Mar del Plata, 29 de Abril de 2008.
Es un buen momento para insistir en la importancia de la recuperación del patrimonio nacional, porque los problemas que tenemos: de indigencia, de pobreza, de desocupación, el proceso inflacionario, el problema del campo, la crisis energética, la integración nacional, entre otros, son consecuencias de haber implementado en la Argentina un modelo económico-social que está sustentado en la política de la globalización, especialmente en la privatización y extranjerización, fundamentalmente, de los recursos naturales de nuestro patrimonio nacional.
Este 1º de Mayo encuentra a la Clase Obrera Argentina en una situación que no resulta ser diferente a otros momentos vividos en nuestro país. Muchas de las reivindicaciones, que dieron origen al Día de los Trabajadores, aún tienen vigencia, recordemos que uno de los principales cuestionamientos de aquella época era que los trabajadores y trabajadoras estaban superexplotados y reclamaban 8 horas de trabajo; las reivindicaciones parecen ser exactamente las mismas, hoy tenemos importantes porcentajes de trabajadores que son superexplotados, algunos a nivel de esclavos, que no tienen una jornada laboral normal, si agregamos a los que están precarizados, que trabajan en negro, que son informales, que no están registrados, más los altos porcentajes de pobreza e indigencia, en ese sentido parecería que nada se ha modificado con aquel inicio de la protesta, que dio lugar al 1º Mayo.
Si miramos más cerca, diríamos que tampoco hay una modificación en su contexto político-socio-económico, cuando comprobamos que siendo este un país que tiene alimentos, que tiene una producción para 400 millones de habitantes, hay pibes que mueren de hambre y de enfermedades evitables; que tiene energía, minerales, una riqueza ictícola importante y significativa, que tiene todos los climas a lo largo y ancho del país y que tiene, además, potencialidades aún no exploradas, ni explotadas, tanto en su plataforma marítima como al interior del país, parecería que no debería existir ninguno de estos problemas o éstos deberían estar ubicados en porcentuales muy bajos de la población; sin embargo, se da todo lo contrario, hay un crecimiento de la Argentina, en términos económicos de PBI, en términos macro, pero que sigue posibilitando que se concentre y centralice la riqueza en pocas manos y precisamente quienes generan la riqueza, que son los trabajadores, las trabajadoras, no perciben, ni reciben la cuota que les permita vivir con dignidad.
Hoy más que nunca está vigente la lucha por distribución de la riqueza, contra la pobreza y la inmoralidad del hambre.
Cualquiera podría estar pensando que no ha habido avances con las políticas implementadas, sobre todo con la actual administración gubernamental. Sí, en términos generales ha habido avances, pero esos avances no son lo suficientemente significativos e importantes cuando se compara que al mismo tiempo se sostienen, mantienen y perfeccionan políticas instrumentadas en la década del 90, que ha significado para nuestro país una transformación estructural de fondo, cuyas consecuencias negativas todavía las vivimos. Entonces, podemos comprobar que en lugar de poner límites a la privatización y al proceso de extranjerización, con una política de recuperación del patrimonio nacional, lo que vivimos es una reprivatización y una decisión política que nos pone muy lejos de un proyecto que tenga como objetivo final la recuperación de esos recursos a manos del pueblo argentino.
Esto lo podemos ver claramente cuando el gobierno de la Alianza le extendió el contrato de Loma de la Lata, a Repsol YPF, faltando 17 años para la terminación del mismo. Más recientemente, este gobierno le extendió a Panamerican Energy el contrato, en la cuenca más importante de petróleo y gas, en el sur del país, por casi 40 años más; y, recientemente la legislatura de Santa Cruz hizo la misma concesión al sur de la provincia al mismo grupo, que no es otro que la empresa inglesa British Petroleum y el Banco Morgan a través de la Amoco, que es Estados Unidos, aunque el mascarón de proa se llame Bulgheroni.
En esa dirección, asistimos a las iniciativas legislativas por parte del gobierno en el 2006, que posibilitaban eximir a las empresas petroleras del pago de todo tipo de impuestos, para facilitar que hicieran las exploraciones y las inversiones que nunca han hecho, ni van a hacer. Las empresas petroleras no exploran porque no les interesa y porque han demostrado en todo tiempo, que su único objetivo es la máxima rentabilidad en el menor tiempo posible y que su única política es la depredación. (Liquidaron más de las dos terceras partes de nuestro petróleo y nuestro gas, descubierto por las empresas estatales).
