En aquella primera oportunidad, Chávez había obtenido el 56% del total, con 3,6 millones de votos. Dos años después, tras reformar la Constitución en la llamada «relegitimación de los mandatos», logró el 59% con 3,8 millones.
Luego del golpe de Estado de 2002 y del paro petrolero-patronal que detuvo al país a principios de 2003, esta misma oposición organizó un Referéndum Revocatorio en agosto de 2004 que pretendió dar por tierra con el proyecto liderado por Chávez. En aquel momento, el candidato del gobierno obtuvo nuevamente el 59% de los votos, pero esta vez ante un registro electoral mayor, concentrando 5,8 millones de votos válidos.
Lo cierto es que las elecciones del pasado domingo batieron records de asistencia. El 24 % de abstención supone la cifra mayor de participación de los últimos 18 años en una democracia en la que el voto no es obligatorio.
{{{Conciencia a las urnas.}}}
La campaña mediática antichavista pretendió minar la legitimidad de los comicios apelando a varias artimañas destinadas a fomentar el desconocimiento de los resultados del proceso electoral. El sistema de votación electrónico venezolano fue puesto en cuestión desde todos los medios privados de comunicación, verdaderos órganos de propaganda partidista.
Pero esta estrategia se vio repelida por una fuerte campaña de información puesta en práctica no sólo por el Consejo Nacional Electoral, sino por las propias comunidades organizadas. Cada uno de los pasos de la instalación de las mesas, del voto, el escrutinio y la auditoría fueron difundidos y discutidos. Se organizaron batallones y pelotones-ciudadanos de campaña que se dieron a la tarea de promover la participación mediante la discusión y la movilización permanente.
Organizaciones sociales como el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora y la Unión Popular Venezolana impulsaron planes de contingencia ante posibles escenarios de conflictividad social. “Si se vienen con un 11, les saldremos con un 13”, avisaban los muros grafiteados, aludiendo al golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y el ya mítico regreso de la Revolución al poder dos días después.
{{{A profundizar la Revolución Bolivariana.}}}
A partir de ahora la Revolución Bolivariana entra en la llamada “segunda fase” del Proyecto Simón Bolívar, que traza los objetivos de la Quinta República durante el Siglo XXI. “La nueva época que hoy comienza tendrá como fuerza central y fundamental la profundización, ampliación y expansión de la Revolución Bolivariana que anunciaba el Libertador Simón Bolívar en 1819”, subrayó el presidente reelecto en un discurso pronunciado el domingo bajo la lluvia, ante miles de simpatizantes.
Una Asamblea Constituyente, a partir de la cual imprimir una “nueva arquitectura al Estado”, parece ser una de las ideas que más le atraen a Chávez. El presidente venezolano ha expresado en varias ocasiones que con la estructura actual es imposible alcanzar la democracia real, y mucho menos el socialismo.
La consolidación de los Consejos Comunales, como instancias barriales de auto-gobierno, materialización de proyectos y manejo de recursos públicos, son otras de las tareas pendientes. El avance de este modelo es crucial en la labor de descentralización del Estado, y de lucha contra la burocratización.
Otro punto importante en esta nueva etapa será la relación con los medios de comunicación privados. Y esto se vislumbra si tenemos en cuenta que en pocos meses se vencerán las concesiones de Radio Caracas Televisión y de Globovisión, dos de los canales más reaccionarios de Venezuela.
El dilema está planteado. Hay quienes públicamente exigen que esas licencias no sean renovadas, y que las respectivas frecuencias sean entregadas a cooperativas. Hay quienes plantean que es necesario llamar a un Referéndum Consultivo, y que sea el pueblo quien decida si se renuevan o no esas concesiones.
Un punto clave es que ninguno de estos canales, activos partícipes del golpe de Estado de 2002 y del Paro Petrolero, fueron sancionados oportunamente. Es por ello que el “cobro de factura” pareciera ser el desenlace lógico de esta confrontación que los medios creyeron tener ganada.
Pero lo cierto es que serán las organizaciones del pueblo quienes deberán dar la batalla por la profundización de la Revolución Bolivariana, con o sin golpistas en el medio. Y esta profundización se muestra como el principal anhelo y el reto principal de los venezolanos.