Después de ocho días del cierre a las exportaciones de combustibles líquidos, el 16 de enero el gobierno les permitió a las petroleras reabrir el mercado al exterior, tras comprobar la normalización en el abastecimiento interno y la “rebaja” del precio del combustible en un 12 por ciento, si bien esta realidad no forma parte de todo el territorio argentino.
A partir de esta decisión, la brasileña Petrobras, la española Repsol-YPF y la estadounidense Esso podían seguir exportando, mientras que siguió vigente el freno de los embarques al exterior para la anglo-holandesa Shell, que no retrotrajo los precios a su momento.
La misma petrolera a la que el ex presidente Néstor Kirchner llamó a boicotear porque había aumentado los precios, y cuya refinería fue clausurada por incumplimiento de normas ambientales, fue la que se resistió a cumplir la Ley de Abastecimiento y congelar los precios al 31 de octubre de 2007, como se comprometieron las restantes. Producto de la falta de acatamiento de la disposición nacional, el gobierno anunció que se constituirá una caución real en favor del Estado sobre la destilería de Shell en Dock Sud. Esta caución, que operaría como una garantía, se sumaba a las multas que tiene en vigencia la petrolera por 66 millones de pesos. El 25 de enero, producto de estas amenazas, Shell produjo una rebaja en los precios de los combustibles.
El gobierno había condicionado la autorización de exportaciones de combustibles líquidos a la normalización en la entrega de nafta y diesel al mercado interno en cumplimiento de la Ley de Abastecimiento, tras denuncias de faltantes, sobre todo en el noroeste del país. Sin embargo, el desabastecimiento local se sigue constatando en varios lugares del país.
{{{El negocio es de las multinacionales.}}}
Las petroleras tienen en la exportación de productos refinados un nicho de negocios en un mercado devastado por las continuas regulaciones que, como siempre denunciamos, favorecen al capital extranjero sin que los argentinos vean los beneficios de la renta.
El pensamiento del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en este sentido, es que las empresas de bandera que operan en el país podrán vender al extranjero excedentes de combustibles, siempre y cuando mantengan un adecuado abastecimiento del mercado local.
Estas empresas tienen una rentabilidad de 15 mil o 16 mil millones de dólares anuales que no quedan en nuestro país sino que se van fronteras afuera. ¿Y cuál es el rol del Estado? Si con tres decretos presidenciales de Carlos Menem se desregularizó el manejo de los hidrocarburos, con un decreto de la presidenta Cristina Fernández hay que volver a regularizarlo.
El gobierno de Kirchner nada ha hecho en cuanto a la recuperación de la renta petrolera en Argentina y, por el contrario, ha garantizado las abultadas ganancias de las operadoras. Nunca se mencionó la posibilidad de modificar el actual esquema de regalías petroleras y gasíferas (que son solamente del 12% sobre el total extraído), ni tampoco se mencionó la posibilidad de revisar las concesiones efectuadas en la época del menemismo. Necesitamos que el Estado juegue un papel protagonista, no el rol de bobo de las privatizadas.
{{{Recuperemos nuestra riqueza.}}}
Las decisiones gubernamentales en el tema energético no han significado hasta ahora una manifestación clara y concreta de querer cambiar el fondo de la cuestión.
Hasta aquí sólo son manifestaciones parciales y de carácter correctivo que, por más buenas intenciones, nunca alcanzarán para poner en caja a los grupos multinacionales que dominan el 90 por ciento del sistema energético del país.
Hasta que el gobierno nacional no cambie el modelo productivo y, en la misma dirección, no cambie el modelo energético, no habrá posibilidad seria de que nuestro patrimonio, nuestros recursos naturales, nuestros petróleo y gas no sigan depredándose. No es con amenaza ni con chas chas en la cola como se resuelve esta problemática.
El gobierno tiene que terminar con la desregulación del sistema energético, con la libre disponibilidad del petróleo y gas, tiene que cambiar el concepto sobre la energía, reconociéndola como bien social y no como mercancía, tiene que poner fin a la libre disponibilidad de las divisas.
Tenemos que lograr la recuperación del control de las riquezas y los bienes estratégicos que tiene la Argentina con la extracción del petróleo y del gas, que son la base de la generación de energía y eso se consigue con el cambio del modelo, con la aplicación de una política energética soberana. Aplicar las leyes vigentes en relación al abastecimiento del mercado interno serán los primeros pasos para recuperar estos valores estratégicos a manos del pueblo argentino.
Ese es el camino. No sólo para beneficio de los argentinos, sino también como la mejor contribución y aporte a la integración de las iniciativas en el proceso de cambio en América Latina y el Caribe.