés Royal Dutch, o el norteamericano Standard Oil, eran preferibles. Al fin de cuentas, los dos grupos son equivalentes y compararía con una cuerda de cáñamo al grupo norteamericano, y con una de seda al europeo; de modo que en respuesta a la pregunta que se me hiciera manifesté que si las dos cuerdas, ruda la una y suave la otra, han de servir para ahorcarnos, me parecía más inteligente renunciar a ambas, y resolverlo por nuestras propias fuerzas”.
Mosconi cuidaba esa “belleza incesante”, para que empiece el sol de una buena vez: en tres años con dineros propios construyó la mayor refinería de América Latina, cerca de la ciudad de La Plata. Sí, YPF fue uno de los goces mayores de los sentidos para el sueño que se aleja.
Nuestra tierra de abundancias derrama en las sedientas compañías petroleras doce mil millones de dólares anuales de ganancias -informa FeTERA- que se llevan en nombre de privatizaciones impuras. Mientras la miseria y el suicidio de los chicos del “fin del mundo” se convierten en ciudadanos privilegiados de Las Heras, en la Provincia de Santa Cruz, por nombrar “un lugar en el mundo”.
Tal vez sería el tiempo dorado de recobrar esa música antigua, entrañable, utópica, como el eco de un grito entre los sueños. Palabras que están escritas como testamentos vitales en nuestra historia. La existencia de Mosconi -nota de cristal en la memoria- hace que el combate tenga sentido. Quizás el porvenir esté en ese pasado de nombres germinales.
(Gentileza de Info MORENO).