{{Por Agencia APe}}
Un trencito cargado de ellos y unos muñecos inmensos comienzan a cortar el tránsito y la cara de los automovilistas comienza a cambiar. Por fin la plaza explota de niños y banderas y se echan a andar por la avenida Luro, y la cara de los comerciantes comienza a cambiar.
La tarde se llena de risas de niños o de pájaros y la ciudad comienza a despertar de una larga siesta, no es feliz pero sonríe al paso de aquellos mocosos.
¿Adónde van? A la casa de los trabajadores de Luz y Fuerza, para abrazarse con ellos, para decirles que vuelvan, que deben tener el mismo destino: ser felices, que son sus hijos, que todos los niños son sus hijos.
Y la Marta, esa que le dicen hermana, va en medio de ellos, con la risa grande con el Alberto, ese hombre hecho de pibes.
Las palabras de los pibes destrozan el silencio de la siesta: Tamara, de 15 años, dice “no puede ser que la presidenta haya dicho que producimos comida para 400 millones de habitantes y 9 millones se estén muriendo de hambre, estén en la indigencia o en las calles pidiendo para poder sobrevivir”.
Y les decía a las autoridades que se fijen bien porque hay muchos niños que están bajos de peso, que no tienen una casa digna, educación y que se pongan en el lugar de ellos, que sientan lo que sienten ellos porque es muy feo.
No puede ser que exista hambre en el país del trigo y el pan, sentenciaba Paulita del Movimiento Chicos del Pueblo y continuaba: los gobiernos pasan, los políticos cambian, pero el hambre permanece.
Hacemos la marcha para evitar los 25 chicos que mueren al día por el hambre. Por eso decimos que el hambre es un crimen, porque mata, dijeron al unísono Axel, Romina y Ezequiel.
Las palabras de Alberto Morlachetti, Coordinador del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, atravesaron el aire frío de la tarde: pedía perdón a todos los niños, en nombre de todos los adultos por el mundo que les dejaban.
En la Marcha del viernes 18 de julio de la Campaña El Hambre es un Crimen en Mar del Plata, estuvieron presentes, acompañando a los Chicos del Pueblo, las queridas Madres de Plaza de Mayo y el Obispo de Mar del Plata Monseñor Juan Alberto Puiggari, junto a todas las organizaciones que coordinaron la etapa Mar del Plata de la Campaña El Hambre es un Crimen 2008: Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, FeTERA-CTA, Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata, Por Amor a Nuestros Hijos, Santuario de Luján, Juventud de la CTA, Casa del Niño Virgen Gaucha, Comunidades del Sur, Centro Nuestra Señora de Mariotti, Centro Comunitario Nuestra Señora de Luján, Casa del Niño Fe y Esperanza, CTA Provincia de Buenos Aires, Corriente Clasista y Combativa, Movimiento Territorial de Liberación, Foro de Niñez y Adolescencia de Necochea, Centro Barrial San Salvador, entre tantas otras organizaciones.
Cabe destacar que la Municipalidad de Pueyrredon declaró de Interés Municipal a la Marcha.
—-
{{{Mar del Plata, 28 de julio de 2008: Secuestro de Joven del Movimiento Chicos del Pueblo}}}
El jueves 24 de julio, por la mañana temprano, uno de los chicos del «Hogar Juan XXIII» de la Obra Don Orione en Gerli, fue interceptado por un automóvil en el cual iban cuatro personas armadas y con rostros tapados que lo obligaron a subirse al mismo.
Lo condujeron con rumbo incierto, amenazando a punta de pistola, que quemarían «la imprenta, la panadería y la Casa de los Niños», obras que pertenecen a la Fundación Pelota de Trapo.
Tras el recorrido por calles desconocidas, nuestro joven compañero sumamente asustado por la situación de la que fuera víctima, fue dejado en inmediaciones de la estación Remedios de Escalada, desde donde tuvo que regresar por sus propios medios.
No podemos más que relacionar lo ocurrido al trabajo diario que tanto desde la Obra Don Orione como desde la Fundación Pelota de Trapo, llevamos adelante, junto a muchas otras organizaciones.
En particular, la campaña «El Hambre es un Crimen; Ni un Pibe Menos», impulsada por nuestro Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo, que intenta atravesar la conciencia nacional acerca del grave problema del hambre, la pobreza y la marginalidad de la que son víctimas nuestros chicos y sus familias.
Repudiamos semejante amenaza y privación de la libertad de uno de nuestros pibes, al mismo tiempo que exigimos la acción de la justicia para esclarecer este hecho llevado a cabo por un grupo organizado, sin rostros, pero con jefes.