En el escenario varias fotos del célebre guerrillero cuando la situación invitaba a todos a imaginar al anciano Ernesto Guevara cumpliendo sus 78 años, quizá con arrugas y algo encorvado. Ese ejercicio era posible apoyados en la actual figura y semblante del octogenario Fidel Castro, su compañero de combate.
El grupo que realizó el homenaje al Che estaba encabezado por el presidente indígena que llegó a ese cargo, justamente por aplicarlas ideas y la ética del comandante guerrillero.
En el homenaje no podía faltar el vicepresidente Alvaro García Linera, quien al haber transitado por la experiencia guerrillera, habló del tema con conocimiento de causa, con el permiso que se requiere para estos delicados asuntos.
También se destacaban en la testera los embajadores de Cuba y Venezuela, pero la prensa y el público puso especial atención en el hijo del Ché, Camilo Guevara, quien permaneció en silencio y meditabundo.
Al costado del escenario un data display proyectaba sobre un ecran la imagen del Che preso, con el cabello y la barba crecidos, desarreglados y esposado, evocando la figura de uno de tantos indigentes desaliñados que rondan por los mercados populares suplicando un mendrugo de pan.
Alrededor de todos, al menos 200 jóvenes, adultos, viejos y viejas mirando la historia con retrovisor y tratando de entender el amor que había llevado al Che y sus compañeros a pasar humillaciones, hambre y frío en los desolados valles bolivianos.
El presidente boliviano levantó el primer homenaje con un minuto de silencio. ‘Jamás traicionaremos la lucha del Che Guevara, de Fidel de Chávez y esto lo decimos en el lugar en el que nuestro hermano mayor perdió la vida’, sentenciaba al hacer alusión a las luchas y sacrificios que está costando que América Latina reivindique su dignidad.
‘Hoy el imperio levanta armas contra los pueblos y si lo hiciera contra Cuba o Venezuela o Bolivia, estamos dispuestos a poner nuestra propia sangre’, esbozando otro de los perfiles que marcará el rumbo de su gobierno.
Quedó muy claro para todos que el vicepresidente Alvaro García Linera estaba especialmente preparado para saludar al comandante guerrillero.
‘Si en 200 ó 300 años habremos de recordar el siglo XX será por un hombre que encarnó lo más estrictamente humano de las personas que es su compromiso por los otros, el dar la vida por el bienestar de los demás’, dijo tratando de hacer comprender, -a los jóvenes presentes en el homenaje- la mística guevariana de la solidaridad humana
‘Uno no puede dormir tranquilo, uno no puede comer satisfecho y uno puede descansar sereno si no busca y si no piensa de una u otra manera en acabar con la injusticia’
En el momento central de su intervención el vicepresidente miró a Evo y le dijo: ‘No cabe duda que sin Guevara Ud. no estuviera acá, no cabe duda que sin Guevara, sin Zarate Wilka, sin Tupac Katari, sin Bartolina Sisa, Ud no estuviera acá.. Los que estamos vivos, los que lo seguimos a Ud. tenemos que rendir honor a lo muertos, a los que nos enseñaron el camino y entre esos muertos que marcaron nuestra historia sin duda está el comandante Ernesto Che Guevara’.
El embajador cubano Rafael Dausá tomo la testera para recordar un escrito del comandante: ‘En cualquier lugar que me sorprenda la muerte bienvenida sea, siempre que ese nuestro grito de guerra haya llegado a un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas y otros hombres se apresten a entonar cantos virtuosos y nuevos gritos de guerra y victoria’.
A su turno el embajador venezolano Julio Montes se refirió al penoso esfuerzo de quienes pretenden callar las voces de lucha con las balas. ‘Que tontos fueron los que mataron al Che porque el Che está más vivo que nunca porque América Latina está luchando como nunca por su segunda independencia, algo que no la parará nadie y no nos parará nadie’.
Al final una torta en honor al comandante. Una torta con 78 velas, de las cuales la 39 representa su lucha gestando la revolución social en los Andes bolivianos.
En su cumpleaños Evo y Alvaro dieron un fraterno abrazo a Ernesto, al Ernesto de todos y al recordar el momento de su partida, le dijeron: ‘seguimos comandante’.