Los últimos acontecimientos políticos ocurridos en el país han puesto en el centro de la escena dos aspectos fundamentales para los intereses de la clase obrera.
Por un lado, la puja de la distribución de la riqueza, y por el otro, el debate sobre si la lucha de clases existe y si debemos asumirla o no.
El discurso de la presidenta frente al justo reclamo de los pequeños y medianos productores agrarios reivindicaba la política de retenciones que posibilitaría distribución de la riqueza y al mismo tiempo negaba la lucha de clases reivindicando al sindicalismo empresarial y conciliador que entiende y es comprensivo al momento de moderar sus reclamos. Quería ignorar que el planteo de la Sociedad Rural es parte de la lucha de clases.
Frente al desafió de construir una nueva sociedad con equitativa distribución de la riqueza, los trabajadores debemos comenzar por romper con la cultura de la conciliación de clases. Debemos comprender que cuando se instalaba ala convertibilidad era para transferir riqueza a favor de los grandes grupos económicos. Cuando se dictaban leyes como de Reforma del Estado y Emergencia Económica era para ceder riquezas y patrimonio acumulado por el pueblo argentino, en beneficio de las multinacionales.
Cuando se crearon leyes que modificaban el régimen de jubilaciones, de empleo, o de seguridad social, era para traspasar ingresos a sectores cada vez más concentrados y minoritarios de la economía. Cuando se creaban leyes flexibilizadoras y precarizadoras era para aumentar el régimen de explotación con trabajadores en negro, sin seguridad social y con salarios deprimidos, también destinados a concentrar las riquezas.
Cuando el modelo necesitaba recomponerse apareció la pesificación y nuevamente la clase trabajadora volvió a transferir riquezas a los grupos económicos, al poder real.
Los trabajadores y el pueblo argentino, una vez más, fuimos las víctimas.
Pagamos con altísimos índices de desocupación, exclusión social, analfabetismo, desnutrición y mortalidad infantil, acompañados siempre de bajos salarios.
Por otro lado, desde el gobierno surgido en el 2003 no se ha tomado ninguna medida política ni económica que comience a cambiar la matriz de modelo neoliberal. Las empresas privatizadas siguen en manos de las multinacionales. Más aún, se profundiza la entrega con la creación de nuevas leyes como las denominadas ley Corta y ley Larga, como ser la extensión por 40 años los contratos petroleros en Cerro Dragón, o la creación de ENARSA, una verdadera empresa boba creada, entre otros aspectos, para entregar la plataforma submarina.
Todas las leyes que fueron creadas por el modelo para expropiar ingresos siguen vigentes, y los salarios recién están recuperando el poder adquisitivo que tenían en 1997.
El modelo sigue vigente y tiene continuidad, lo mismo que la lucha de clases que hizo posible.
Para transformar esta realidad, el momento demanda voluntad comprensión y decisión política para constituir un movimiento político y social, con la clase obrera como instrumento central y unificador.
En este marco de la lucha de clases el Congreso de FeTERA resuelve:
1- Convocar a todos los trabajadores de la energía a movilizarse el 22/04/08 a participar de la Marcha Federal.
2- Convocar a participar de la Paritaria Social a realizarse el día 02 y 03/08/08 en la provincia de Jujuy.
3- Llama a participar activamente en la constitución de un movimiento político y social de carácter antiimperialista, anticapitalista y por la liberación nacional y social.
4- A fortalecer y desarrollar la organización de la FeTERA para que esta cumpla el verdadero rol de representar y defender los intereses de los trabajadores de la energía.
5- Continuar con la lucha por la recuperación y nacionalización de los recursos naturales y de las empresas privatizadas y el cuidado y la protección del medio ambiente.
6- Reafirmar la lucha por la libertad sindical.
7- Repudiar las persecuciones contra los dirigentes y organizaciones pertenecientes a la CTA.