El salón es enorme, y siempre tuvo una vida propia. Un color, una distribución muy definidos. Algún día habrá que contar su historia, relatar cuántas y cuáles personas y cosas, hechos, pasaron por allí. Y esta muestra viene a sumarse a esa historia con sus particularidades. Hay pinturas, arte digital, fotografías, humor gráfico, tragedia también muy graficada, afiches, esculturas, instalaciones. Hay color. Hay blanco que es el color de la ropa del trabajador del puerto. Que denuncian fuertemente el trabajo en negro. A los gritos. Un grito artístico. Una manifestación cultural en una casa de trabajadores. Luchadores todos, unos 40 artistas se encontraron en esta propuesta de Enrique Galileo, un poco peluquero, un poco gestor cultural, un poco comunicador. Se encontraron con él, se encontraron entre sí. Se encontraron con la gente de nuestro gremio. Se encontraron todos con una comunidad que tiene en esta muestra una forma más, una nueva forma en que preguntarnos hasta cuándo, por qué. Una nueva forma en que decimos basta. Basta de trabajo en negro, basta de explotación.
Dijo José Rigane en la presentación que, para el gremio, “es un orgullo, es una satisfacción para los trabajadores de Luz y Fuerza de Mar del Plata, tener esta oportunidad que nos dan ustedes, desde el Espacio de Arte Galileo, que de alguna manera ayuda a demostrar que la cultura, el arte, no están lejos de la vida cotidiana, no están lejos de las cosas que le pasan a la gente, sino todo lo contrario, son una forma, una manera, es un camino, instrumentos con posibilidades ciertas de llegar a aquello que precisamente muchas veces no nos atrae ni nos atrapa.
Luz y Fuerza Mar del Plata tiene en ese sentido una adhesión al arte y a la cultura. Acá podemos ver en este salón obras de Ítalo Grassi, de la década del sesenta, que la dictadura destruyó, prendió fuego en el setenta, y que se reconstruyeron. Si pudiéramos subir, en el segundo piso hay algunas obras, originales de Alberto Bruzzone, artista reconocido, indicador de la cultura y del arte, que no es lo único.
Y creo que la presencia de ustedes, que estén aquí, que hayan decidido venir a esta casa, que es la casa de los trabajadores, es un indicativo que sin dudas, a nosotros nos pone orgullosos, de alguna manera nos hace sacar pecho de saber que muchas veces los trabajadores, sobre todo nosotros, que una parte de la sociedad nos tiene como revoltosos, que hacemos lo que no tenemos que hacer, que si quemamos gomas, que es cancerígeno y contamina, eso es violencia. Pero resulta que a veces nos olvidamos de la violencia, y el sistema nos come las neuronas, porque la desocupación no es violencia, es una estadística, no es violencia el no poder acceder a educación, es una estadística; el no tener trabajo no es violencia, es también una estadística, el padecer hambre tampoco, entonces, violencia es reclamar por lo nuestro, violencia es ir en busca de lo que nos pertenece, ir a buscar lo que nos pertenece, lo otro no.
Ese es el sistema, el hacernos creer lo que no es. Y muchas veces compramos sin darnos cuenta, nos quedamos ahí sin darnos cuenta, y no tenemos la posibilidad ni la capacidad de entender en última instancia que cuando uno corta una calle y reclama y se queda 24 horas cortando, y tomando frío bajo la lluvia no es porque reparten caramelos, normalmente reparten palos, reprimen. Entonces no es que se esta ahí porque se quiere recibir agresión, se está porque hay necesidades.
Y en buena hora que ustedes, con su arte, con su cultura puedan expresar algo que no es fácil de expresar, que es el trabajo en negro, que es la explotación, que es la forma que todos los días padecemos los trabajadores. No en un poco porcentaje. Casi el 50 por ciento de los trabajadores en Argentina son trabajadores informales, son trabajadores en negro, que si no trabajan en negro, parte de su salario lo cobran en negro.
En esta bienvenida, en este agradecimiento, decirles que la contribución de ustedes a esta lucha para transformar esta sociedad, para cambiar este proyecto liberal que nos ha sumido en esta situación. Los necesitamos. Y en buena hora, que contemos con ustedes de la manera que contamos, que lo han hecho con total soltura, y con amor. Y si hay amor, hay esperanza de que podamos cambiar para algo mejor para todos. Muchas gracias”.
