Hablar de San Bernardo y de la C.E.S.O.P. es hablar de una realidad que, después de mucho tiempo, de más de una década, comienza a transformarse, fundamentalmente a partir de las decisiones del Consejo de Administración y, en particular -hay que decirlo- de políticas del poder de turno. Esto tiene que ver con la vuelta a la normalidad de esta entidad social que, por mucho tiempo, estableció un criterio de desarrollo con relación a los trabajadores, que mezcló criterios que tenían que ver con los procesos vividos en la década del 90 y que se impusieron en esa época, y que llevaron al ámbito laboral a un estado de situación que para algunos se convirtió en estado de privilegio, y para otros, de sufrimiento.
La mayoría sufrió persecuciones, no recibió ni el mismo trato ni la misma paga y, además, llevó la cruz de pertenecer a nuestra organización. El sólo hecho de ser afiliado a este gremio significaba estar marcado en la frente.
Gracias a ese grupo de trabajadores que resistió sin entregarse y al conjunto de aquéllos que comenzaron a darse cuenta de esta realidad, hoy tenemos la posibilidad de ir restableciendo las normas convencionales, que nunca se debieron abandonar, y que no sólo nos permiten recuperar derechos establecidos y vigentes sino, sobre todo, volver a trabajar sobre criterios de verdad, de igualdad, eliminar estos privilegios y resguardar la fuente de trabajo. Porque todo este “festival”, del cual hay responsables, significó poner a la fuente de trabajo al borde del precipicio.
Es decir que estos acuerdos que refrendó nuestra organización son la culminación de una gestión que comenzó hace más de nueve meses en los que fuimos firmando acuerdos y actas. De alguna manera, nos alientan a pensar que se está generando una nueva situación.
Los acuerdos tienen que ver, en primer lugar, con restablecer la vigencia del Convenio Colectivo de Trabajo 36/75 en su texto original y, en segundo lugar, con la apertura de una paritaria de enorme importancia, dado que a partir del 1° de Septiembre de este año los trabajadores han obtenido un aumento salarial que ha superado, en promedio, más del 62 por ciento de los básicos. Esto ha significado también un incremento importante en el salario bruto de cada trabajador, con lo cual puede decirse que se está haciendo justicia.
Luego, las actas que se pueden ver en esta revista, establecen criterios respecto al manejo del personal, que ahora dependerá directamente del Comité Ejecutivo del Consejo de Administración.
Y por otro lado, esta regularización en base al CCT Nº 36/75 también significa que todos los rubros de estas convencionales que los trabajadores van a seguir cobrando, se van a convertir en una suma fija remunerativa que se va a pagar con cada salario.
Todavía queda un camino por transitar. Hay que terminar de regularizar la escala salarial porque hay todavía algunos ítems que tenemos que acordar con el Consejo de Administración de la Cooperativa y ponerlos en vigencia, lo que va a significar un reconocimiento más para el conjunto de los trabajadores y, por otro lado, también estas actas significan reconocimientos para algunos trabajadores a quienes injustamente les fue descontada la BAE cuando no había derecho para hacerlo.
Esto demuestra que hay un clima diferente, una intenciona-lidad política distinta y que se plantean objetivos diferentes a los anteriores. Un paso muy importante que damos en favor de todos los trabajadores y no sólo de algunos.