No solamente es una efeméride que se transforma en excusa para el asado. Decir que esta fiesta es nuestra es decir que nos corresponde, que no es tomarse el día en el trabajo.
Es celebrarla. Es juntarnos a celebrar. Es hacer una pausa en medio de una lucha fuerte, o ni hacerla. Es en medio de la lucha, el encuentro, el brindis.
El empujón que nos damos todos entre todos. Es llenar un lugar hasta que no hay más lugar y que los compañeros que estuvieron organizando se miren entre felices, cansados, y hasta asustados por si hay que ir a pedirle una silla al vecino. Nunca sorprendidos. Porque también es nuestra esta costumbre de dejar chico cualquier espacio. En este caso para levantar las copas por la celebración del Día de los Trabajadores de la Electricidad.
Luz y Fuerza Mar del Plata celebró el Día del Trabajador de la Electricidad.
Las palabras formales fueron pocas, y este espacio no es tanto para reiterarlas como para encontrarnos de nuevo en las imágenes logradas durante el almuerzo. Es por eso que, en todo caso, vale resaltar que
en lo dicho se mantuvo en presente cada paso dado en conjunto en esta etapa como una acción que moviliza y da sentido a este espacio de distensión, de alegría.
Ante el micrófono se resaltó que “el trabajador de la electricidad ha resumido algunas cualidades que le han permitido, en su historia, no sólo construir su identidad, sino responder cuando sus derechos son avasallados. Es un luchador, convencido y persistente. Confiado en los horizontes que se propone, entusiasta, protagonista”.
También fue adecuada la fecha para recordar otros momentos similares en cuanto al festejo en medio de conflictos importantes: “El 13 de Julio de 1994 nos encontró en la calle por los 21 cesantes de ESEBA.
¡La imaginación al poder!
La creatividad al servicio de los derechos de los trabajadores.
El trabajador de la Electricidad proponía estrategias de lucha como las ollas populares, las Carpas de la Dignidad, las Marchas de Antorchas, que luego se multiplicarían en otros reclamos sectoriales.
El 13 de Julio de 1995 enfrentábamos otras 100 cesantías de trabajadores,
la Comisión Directiva y el Cuerpo General de Delegados de esta Organización, mientras que la privatización y sus consecuencias estaban a la vuelta de la esquina.
Desde 1997, con la privatización, los 13 de Julio se sucedieron en la necesidad de potenciar esas cualidades para enfrentar la explotación,
la estafa (hoy nos encuentra peleando por el derecho que nos corresponde en acciones
a partir del Programa de Propiedad Participada y que EDEA no reconoce) y cada intento por hacernos desaparecer, convencidos
que el futuro es colectivo y solidario.”
Los compañeros fuimos dejando el salón entrada la tarde, luego de uno y varios brindis, y con esa justa medida en la que combinan y conviven la alegría, la certeza y el convencimiento ante cada acción conjunta,
y el orgullo de no traicionarnos. Porque para todos los trabajadores del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata está tan claro que el 13 de Julio no es una excusa para hacer una comida, no es una efeméride vacía, no es tomarnos el día en los lugares de trabajo.
Por todo eso es que podemos festejar esta fecha.
Esta fiesta, nuestra.