Remontarse a la década del 50 del siglo pasado en la zona, implica hablar de ciudades enteras en donde la electricidad era un lujo. Con el que se contaba sólo durante algunas horas por día, y que llegaba -con artesanal esfuerzo y muy de a poco- a las casas de quienes, en rigor de verdad, eran todos, un poco dueños de la prestación de ese servicio.
Hoy, todo eso resulta impensable. No solamente la cuestión de una serie de regiones urbanas y turísticas sin corriente eléctrica, sino, y sobre todo, el espíritu de una empresa social pueda ser cierto integralmente.
{{{Un gerente obrero.}}}
“En mi caso particular yo recibía ofertas de aumentos muy importantes, y cada vez que eso pasaba, yo planteaba lo mismo para el resto. Y a veces me preguntaban, por alguna innovación, qué comprar, qué sistema de trabajo usar. Y yo les respondía que el que estaba exigido por el Convenio Colectivo de Trabajo, para cuidar a los compañeros. Porque yo no podía sacarme el alma de gremialista que llevaba adentro. Hubo un movimiento en el que me ofrecieron la gerencia, en el que el planteo fue ‘por qué no se lo ofrecemos a éste, que es al único de acá adentro al que le dan pelota’. Sabiendo que yo militaba en la organización. Y que llegué a integrar la Comisión Directiva del gremio.
En ese momento tuvieron que sacar un aviso en el diario, porque no había nadie que lo pudiera tomar con conocimiento. Y en todo momento yo seguí defendiendo los derechos de mis compañeros y los míos, porque no se puede cuando estás abajo gritar y patalear, y olvidarte cuando estás un poco más arriba. A lo único que dije que no, fue a seguir en la Comisión Directiva. Porque no se puede tirar el centro y cabecear. Pero seguí afiliado.”
{{{La fuerza de los trabajadores.}}}
La mayoría de los pueblos, en su esfuerzo por convertirse en ciudades, por conocer el progreso, dependieron de caudillos, de patrones de estancia, de adinerados padrinos. La historia de Santa Teresita, relatada desde los trabajadores de la energía, muestra cómo eso puede ser distinto. Y cómo ellos mismos, incluso sin proponérselo, lideraron el crecimiento de su lugar.
“A mí me da la sensación de que fueron los trabajadores los que hicieron posible que las viejas comisiones directivas, sanguijuelas, se fueran. Porque era tal la convicción y el esfuerzo de los compañeros, que en un par de meses la cosa cambió. Parecía que en un momento algunos no querían que la cooperativa creciera. Porque la dejaban estancada, y eso se notó al momento de llegar las privatizaciones, porque si hubieran quedado así, sin extensión de la cobertura, con redes malas, con tanta pérdida de kilovatios que no pasaban por los medidores, se sabe que las empresas dejaron de lado a todas esas ciudades. Y acá se logró en bastante poco tiempo y por el esfuerzo de los trabajadores.
De esa época hay que recordar a quien fue un gran tipo, y un enorme dirigente, que se llamaba Isas Arias, ‘el negro’ para nosotros, unos huevos como toro para cuando hacía falta, que siempre te sabía escuchar. Jamás se lo pudo señalar como que se robó un tintero de ninguna parte, un valuarte”.
{{{Volanteada voladora.}}}
“Habían echado a un compañero, un gran compañero al que despidieron sin razón, y por eso salimos todos a pedir que le devolvieran el trabajo; Suta se llamaba. Entonces Lasalle, que manejaba el Aeroclub y vivía cerca de su casa, nos llevó al aeroclub, y llevamos un montón de papelitos para hacer el reclamo. En esa época había denuncias por rotura de medidores. Que nunca se comprobó nada. Entonces con una consigna muy simple, que era ‘vote por que vuelva el compañero Suta’ salimos a tirar los volantes. Que tal vez una enorme cantidad hayan quedado encima de los techos de las casas, pero con sólo un 20 por ciento fue suficiente para que se enteraran todos, y para que estuvieran varios días comentando sobre eso.
Ahí tuve que hablar en mi pueblo. Ya me había tocado en algún acto del gremio en Mar del plata, pero acá en la aldea nos conocemos todos, y eso lo hacía más difícil. Y por ese tema se hizo un acto en el cine, y estaba mucha gente para escuchar”.
{{{¡Hablando de actos…!}}}
“Hay una anécdota que también es de acá”, contaba entusiasmado Esnauz, “de cuando el loco Dante, el loco de los perros -cuando se hizo una asamblea por el mismo tema de la reincorporación de Suta- que era un loco, el de los perros, un romántico de la vida, y un bohemio” -nótese que hasta aquí el compañero Jorge Esnauz evitó un término que le acercó impaciente el anfitrión de la charla, Rubén Chirizola, quien siguiendo al detalle la conversación, y conocedor de la historia, espetó: el borracho!- “sí sí, el borracho Dante”. Concluyó el memorioso Esnauz, antes de completar, con que “era una excelentísima persona, muy honrado. Yo estaba diciendo lo que había que decir, y con eso bastaba para tener de acuerdo a todos los presentes, que estaban muy convencidos de pedir la reincorporación. Y en medio de la alocución que estaba dando, cuando la gente vivaba el nombre de Suta, exigiendo su reincorporación, Dante largó: -Apagaremos Tierra del Fuego si es necesario”.
{{{Comunidad-cooperativa =/= comunidad-empresa privatizada.}}}
La pregunta maduraba. El clima de la charla era muy ameno y casi que no había margen para tratar de imponer este tema. Pero era necesario. Porque esa historia de construcción conjunta del pueblo a la ciudad, en la que la cooperativa y sus trabajadores fueron pieza clave, seguramente había tenido su cimbronazo con el arribo de los privatizadores. “La gente sólo espera que el servicio sea más barato. Pero el tema es que cuando EDEA llega el servicio ya estaba muy mejorado. La cooperativa le dejó todo ordenado a EDEA, todo hecho. Cuando era cooperativa, la relación con los vecinos era más cercana, había otros niveles de confianza, de trato, que se fueron perdiendo. Hay que decir que la Cooperativa se puso cuando acá no había nada, y cuando se privatizó el servicio estaba lo más difícil ya resuelto. Y la empresa se manejó como se sabe. Aunque eso queda detrás de la cuestión de si la luz está, y cuánto sale. Y encima después vino la dictadura. Yo justo me jubilé, por razones médicas. Pero todo esto que hoy podemos contar, es parte de nosotros acá en el pueblo.”