La tarde marcaba la cuenta regresiva del día y el hombre tiene otra predisposición. Es el momento del día cuando cualquier diálogo fluye y el oído está más atento. Síntesis ideal para cualquier entrevista. Milano pone su parte para lograr esa síntesis y nos compromete. Las palabras se corporizan en imágenes. Imágenes de la historia de un sindicato que nació desde la solidaridad y también la exportó.
“La solidaridad entre sindicatos fue una herramienta necesaria para la consolidación y multiplicación de la organización de los trabajadores y nuestro sindicato es hijo de esa solidaridad”, señala el compañero que ingresó a la Compañía de Electricidad del Sud Argentino el 28 de enero de 1951.
Un ingreso que lo iba a marcar para siempre. A los dos días de iniciar su actividad laboral, en la sección de Conexiones, Milano se iba a enfrentar a un hecho desgraciado. Ortega, su compañero de conexiones muere electrocutado, al hacer una conexión en una línea de 220w. Milano recuerda que “en forma inmediata se paralizó el trabajo en toda la empresa y en el velatorio conocí a todo el gremio. Sin duda que no fue ésta la mejor manera, pero descubrí, en ese conjunto de hombres y mujeres que estaban penetrados de una profunda sensibilidad y solidaridad”.
{{{El Tránsito}}}
“Recuerdo que, cuando ingresé a la empresa, inmediatamente me afilié al sindicato que funcionaba en Rivadavia y 20 de Septiembre, en el fondo de una colchonería. Al poco tiempo, se compró y refaccionó un local en la calle Moreno, donde hoy está la CTA local. Hasta que, después del 55, se le compró al Club Quilmes el edificio que actualmente ocupa el gremio”, asegura el compañero jubilado quien rememora que “el salón de asambleas tenía piso de madera, y los encuentros eran multitudinarios. Era tan así que un día se cayó el piso, por la cantidad de compañeros presentes. Por suerte fue sólo un susto”.
{{{Cultivar solidaridad}}}
Luz y Fuerza no sólo se convirtió en un gremio combativo, sino que fue emblema, en el país, de la solidaridad. Milano recuerda que, en plena dictadura, muchos dirigentes gremiales eran “guardados” de las persecuciones policiales. “Recuerdo cuando guardamos a Volpino Cortés, del gremio de la construcción, lo protegimos y no dejamos entrar a la policía, porque primaba la condición de clase”, asegura el compañero.
Milano, quien comenzó desempeñándose en la sección de Conexiones, que funcionaba en Belgrano y Pueyrredón, también experimentó esas persecuciones en carne propia. Su militancia y compromiso lo llevó a conocer la cárcel en varias oportunidades y fue cesanteado junto a otros compañeros al producirse el golpe de estado del 76, cesantía que se prolongó por doce años.
{{{El orgullo de ser delegado.}}}
Milano cumplió, además, funciones de ayudante del inspector de medidores, dibujante en oficina técnica, cobrador domiciliario del servicio eléctrico, toma estados de medidores y administrativo, hasta su jubilación en 1990.
En el gremio fue delegado de sección en varias oportunidades, miembro de Comisión Directiva, delegado en los congresos de la Federación, de la que llegó a ser miembro del consejo central. Además, fue delegado a la CGT local.
El compañero resalta que fue parte de una generación de trabajadores que buscaron darle valor y contenido al papel del dirigente y su masa de afiliados. “Debatíamos en nuestras asambleas los grandes temas del país y, por ende, de nuestro gremio, impulsando la lucha por las reivindicaciones sociales y políticas. De ahí surgían los mandatos de los delegados a los congresos de la Federación y los plenarios de la CGT”, cuenta.
“Esta dinámica construyó una forma nueva de hacer sindicalismo, desde el debate y la acción, y Luz y Fuerza Mar del Plata, junto a Córdoba, fueron pioneros que levantaron verdaderos armados dentro de la Federación, permitiendo a los trabajadores avanzar sin escapar de los escenarios políticos, sociales y económicos del momento”, completa Milano.
Los sindicatos de Luz y Fuerza de Mar del Plata, Córdoba, Capital – Estado (así se llamaba al sindicato de Agua y Energía de Capital Federal), San Nicolás y Venado Tuerto, fueron pioneros de esta forma de hacer sindicalismo y el compañero rememora nombres como Tosco, el compañero Cid de San Nicolás o Ponce y Soto, de AyE, o Alberto Lema, de Mercedes y nuestros compañeros Cionfrini y Arias, como referentes de esa nueva forma de hacer sindicalismo.
{{{El recuerdo de Tosco.}}}
Para Milano, “Tosco se destacaba de todo el resto. Era un tipo sencillo, pero con una presencia imponente que lo hacía mostrar distinto. Era una persona muy cálida e insobornable. Un luchador incansable. Profundamente sensible y solidario. Era un tipo de una gran capacidad, manejaba cualquier tema, mas allá de la aureola que se le pueda construir.”
Y recuerda: “En los congresos de la Federación, su voz ronca y apasionada, con la contundencia de sus argumentos, podía dar vuelta cualquier votación adversa a los intereses de los trabajadores”.
