El 1° de Mayo nos encuentra a los trabajadores movilizados. Una historia que se repite, porque forma parte de nuestra dinámica. Los derechos arrancados fueron logrados con la convicción de que teníamos que ser protagonistas. En ese proceso muchos compañeros dejaron su vida. Hoy continuamos arrancando, para recomponer los derechos avasallados, para defender los mantenidos, para construir una patria sin desigualdades. Dinámica dialéctica que nos ve protagonistas y enfrentando las contradicciones discursivas de un gobierno que habla de crecimiento económico sostenido, desde hace tres años; de empleo en blanco con una suba anual del 9 por ciento. Pero que omite que más de la mitad de esos trabajadores en blanco ganan menos de 600 pesos, cuando la línea de pobreza llega a 900; que se olvida de los trabajadores en negro, hoy casi la mayoría de la masa activa; que suspendió la aprobación de la reforma laboral -que terminaba con la flexibilización- por miedo a que los empresarios se levantaran de la mesa en la que se acuerdan los precios. Dobles discursos. {Más de lo mismo}, dirán otros. Condición dialéctica de la historia, en donde hoy, más que nunca, somos trabajadores. No existe otra manera de avanzar si no es reivindicando nuestra historia, nuestro protagonismo