“Bueno, compañeras, compañeros, la verdad que he sido sorprendido por esta plaqueta. Esto confirma que en la organización sindical no todo lo sé. Hay cosas que no sé y por eso forma parte de una sorpresa que no esperaba y que agradezco a mis compañeros y, por supuesto, agradezco a todos ustedes, aunque creo no ser merecedor.
Y me parece que si esta organización cumple 64 años, una trayectoria de coherencia, y ha sido capaz de desarrollar una política, eso significa nada más y nada menos que es el producto del esfuerzo, la dedicación, la convicción de quienes la crearon, y de todos ustedes que han hecho posible esta realidad. ¡Muchas gracias a ustedes, muy amables! Y quiero en nombre de la Comisión Directiva y de todos los compañeros, en primer lugar agradecer a todos aquéllos que de una u otra manera han colaborado en esta organización, en esta fiesta; a las Instituciones amigas que se han hecho presentes con alguna donación para los sorteos que estamos realizando, el agradecimiento y la consideración por el esfuerzo y por haber decidido participar de esta manera. Y también al conjunto de compañeros que no voy a nombrar porque podría cometer el error de olvidarme de alguien y ser injusto, pero que se han esforzado, que han trabajado para desarrollar esta organización, hacer este evento.
Espero que todos ustedes lo estén disfrutando y lo estén pasando bien y estemos compartiendo un rato de alegría que creo que todos nos merecemos.
Quiero aprovechar la oportunidad también, por supuesto, para expresar una vez más la solidaridad con los compañeros que luchan en el pescado, que son del puerto y que están dando una pelea para resolver un trabajo en el marco de los derechos, de la dignidad y no estar sufriendo y padeciendo como está sucediendo.
A muchos, como estamos en época electoral, dicen que hay que votar a fulano o que hay que votar a mengano porque, si no, vuelve el pasado, y yo quiero decirles que el pasado no vuelve, el pasado está todavía, vive y les voy a decir por qué. Primero, porque ni siquiera estamos en una democracia formal, estamos en una democradura, y ahí está el asesinato del docente en Neuquén que lo mataron por salir a pedir por sus derechos y reivindicaciones. Ahí está la represión en el Puerto, de los compañeros del pescado. Ahí está, como ejemplo, lo que hace una empresa multinacional como el Grupo Camuzzi, como EDEA, que actúa bajo impunidad, no respetando derechos ni respetando las leyes que rigen nuestro ámbito laboral. Ahí está la desaparición de Julio López que nos dice que el pasado está presente y que el “nunca más” hay que construirlo todos los días.
Se trata de construir poder, y poder para el pueblo, ya está claro que no alcanzó el “que se vayan todos” porque no se fue nadie. Lo que hay que ver es cómo construimos lo que viene y el problema no es cambiar a los que representan. El problema es crear poder para los representados, para que los representados tengamos calidad de organización y unidad de lucha para ir en búsqueda de lo que queremos. Hemos tenido la capacidad de estar unidos en aquellas cosas que sabemos decir “No” y entonces nos unimos para decir “No a la represión”, para decir “No a la desocupación”, para decir “No a la pobreza”, para decir “No a la indigencia”; para luchar por un salario digno para los jubilados, para decirle “No a la jubilación privada”. Tenemos la capacidad de encontrarnos para decir “No”, pero todavía no hemos resuelto la capacidad organizativa de lucha y de unidad para decir “Sí” por lo que queremos; para eso necesitamos ponernos de acuerdo y no es cierto que las diferencias nos fracturan. Eso no es cierto. En todo caso, tenemos que ser conscientes de comprometernos y discutir por un proyecto que no es individual y que no es sectorial sino que es colectivo.
Tenemos que ser capaces de unirnos por el futuro; si hemos sido capaces de sobrevivir, de resistir, si hemos sido capaces de superar las políticas liberales y neoliberales, tenemos que tener la capacidad de poder. Es posible construir un proyecto que nos garantice el futuro; es posible construir un proyecto que garantice el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos; pero para eso necesitamos tener la capacidad de superar nuestras debilidades.
Agustín Tosco decía que: “El éxito más importante, el triunfo más glorioso era aquél que lográbamos sobre nuestras debilidades”. Y nosotros, si somos capaces de unirnos, si somos capaces de discutir el futuro, si somos capaces de poner objetivos comunes, si somos capaces de dar un paso adelante juntos en el marco de la diferencia, sin duda estaremos avanzando en la ofensiva y aprovechando los campos de la transformación para garantizar un proceso de liberación en nuestro país. Y depende de cada uno de nosotros, de cada uno de ustedes, de la convicción, de la dedicación y de toda la voluntad que pongamos para hacer esa transformación.
Termino diciéndoles que muchas de las políticas que hemos denunciado en la década del ‘90, están vigentes. Muchas de las decisiones políticas que vinieron de la mano de la reforma del Estado y de emergencia económica, están vigentes. Hay un modelo productivo que en Argentina no se cambió, hay un modelo productivo que habilita que nos sigan sacando y depredando nuestra riqueza, nuestros recursos naturales. Hay un modelo productivo que todavía genera desocupación, subocupación, trabajo en negro, trabajo precarizado. Hay un modelo productivo que le da el norte, que le da la mano, que le da la riqueza a las empresas multinacionales extranjeras. Hay un modelo productivo que ha permitido que nuestra reserva de gas y petróleo que eran por 20 y 30 años, no supere los 8 y 9 años. Hay un modelo productivo que está vigente y que el poder económico de manos de las multinacionales decide hacia dónde vamos nosotros. Si queremos tener la posibilidad de transformar y cambiar, necesitamos cambiar ese modelo productivo. Si queremos tener éxito no alcanza con que la Argentina crezca económicamente y unos pocos se queden con la riqueza, la sigan concentrando y centralizando; necesitamos una nueva redistribución de la riqueza, pero para eso, como dije al principio: tenemos que crear poder propio, tenemos que crear poder para el pueblo, tenemos que ser capaces de superarnos, de ser capaces de unirnos para construir un proyecto que merezca ser vivido por todos y para que transformemos el poder en un poder popular, en un poder en función de los intereses y de las necesidades del pueblo argentino.
La fuerza, la convicción, las ganas las tenemos que poner nosotros y tenemos que recuperar algo que parece olvidarse y perderse en el quehacer cotidiano: ¡sigue siendo la clase obrera el motor de la historia y depende de nosotros que lo pongamos en el nivel que corresponde! ¡Muchas gracias compañeras y compañeros! ¡Gracias!”.