{{{El estigma de ser de izquierda.}}}
Milano militó políticamente desde su juventud, lo que se convirtió en un verdadero estigma para su tarea gremial. “Ya en 1953 era miembro de la Comisión Directiva junto al compañero Arias. Al poco tiempo, el entonces secretario del gremio, compañero Ángel Ríos nos pide la renuncia a la C.D. porque nuestra ideología era contraria a la del peronismo, hecho éste que se generalizó en todo el movimiento obrero. En nuestro caso, nos opusimos por considerarlo antidemocrático e injusto, al resistirnos a presentar la renuncia, convocan una asamblea regimentada y nos expulsan del sindicato por veinte años. A pesar de ello, nunca dejamos de concurrir al gremio”, evoca.
“Tiempo después del golpe de estado del 55, y al estar en acefalía la organización, la misma se convoca en Asamblea extraordinaria, un día domingo. Con presencia unánime, se eligió una nueva Comisión Directiva encabezada por el compañero Cionfrini. En esa misma asamblea, por unanimidad, se levanta nuestra sanción”, rememora el compañero Ricardo.
Y reflexiona: “Nuestra lucha era la lucha por el trabajador y no por una bandera. Por eso, cuando se venía el golpe de la Libertadora, fuimos nosotros, los de izquierda, los que le planteamos a los dirigentes del sindicato la necesidad de movilizar a los compañeros. Pero ellos pensaban de otra manera. Ellos subestimaron el golpe y a la vez mostraron mucho miedo y cobardía. Por eso no hicieron nada”.
{{{Cionfrini.}}}
“Cionfrini tenía un don de gente muy poderoso. Se relacionaba como uno más, sabía que era uno más y cuál era su mandato, mandato dado por el resto de los compañeros”, dice Milano y agrega: “Él, por el tipo de trabajo en la empresa, tenía contacto muy fluido con la gente. Era un verdadero comunica-dor social, por eso fue capaz de nuclear todos los pensamientos e ideas. Era un hombre de una enorme capacidad organizativa e intelectual, que tenía la virtud de expresarse con enorme claridad y sencillez. Una persona admirada, recordada y respetada.”
Milano recuerda los años del 55 como momentos difíciles. „Eran tiempos de luchas, atropellos e intervenciones a los sindicatos, con cesantías y persecuciones a los dirigentes más combativos. Fue un golpe muy duro para el movimiento obrero”, explica.
En ese momento se formó el Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical (MUCS) que luchó por la democracia y la libertad sindical. “Un movimiento que en la acción mostró la amplitud y que el trabajador debía poner, delante de toda su lucha, su condición de clase. Allí se reunieron socialistas, peronistas, comunistas, todos con un objetivo: la democracia y la defensa de los derechos ganados por los trabajadores.”
“Fue tan fuerte ese Movimiento que los actos contra la dictadura eran multitudinarios y en lugares emblemáticos. Recuerdo ese gran acto realizado en el Luna Park, a poco tiempo del golpe de estado, hablando el compañero Rucci por la CGT y Marischi (comunista), del MUCS. A pesar de lo masivo del encuentro, la policía ingresó intempestivamente, reprimió y tiró gases lacrimógenos. Era muy difícil, pero nosotros teníamos muy en claro cuál era nuestra lucha.”
Pero esto no se daba únicamente en marcos dictatoriales. Las débiles democracias de los 60 mantenían a los trabajadores en estado de movilización permanente. Milano recuerda que “en el 63, durante el gobierno de Illia, se decreta el estado de sitio en todo el país y fueron detenidos miles de militantes políticos y sindicales, entre ellos tres compañeros de Mar del Plata: Arias, Torres y quien les habla. Recuerdo que nos llevaron a la brigada de investigaciones que estaba en la calle Mitre. Enseguida el gremio se movilizó, convocados por los compañeros Reyna, Murguía y Bonecco. Aquella movilización ejemplar logró nuestra liberación”.
La identificación de esos compañeros multiplica otros nombres que considera esenciales en la historia del gremio: los hermanos Scagliola, Barrionuevo, el portugués Andrade, Galera… y se detiene y sintetiza un todos, para que el olvido no provoque ninguna injusticia.
{{{Smith.}}}
En 1958, el sindicato logra una plaza en el Consejo Central de la Federación y Milano es elegido para representarlo. “Era un mandato por un año y allí conocí a Oscar Smith, desaparecido en el período de la Triple A, preludio del sangriento golpe del 76. Él era un hombre lúcido, de gran capacidad de trabajo e inteligente. Muy activo y, si bien rozaba la ortodoxia peronista, siempre hacía primar la clase y estimulaba el diálogo. Creo que los sindicalistas y políticos identificados con el colaboracionismo de clase, fueron quienes lo entregaron”, lamentó Milano.
La CGT de los Argentinos, lo del MUCS, el Cordobazo, el golpe del 76, las cesantías, la lucha por la democracia, su viaje a la ex Unión Soviética y la privatización de la energía, son temas que nos quedan para una segunda parte. Temas para despuntar la historia, para marcar la cancha, para soñar futuro.