La explotación de los trabajadores de planta: hoy la empresa, con casi 50 mil usuarios más en el Partido de General Pueyrredon, cerró 4 centros de atención al cliente, manteniendo sólo uno (en Independencia al 1500), a pesar de que el contrato de concesión le indica lo contrario, contando con una planta de personal de 30 trabajadores para atender los reclamos de 450.000 usuarios.
Un ejemplo es relevante: los vecinos de la ciudad de Batán (en el partido de General Pueyrredon) deben realizar 15 kilómetros para ser atendidos por cualquier cuestión que atañe al servicio.
“Desde el 97 se han multiplicado las bajas por estrés laboral, con diferentes consecuencias que afectan la salud de los compañeros y, actualmente, hay tres trabajadores faltando a sus tareas con carpeta médica. Algunos trabajadores se han incorporado, después de largos períodos de ausencia por stress laboral y ya no pueden volver a atender al público”, aseguran desde la secretaria gremial.
“Todo esto muestra una intencionalidad del Grupo Camuzzi: avanzar sobre uno de los sindicatos combativos, más consecuentes con la lucha de los derechos de los trabajadores. Para una multinacional, llevarse en la mochila un sindicato de estas características es todo un logro, todo un trofeo de guerra”, señala Axel Zárate, para proponer que ante este escenario “la empresa nos está llevando a la disyuntiva de ellos o nosotros. No hay posibilidad de convivencia de esta manera”.
Las caravanas que se multiplican todos los días, las radios abiertas y los escraches a quienes persiguen a los trabajadores que defienden sus derechos, son las modalidades de lucha que nos mantienen protagonistas.
“La modalidad del escrache intenta convertirse en una acción que sirva de espejo. Es devolverles, a los gerentes y jefes de área de esta empresa que despiden trabajadores, que los presionan, acosan o explotan, su propia medicina. Cuando nos acercamos a sus barrios y les contamos a sus vecinos quiénes son, a ellos les molesta el que dirán, les aterra. Hace unos días estuvo Matías Bourdieu, el presidente del directorio del Grupo Camuzzi, y desde una radio abierta le explicamos por qué los escarches se han convertido en una modalidad de lucha. Se lo explicamos con una pregunta: si ellos saben lo que siente una familia de un trabajador que fue despedido. O las familias de los compañeros delegados y de Comisión Directiva que son perseguidos y que reciben cartas-documento en sus casas. El dolor para los compañeros y sus familias es muy grande”, resumió Zárate.
{{{“El poder ecoconómico de EDEA ha servido para silenciar”.}}}
Consultada por “8 de Octubre”, la legisladora radical afirmó que lo más preocupante es que “este escenario resulta a veces imposible de denunciarlo por distintos medios de comunicación, porque muchos medios no pueden hablar de EDEA en estas circunstancias, ya que el poder económico silencia”.
Para Baragiola desde el legislativo provincial y nacional se le debe exigir al gobierno provincial que cumpla con lo que corresponde a leyes laborales y que “también cumpla con la propiedad participada y la entrega de acciones que le pertenecen a los trabajadores” remarcó la diputada nacional. “Estas cuestiones se pueden trabajar desde las cámaras y los trabajadores deben comprometer a los legisladores en ese marco” aconsejó Baragiola.
{{{“Cuando los incumplimientos se repiten no hay que descartar la clausura.”}}}
Consultado por el tema EDEA, el legislador aseguró que el caso debe ser analizado profundamente por el Ministerio de Trabajo de la provincia, “sin descartar ninguna posibilidad”.
“Hay una cultura empresarial que debe desaparecer y ante los incumplimientos el Estado tiene varias herramientas: la sanción, la clausura y si ésta no es posible, la intervención”, aseguró Recalde.
Los organismos contralores brillan por su ausencia
Los organismos contralores brillan por su ausencia
No obstante, el organismo contralor no actúa. No informa. Multiplicando la sensación de imprevisibilidad en usuarios y trabajadores.
“Si EDEA pudiera, arreglaría a los trabajadores con un plato de comida. Este sindicato ha logrado preservar los derechos originales de los trabajadores del sector, a pesar de la avanzada privatizada. La prueba está en que, en otros lugares del país, las privatizadas eléctricas han ampliado -por sólo dar un ejemplo- los horarios de trabajo a 8 horas por el mismo valor de las 6 que por ley deben respetarse. Son esas mismas empresas que han logrado bajar el pago de la hora extra del 50 al 30 por ciento. Este sindicato pudo parar esta avanzada. El Sindicato y no una Comisión Directiva, el conjunto de los trabajadores”, afirmó el compañero Axel Zárate.
El protagonismo de los trabajadores. El que siempre tiene que estar alerta, más cuando, desde muchas de sus áreas, el Estado sigue sin responder.