En este contexto, afirmamos que todas las iniciativas gubernamentales han sido una ratificación de lo que aconteció en el ‘90, cuando se estableció libre disponibilidad de petróleo y el gas, libre disponibilidad del 70% de las divisas que se obtienen por la exportación, e incluso se sostiene hasta el día de hoy la extracción y exportación de esta riqueza estratégica a simple declaración jurada por las propias multinacionales.
Esto no termina aún. La decisión de aprobar en la legislación, a instancias del gobierno nacional cumpliendo el pacto de Olivos (ley corta) la ruptura de una política de más de 80 años, que consideraba a los recursos energéticos nacionales y estratégicos, para terminar resolviendo que éstos se lo pueden apropiar las provincias que lo tienen, configuró la creación, en la práctica, de 10 “emiratos” que no tienen la capacidad, ni las posibilidades de poder negociar de igual a igual con ninguna de las empresas multinacionales.
Para tener una idea, la Shell tiene un producto interno bruto superior a Venezuela, la Exxon Mobil tiene un PBI superior a Argentina. ¿Se puede suponer, desde una lógica de igualdad, que un gobernador de este país va a poder negociar de igual a igual con una multinacional de esta naturaleza?
Así también, tenemos que recuperar nuestra soberanía alimentaria, para no caer en la trampa de la sojización o de cualquier otro tipo de monocultivo, que genera mayor dependencia a tecnologías extranjeras, a políticas agroalimentarias de otros países y las negativas consecuencias para nuestra tierra.
«Hoy, más que nunca, es necesario hablar de colonización, debido a los altos niveles de concentración de la riqueza, con la consecuente expulsión del mercado agropecuario de cientos de familias rurales y de los pueblos originarios.»
No existen iniciativas nacionales para que los pequeños y medianos agricultores, puedan generar empleo, y a la vez, el producto de la tierra pueda llegar a todos los pobladores del país, a través de políticas gubernamentales claras que no protejan y subsidien a las grandes multinacionales, como Dow Chemical, Cargill, Monsanto, entre otras.
Para esto, es importante que el Estado establezca una política de retenciones a las exportaciones de los productos del campo, en base a un Plan que replantee el uso y tenencia de la tierra haciendo consistente el desarrollo del sector agropecuario con las necesidades del conjunto de los argentinos.
Es un 1º de Mayo que requiere que los trabajadores tengamos claro que aún vivimos en una “democradura” y que en ese contexto estamos obligados a no delegar, estamos obligados a ser sujetos de nuestras propias decisiones y de nuestras propias políticas, que guarden y defiendan nuestros intereses y necesidades. Para eso es necesario no sólo conformar y desarrollar un modelo sindical que no sea objeto de políticas que no nos representan como Clase, sino que además tengamos la capacidad, la decisión y la convicción de saber que esta iniciativa política sólo será posible llevarla adelante en la articulación con el conjunto de los movimientos sociales, culturales y políticos, que nos posibiliten y permitan transitar un camino de transformación en lo económico, social y político, que nos habilite transitar hacia la Liberación Nacional y Social definitiva.
Como trabajadores, no podemos permitir la coerción de ninguna clase, venga de donde venga, por esta razón es importante que sigamos luchando, que sigamos denunciando que no se puede hablar de democracia y libertad sindical cuando a la Central de Trabajadores de la Argentina, CTA, a pesar de los múltiples pedidos realizado por la OIT, hasta el día de hoy no se le reconoce la personería Gremial y sigue siendo rehén de intereses político-gremiales que luchan por la desaparición de un nuevo modelo sindical, de un modelo democrático e inclusivo.
Es un 1º de Mayo para reflexionar, para recapacitar sobre lo que nos sucede y lo que sucede. Es un 1º de Mayo para ratificar los posicionamientos de Clase y sobre todo para saber que nadie va a hacer por nosotros lo que nosotros no seamos capaces de realizar por nosotros mismos.