Compañeras y compañeros, buenos días. Agradezco esta invitación, esta oportunidad de formar parte de esta conmemoración, este acto recordatorio.
Me parece absolutamente significativo, importante, no sólo por el pasado sino por el presente; y sobre todo porque se trata de recordar, conmemorar fundamentalmente aquéllos que tuvieron la capacidad, la decisión, la convicción de llevar adelante iniciativas políticas que buscaban la mejor situación para todos los argentinos y en particular para los sectores populares.
Y también me parece importante reivindicar a aquéllos que sobrevivieron, que pasaron por la tortura, por los vejámenes, pero que también pasaron por el “en algo andarás” y tuvieron que soportarlo, “en algo estará”; y fueron capaces de salir de esa situación y después de 30 años tener el reconocimiento, tener la solidaridad y animarse hoy a llevar a los genocidas a los Tribunales.
Claro que eso nos lo hacen pagar y nos lo hacen pagar caro, y por eso tenemos compañeros como Julio López, desaparecido. Pero en todo caso eso nos tiene que dar la fortaleza, nos tiene que dar la decisión de saber que existen posibilidades ciertas de recuperar, como acá recién se decía: “un estado de situación en lo económico-social que había avanzado profundamente en la Argentina”, y que venía de la mano precisamente, de los trabajadores; no siendo los únicos, pero quizás el que más aportaba a la situación económica-social de la Argentina. Y precisamente por ese desarrollo en su capacidad organizativa, movilizadora, por sus pronunciamientos antiim-perialistas, por estar discutiendo Convenios Colectivos a la alta, por tener niveles de desocupación que no superaban el 3%, por participar en la Renta nacional de un 43%, era necesario poner el freno, era necesario eliminar, era necesario que eso no siguiera avanzando.
El golpe tuvo varios propósitos, como acá se decía, y entre ésos fue destruir la capacidad organizativa de la clase obrera. Y así, las medidas, las iniciativas, se adoptaron, se pusieron en vigencia para la transformación económica social de la estructura Argentina y también, obviamente, política. Esa transformación que significó “desindus-trializar”, esa transformación que significó poner en un segundo plano el mercado interno y abrir los mercados; esa transformación que significó privatizar. Ese proceso, aún no ha terminado; ese proceso continúa hasta nuestros días y continúa en el marco de una democracia; muchas veces nosotros la denominamos “democradura” porque en este contexto también tenemos que seguir peleando para hacer valer nuestros derechos, vigentes, pero no reconocidos. Y muchas veces también tenemos que enfrentarnos a la impunidad que significan las políticas prescindibilizadoras, y la actitud de las Empresas al no respetar los derechos de los trabajadores. Proceso que no ha terminado, proceso que aún mantiene a una cantidad importante de argentinos en la pobreza, en la indigencia; proceso que tiene a muchos chicos sufriendo hambre, en un país que tiene una producción para alimentar a más de 400 millones de habitantes, sin embargo padecemos algunas de las consecuencias de aquélla transformación. Y por lo tanto, necesitamos, más que nunca, tener la capacidad de que, bueno, ya supimos y sabemos qué es lo que no queremos. Y hemos tenido la capacidad, la decisión y así lo hemos demostrado en más de una oportunidad de unirnos por lo que no queremos, pero ya superamos esa etapa; y la etapa que vivimos es una etapa diferente, es una etapa que tenemos que ir por lo que queremos y es una etapa que entusiasma, que potencia, que habilita, pero que también, es cierto, hay que ponerse de acuerdo y en donde más dificultades tenemos. Y por eso a veces vivimos los momentos como vivimos ahora: de confusión, de tergiversación de conceptos, de palabras, de que pareciera que tenemos disidencias, estamos en los extremos; y creo que aquel pasado nos tiene que ayudar a fortalecer el presente y saber que necesitamos la unidad de todos los sectores populares para confrontar con políticas que hoy están vigentes. Porque la privatización existe, la pérdida de recursos naturales existe, y precisamente son las quinientas Empresas más importantes, multinacionales fundamentalmente todas, como se dice vulgarmente la tribuna “se la lleva la palabra”; y nosotros todavía tenemos salarios que no están al nivel de lo que se necesita para vivir con dignidad y menos aún el salario mínimo, vital y móvil, y menos aún en aquéllos que están desocupados o sub ocupados, que reciben $150, y así podría seguir la lista.
Entonces, para poder confrontar, para poder ser lo que necesitamos ser, para no delegar, para hacer lo que necesitamos hacer para un futuro mejor, es necesario unirse. Y para eso hay que trabajar todos los días por el “nunca más”, no es una cuestión que esté saldada, aunque se han dado pasos importantes y aunque este país sea el único que en el siglo XX ha sido capaz de llevar a los Tribunales a quienes hicieron el genocidio que todos conocemos, sin armas y en democracia y con las limitaciones que eso tiene y que aún no ha terminado. Pero sí tiene un valor el pueblo, es ese, a pesar de todas nuestras debilidades y quizás de nuestras flaquezas. Es por eso que a nosotros nos parece como trabajadores, inmensa-mente valorable éste Acto, esta iniciativa; porque somos conscientes de la importancia y de mancomunar intereses, precisamente como acá se decía, no para subestimar, pero con los abogados laboralistas que tienen un papel para jugar y una función que resaltar. En la vida podrían haber sido otra cosa y seguramente les iría mucho mejor, pero decidirse por este camino, precisamente lo que tiene es eso, la satisfacción de saber que se está reivindicando, se está trabajando por aquéllos que menos tienen y y por aquéllos que, sobre todo, menos poder pueden desarrollar.
Finalmente, insistir con que es posible superar la cultura del enemigo que nos hace creer que hemos sufrido una derrota estratégica definitiva. Hay que convencerse que “se puede”, pero para eso hay que saber valorar las fuerzas que tenemos en cada uno de nosotros y también saber, sin miramos de reojo, sin desconfiar, darnos la mano e ir juntos por lo que necesitamos y por lo que queremos para un futuro mejor para todos los Argentinos, y si fuese posible, para todo el mundo. Muchas gracias.