Ahora descubrimos que puede haber un colapso energético el próximo verano.
Ahora, tal vez para seguir justificando la política nacional de tercerizar, extranjerizar y endeudarnos, aparece como la salvación el pedido de fondos para financiar a las empresas que prestan los servicios.
Recién ahora los medios nacionales hacen campaña por los desarreglos en materia energética, que arrastramos desde las privatizaciones, cuando se arruinó una inversión y un trabajo centenario.
Ahora es título la deuda por nuestras represas y la manera tan particular en la que la acreditaremos. Y de terminar su construcción en un plazo de 6 años, que excede la gestión actual, y hasta un posible próximo mandato, y del que ha pasado ya la mitad del tiempo, y sólo se ha concretado en un 10 por ciento.
Hasta desde Estados Unidos ahora surgen estudios en los que se habla de una crisis energética en nuestro país.
Incluso bajo las sospechas de operaciones y campañas malintencionadas, es necesario y justo arrogarnos que si hoy, mal y tarde, la energía es un tema de agenda para los medios nacionales, lo es -en todo caso- a partir de haber machacado tanto desde nuestras organizaciones. En representación de legítimos valores para los trabajadores y el pueblo.
Y entonces éste es un resultado.
Ahora todos hablan de energía. Sólo falta que nuestra lucha, y la justicia de lo que seguimos reclamando, se refleje en las decisiones y el rumbo que se le dé a una verdadera política energética nacional.