Una frase que siempre nos caló muy hondo, por su implicancia, ha sido: “La única lucha que se pierde es la que se abandona” y nada mejor que volver a recrearla para referirnos a un hecho significativo.
Mucha agua ha corrido bajo el puente, desde el momento que se instauró un micro-emprendimiento en el sector “Instrumental” de la vieja Central “9 de Julio”, puntapié inicial para la destrucción de distintos sectores de trabajo, pérdida de planteles y negocio para unos aprovechados, según bien se mire. Todo formando parte de una serie de calamidades que nos azotaron durante la dura política Neoliberal digitada fronteras afuera de nuestra patria, e instrumentada por el Menemismo- Duhaldismo con las consecuencias por todos conocidas.
Ni bien se instaló el mencionado micro-emprendimiento en la Central “9 de Julio” comenzó la lucha para terminar con ese mojón del individualismo más marcado, lucha que llevamos a cabo trabajadores, delegados y dirigentes que, a pesar de los avatares, de las traiciones y la prepotencia que tuvimos que enfrentar, nunca renunciamos a perder nuestros espacios ni nuestros derechos. Hoy, a más de trece años, podemos decir con una cuota de orgullo que, tras una ardua labor hemos recuperado un sector de trabajo y además incorporado dos ingresos de compañeros técnicos para darle un progresivo crecimiento al Taller Instrumental. Los compañeros que ingresaron son: Antonio Daniel Contartese y Leonardo Pedro Maiorana. De esta forma, se va logrando poner fin a la metódica práctica de tener compañeros en distintas condiciones laborales, con los inconvenientes y desigualdades que ello genera.
También se concretó el ingreso al sector Guardia de la central, de los compañeros germán Daniel Adobbati, Daniel Facundo Melazzo, Marcelo Antonio Martínez y Alejandro Pablo. Paralelamente, ingresó para desempeñar las tareas de soldador especializado, el compañero Carlos Fabián Arcidiácono. De esta forma, en la Central “9 de Julio” se están renovando los planteles a través de nuestra siempre vigente Bolsa de Trabajo.
Rescatamos un refrán popular oído al pasar en un taller de la usina y referido al ocaso de los “aventureros” que integraron el micro-emprendimiento conocido como “Set-Point”:
{{“A CADA CHANCHO LE LLEGA SU SAN MARTÍN.”}}