Y Enrique Galileo, el artista, el peluquero, el comunicador, reconstruyó toda la historia de su proyecto para los presentes, al decir que “cuando me decidí de estar en el arte, yo había convocado a Miguel Maidana a que me pintara la peluquería. Yo esto siempre lo cuento … porque quiero rescatar cómo fue el inicio. Había trabajado en el pescado, y decía que cuando tuviera la peluquería quería que fuera la mejor, que estuviera bien decorada, y llamé a Maidana un día y tenía que estar un lunes y no vino. Se apareció al mes, y me dijo, con la peluquería llena de gente, que tenía ganas de pintar. Yo tenía la peluquería llena de gente y no sabía qué decirle. Le dije que pintara igual. Y miguel empezó a pintar. Y la gente que estaba, que compraba revistas cholulas para ver si ‘aquélla se había puesto tetas, si aquélla no, si la otra se había puesto de novio, si la otra no, si ésta era virgen’. Ya no compraba más. Se ponían a ver las pinturas, miraban los cuadros.
Yo mismo me empecé a sorprender. Yo creía que si vos le das mucha cultura a la gente la gente no la toma. Es mentira. Si le das cosas buenas, la gente la toma, la cuida, la quiere, la mejora.
Y así fue pasando. Y un día estuvo Alfredo Cardozo, fue sacando fotos de la peluquería y se fue exponiendo, y se fue haciendo más conocida la peluquería, después empezamos a invitar a otros artistas y empezamos a exponer obras en la peluquería. Y nos sorprendió a todos, y la gente que iba a la peluquería decía ‘me gusta este cuadro, este otro’. Y me fui dando cuenta que este país no es Tinelli, este país es sus trabajadores, la gente que se levanta todos los días, la cultura del trabajo. Por eso hoy que estoy en esta casa estoy más contento que nunca, porque de todos los proyectos que hicimos en la peluquería éste era el más difícil.
En ese marco conocimos a la Azotea, una radio comunitaria. Y nos empezaron a dar bolilla. Y empezamos a hacer este proyecto juntos. Nosotros ya habíamos hecho otras muestras sobre cine, sobre otras cosas y temas. Éste era el más difícil porque era entrar en lo social. Y fuimos a La Azotea, y conocimos también a José Rigane. Y así estamos acá. Con tantos buenos artistas, que se merecen un aplauso todos ellos.”
Entonces hubo aplausos, hubo recorrida, reconocimiento, orgullo. Y música. Claudio de Barracas hizo unos relatos musicalizados con armónica, y Ana María Ordóñez y Pedro Ribeiro, de la Orquesta Clericó, también presentaron un par de piezas musicales.
Por la noche hubo una fiesta de la radio comunitaria FM De la Azotea. Con murgas, bandas de rock, y baile. Antes de que se apagaran las luces del salón de asambleas del sindicato, y entre penumbras en algunos casos, la muestra siguió siendo observada, por nuevos públicos. Como pasará hasta el 9 de febrero.
IMPRESIONES
Arte y desocupación, es muy importante, porque es la realidad que se está viviendo hoy y creo que es lo mejor que se puede hacer.
Es muy positivo.” Salvador, médico de Quilmes.
“Es una exposición con impacto social. Qué bueno, porque trabajar en negro es una realidad que se está viviendo”. Pilar, trabajadora de salud, de Capital.
“Ésta también es una manifestación. Es tan importante como estar en la calle, ojalá esto hiciera el mismo ruido. De todos modos es igual de bueno, por lo menos en nosotros ya cambió algo”. Milagros, marplatense, amiga de una de las artistas
que exponía.
“Esto un poco lo originamos nosotros. Yo no soy ni de decir palabras, ni de estar todo el tiempo cerca del arte. Esta es una forma de estar cerca del arte, y de que los artistas se acerquen a la realidad que nos toca vivir”. Roberto, trabajador del puerto.
“Estoy sorprendido, nunca había estado en una muestra que con tanta claridad deje reflejada la injusticia que hay en nuestro país, con este flagelo. Uno está acostumbrado desde el campo gremial, a manifestarlo en la calle, en el Ministerio de Trabajo, pero esta es una buena manera de acompañar lo que uno hace desde la cultura, que distintos autores, de distinta manera manifiesten la problemática que
nos toca vivir”. Concejal Martín Aiello.
“Es una forma de expresar el arte, los artistas se sienten inclinados a reflejar un aspecto de la realidad social”. Claudio de Barracas, artista, músico, profesor.