uando cumplimos 60 años de la fundación del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata señalamos la necesidad de «dejar de ser objetos transables y expectantes para pasar a ser protagonistas y constructores de nuestro destino». Así como este futuro nos demanda más y más protagonismo, también afirmamos que nos demanda «no olvidar» a los que posibilitaron este presente de sufrimiento y exclusión. Y que una cosa va de la mano con la otra. Que nos corresponde protagonizar las acciones necesarias para ajusticiar y revertir ese sufrimiento, esa exclusión. Y que, buscando en nuestra propia historia ejemplos a seguir, podemos encontrar esas señales reivindicatorias de los derechos y merecimientos de los trabajadores, del campo popular, enarbolados por quienes nos precedieron, y tomados como bandera también por quienes militamos este presente y esta construcción de un futuro que merezca ser vivido dentro de nuestra organización gremial, y de los espacios con los que comparte la construcción, como la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina, principalmente.
{{{Nuestro origen}}}
La Federación nació en 1944, como respuesta a los atropellos que se cometían contra los trabajadores de las empresas privadas de electricidad, en manos de capitales extranjeros. Era una época en la que se alentaba la creación de gremios, entendidos como verdaderos espacios organizativos, reivindicatorios, y de lucha, ineludiblemente, en defensa de derechos hasta aquí vulnerados casi naturalmente. Y en cada lugar, las particularidades propias iban generando procesos de avance organizativo, con diferente grado de celeridad. Es así como, incluso antes de la creación de la Federación, en octubre de 1943 ya se había producido la fundación del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata. Un histórico 8 de Octubre, del que ya han pasado más de 60 años, a través de los cuales intentamos ratificar el rumbo de quienes pensaron y comenzaron este camino, y de grandes luchadores que nos precedieron en la lucha. Aquí mismo, y en todo el país.
El momento del origen, fue una etapa auspiciosa para los trabajadores, que comenzamos a ser protagonistas sustanciales de la historia argentina. Por esos años se echaron las bases de la inmensa tarea fundacional que Luz y Fuerza desarrollaría en los años sucesivos para construir una organización fuerte, que fue capaz de lograr importantes conquistas laborales y sociales. Así se fue consolidando la conciencia sindical de que con unidad y solidaridad y con una organización gremial poderosa, pueden lograrse metas que parecen imposibles de alcanzar.
El 13 de julio de 1948 se conformó la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza. Y también un 13 de julio, de 1949, se firmaba el primer Convenio Colectivo de Luz y Fuerza con alcance nacional.
{{{Luchas históricas}}}
Es posible decir, como síntesis de nuestra historia, que la construcción de nuestra organización se dio a la luz de las luchas sostenidas, y de cada avance de los trabajadores. Así como es necesario admitir que hubo etapas de retroceso marcado, a partir de claras políticas de destrucción de la clase obrera y de las condiciones mínimas de dignidad laboral.
Luego de aquel inicio auspicioso, Luz y Fuerza protagonizó una larga etapa de lucha por la defensa de las conquistas laborales y sociales que se habían logrado, por la recuperación de las organizaciones sindicales y por restablecer la democracia y la Constitución, es decir el derecho del pueblo de decidir su destino, sin proscripciones, sin dictaduras. La lucha sindical se vinculó indefectiblemente con la lucha política por la liberación nacional. Es en esta etapa que surge la figura de Agustín Tosco. Luz y Fuerza se convierte así en un protagonista destacado de la lucha del pueblo argentino, que tiene una de sus expresiones más significativas en el Cordobazo y que culminó con la llegada al poder de un gobierno elegido por el pueblo en 1973. Durante esa etapa de luchas, el Gremio sufrió intervenciones, la cárcel de sus principales dirigentes, entre ellos el gringo Tosco, su fallecimiento y la desaparición de varios dirigentes a manos de la dictadura militar que se apoderó del gobierno en 1976, al tiempo que impidió el desarrollo natural y más que nunca necesario de nuestra organización.
{{{El pasado reciente}}}
Hablar sobre la vuelta a la democracia genera contradicciones. O más bien, la necesidad de diferenciar etapas de expectativa, de calor popular, y otras de sosiego. En esta descripción puede caber el período anterior a la década nefasta para las grandes mayorías del pueblo, y particularmente para los trabajadores, que significó el gobierno menemista. Aún antes de su llegada, y especialmente durante su primer período de gobierno, debimos alertar y denunciar un plan macabro que marcó nuestra historia para siempre. Se decidió la provincialización -primero-, y luego la privatización de las empresas de energía, con la complicidad de quienes dirigían la FATLyF. Desde allí, comenzaron a desarrollar un proyecto empresarial, se aliaron a los sucesivos gobiernos, y también a las cúpulas patronales, junto a quienes terminaron de aniquilar los derechos por los que luchamos 60 años. Traicionaron a quienes los precedieron, y nos expulsaron por no querer participar de un negocio pensado y ejecutado a espaldas de los trabajadores y en contra de sus legítimos derechos. Y nosotros le dimos continuidad a las reivindicaciones históricas, y redoblamos el esfuerzo, para continuar defendiendo a los compañeros y al mismo tiempo construir una nueva y superadora organización. Por el único camino.
{{{La construcción de lo nuevo}}}
Levantar la FETERA no fue fácil. Pero es un enorme orgullo contar el esfuerzo desarrollado para construir organización, para hacer posible una identidad perdurable, una oportunidad, una valoración de la cultura del trabajo, un acercamiento al resto de la sociedad, una consolidación de un nuevo concepto de energía que permita dar discusiones, y afianzar que el reclamo por la recuperación del patrimonio es legítimo y nos debe involucrar a todos. Y contamos 10 años sumando esfuerzos, junto a los trabajadores del gas y del petróleo, de la industria química y petroquímica, del carbón, de la energía nuclear, del agua, y de las grandes hidroeléctricas binacionales.
{{{Nuestro día}}}
Decir ‘nuestro día’, decir ‘hoy’, debe obligarnos a pensar en esta historia. Y la sintetizamos, justamente, para tenerla en presente. Para permitirnos volver sobre las referencias históricas que constituyen nuestra identidad. Sin idealizar. Pero bajo el compromiso de lealtad y sacrificio también hoy. Entonces sí entenderemos esta fecha, no sólo como el momento de festejo, de celebración. Sino como un hoy con desafíos, con consignas, con objetivos, necesidades. Las necesidades de hoy siguen estando vinculadas al avance de las políticas neoliberales impuestas durante las últimas décadas. Que profundizaron un cuadro de cada vez mayor desocupación, mayor exclusión, mayor nivel de pobreza e indigencia, dificultad en el acceso a la salud, a la educación; en el que llegar a la vejez se ha convertido en un infierno. Y ante eso, hoy, y en el futuro cercano, se hace indispensable la organización. La necesidad de constituir una resistencia. E iniciativas de construcción, propuestas, integración. Que podamos pensar los trabajadores, los jubilados, los desocupados, los pobres, los indigentes, los estudiantes; los sectores populares recorriendo juntos un mismo camino. Un único camino.
Cuando esta edición de la «8 de Octubre» esté en las manos de todos los compañeros, esas manos estarán levantando la copa con la que brindaremos juntos, el 13 de Julio, por un nuevo aniversario del Día del Trabajador de la Electricidad.