Nosotros, los hombres y mujeres que integramos el mundo del trabajo, debemos una vez más, al acercarse una fecha tan cara a nuestra clase, hacer un alto en nuestro diario trajín y propiciar las reuniones con nuestros compañeros y camaradas para hacer un análisis sobre la marcha de los acontecimientos políticos sociales que se ciernen sobre nuestra actividad. Un modo de mantenernos activos y unidos que es nuestra fortaleza, la que nos hace importantes a la hora de reclamar nuestros derechos y esto va más allá de conseguir aumentos salariales, con mejores condiciones de trabajo, sino para luchar por imponer un modelo social que nos contenga a todos, un modelo sin excluidos, donde a “la hora de los bifes” los trabajadores, no seamos los convidados de piedra.
Este 1º de mayo del 2009 es una fecha muy significativa para todos nosotros, se cumplirán 100 años de una huelga general llevada adelante por las organizaciones obreras que pudo torcer el rumbo de la historia, en lo que se ha dado en llamar la explotación del hombre por el hombre y que en la realidad es la explotación de los asalariados por las clases privilegiadas. Me permito rescatar del olvido estos acontecimientos, con el objeto de retemplar el corazón de los militantes y a la vez poner en conocimiento de las nuevas generaciones los hechos que transmiten esta enseñanza: con unidad, solidaridad y coraje se pueden ganar batallas en el mundo del trabajo.
En mayo de 1909 se registró en el país una huelga general acompañada de disturbios y demostraciones generalizadas, que forzaron al gobierno a ceder parcialmente ante las exigencias de la clase obrera, que estaban referidas en el plano de las libertades para el movimiento obrero. De 1902 a 1910, en cinco oportunidades se procedió a suspender las garantías constitucionales para lanzar una represión general contra el movimiento obrero en alza.
Al día siguiente se reúnen las centrales obreras la FORA, la UGT y los sindicatos autónomos, dirigen un manifiesto “al pueblo de toda la república” y declaran la huelga general hasta tanto no se ponga en libertad a los obreros presos y se reabran los locales obreros, en un párrafo se dice: La violencia, la rabia impotente, el golpe asesino de nuestros enemigos no pueden ser contestados con la resignación y la retirada de las masas proletarias. Al contrario que un grito unánime de ira y de venganza azote a la sociedad de los tiranos. Que a su saña criminal responda el pueblo obrero insistiendo en la lucha con todos los impulsos trágicos y valientes, con todo el arremeter heroico que las circunstancias demandan y que merece el premio de nuestra libertad.
En la Capital el paro involucró a unos 300 mil trabajadores, el transporte quedó paralizado y continuaron las escaramuzas con la policía, la huelga también se realizaba en Rosario, La Plata, Córdoba, Junín, Pergamino, Tres Arroyos y otras ciudades del interior. El día 4 de mayo una multitud de más de 60 mil trabajadores se concentro frente a la morgue, esperando que fueran sacados los cadáveres para acompañarlos hasta el cementerio de la Chacarita, la policía se apoderó de los féretros y dispersó a la multitud la caballería cargando contra la masa disparando sus revólveres, a pesar de todo, unos cuatro mil trabajadores lograron llegar hasta el cementerio. A su salida la policía apostada en las inmediaciones volvió a balear a los obreros.
Mientras tanto en la Casa Rosada, una delegación de la Bolsa de Comercio rendía tributo al coronel Falcón quien se hallaba acompañado por el presidente Figueroa Alcorta. El señor Julio Gándara habló en nombre de la delegación: “Los socios que me acompañan son en su mayoría comerciantes y por consiguiente amigos de la paz y el orden. En presencia de los acontecimientos que acaban de producirse y en vista de su trascendencia no hemos podido menos que presentarnos espontáneamente ante el Jefe de Policía para manifestarle cuanto estimamos los servicios prestados en tan crítica circunstancia”. Por su parte la Bolsa de Cereales, en una nota especial, saludaba al coronel Falcón y apoyaba en un todo su actitud en los procesos producidos en esta huelga, felicitándolo por su energía y severidad.
Ante la fuerza de la huelga y el ascenso de la agitación, el 8 de mayo el gobierno cedió y anunció la derogación del código municipal de penalidades que rechazaban los obreros del rodado, prometió la libertad de los presos y reabrió los locales obreros. Se levantó la huelga general con la expresa condición de volver a declararla en caso de que los presos no saliesen en libertad. Ochocientos detenidos salieron de la cárcel. Fue un gran triunfo que fortaleció al movimiento obrero.
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Entre los trabajadores que fueron salvajemente reprimidos durante la marcha del 1º de mayo de 1909 se encontraba el obrero anarquista llamado Simón Radowitzky. El 14 de noviembre de 1909 arrojó una bomba al vehículo en el que viajaba el coronel Falcón, causándole la muerte, en represalia por su brutal acción anti obrera.
Este ajusticiamiento trajo más represión; sin embargo, el ascenso del movimiento obrero ya no pudo ser detenido.