Entrevista a José Rigane realizada en el programa “Brisas primera edición”, en Radio Brisas Mar del Plata sobre la repotenciación de la Central 9 de Julio y el sistema nacional de tarifas y subsidios al servicio eléctrico.
-¿Hubo alguna respuesta en el pedido por la repotenciación de la Central?
-Hasta el día de hoy no tenemos ninguna respuesta, nosotros aspiramos y esperamos que el plazo que se va a cumplir ahora a fin de mes respecto del hecho de aprobar el acto administrativo para la compra de dos equipamientos o uno de 50 megavatios para la Central Eléctrica 9 de Julio, se resuelva. Ese es el compromiso que han tomado las autoridades de Centrales de la Costa y este compromiso es muy importante porque significaría el inicio de la repotenciación de la Central que venimos bregando desde 1999, que en el 2006 se aprobara y que lamentablemente, hasta el día de la fecha no se realizara. Hay que sumar que estamos en un marco de creciente demanda de la energía eléctrica, como consecuencia de que el consumo ha ido subiendo pero también como consecuencia de la crisis que tenemos con el tema gas, que eso ha hecho de que se haya intensificado la demanda eléctrica.
-¿Pero no estamos hablando de una repotenciación tal cual ustedes la habían pedido en su momento, no?
-Así es. Hasta el día de hoy, uno nunca pierde la esperanza y de hecho, nosotros no la perdemos, que eso se termine finalmente por resolver, porque parece cada vez más imprescindible y necesario. Venimos de un invierno donde el promedio de la demanda fue superior a la del verano. El promedio de la demanda de este invierno fue de 253 megavatios y en el verano, que históricamente ha sido en promedio de mayor demanda siempre, fue más bajo. Y obviamente, que tenemos el equipamiento de motogeneradores, que es el equipamiento de emergencia, hace ya más de un año, instalado permanentemente en la ciudad de Mar del Plata y en Balcarce para sostener y cubrir la demanda que con los sistemas normales no se puede resolver.
Ya hoy se ha recurrido a esos equipamientos, que son equipamientos para una semana, para unos días, nada más, y los tenemos instalados hace más de un año en Mar del Plata, precisamente por esta deficiencia que tenemos en la generación que conlleva, también, a una deficiencia en el área de distribución.
Acá tenemos una concatenación de empresas que tendrían que hacer inversiones, que terminan no realizándolas y que adoptan relaciones de exigencia para con el usuario en virtud que no hacen lo que tienen que hacer, teniendo en cuenta que siempre percibe decisiones desde el ámbito gubernamental provincial sobre todo, quienes le actualizan valores que a veces el usuario ve y a veces no ve, pero que termina manteniendo un nivel de ingreso importante y significativo.
-Si creció fuertemente la demanda en invierno y superó la del verano, no quiero imaginarme lo que va a pasar en el verano, porque evidentemente, esta demanda se va a mantener, pero además hay que agregarle a las casi 3 millones de personas que viene a vacacionar durante los 4 meses de verano a Mar del Plata.
-Sí, la demanda en horario pico en el toda área Atlántica en 2010, fue de 627 megavatios, y en el 2015 fue de 720 megavatios, tomando la hora pico en el verano. En Mar del Plata, en 2010 fue de 272 megavatios y en el 2015 fue 289, lo que da idea del crecimiento.
Y si uno toma simplemente lo que se denomina la zona norte, que sería de Villa Gesell hasta San Clemente, toda esa zona, en el 2010 estaba consumiendo 161 megavatios y llegó a 182 megavatios en 2015, para tener una idea de cómo se comporta estadísticamente la demanda, como ha ido creciendo.
El tema es que en Mar del Plata en el invierno de 2010 el consumo estaba en 198 megavatios, y se pasó en 2015 a 268 megavatios. Es decir, el pico se produce, fundamentalmente, entre el 2011 y 2015, con un crecimiento vertiginoso, que viene de la mano de lo que sucede también en el ámbito del gas.
El hecho que haya una cantidad de edificios que superan los 50, con dificultades para tener alimentación de gas hace que finalmente los usuarios, incluso las propias empresas, se vayan volcando al consumo de energía eléctrica para tratar de resolver los problemas que tienen en el campo energético.
-¿Estamos hablando de qué monto de dinero aproximado para repotenciar la Central 9 de Julio?
– Para la repotenciación total, de 350 a 500 millones de dólares. Esto puede tener alguna modificación, depende del tipo de equipamiento, el combustible o de como está preparado el equipamiento para usar alternativamente uno o dos o tres combustibles. Pero estamos hablando más o menos de esos valores. Para la repotenciación de carácter coyuntural de estos 50 megavatios, dos máquinas de 25 megavatios, el importe, obviamente es mucho menor porque es solamente una parte de esa repotenciación que se necesita.
-¿Está en condiciones EDEA de poder enfrentar junto con el apoyo de la provincia, si es necesario, la repotenciación?
-Totalmente. ¿Usted conoce alguna empresa que haya decidido irse porque no le conviene económicamente? Estas empresas no hacen política social. Las empresas actúan porque tienen en sus socios, sus directores, una determinada rentabilidad, sino no estarían en Argentina. Son grupos multinacionales que no solamente desarrollan actividad en nuestro ámbito en algunos casos.
– Entonces, la rentabilidad que obtuvieron, ¿está en el país?
-No, gran parte de ella se fue fronteras afuera y este es el otro problema. El caso de Aerolíneas no es solamente para Aerolíneas. Es para un sinnúmero de empresas que precisamente giran sus dividendos en tanto y en cuanto han podido y lo sacan anticipadamente. EDEA es un ejemplo, de retirar dividendos anticipadamente, consta en los balances y en la Comisión de Valores de Buenos Aires. El dinero se gira permanentemente, porque obviamente, lo que se está recaudando permanentemente, estas empresas, por parte de los denominados socios y los directores es precisamente, una rentabilidad.
EDEA junto con las otras dos distribuidoras a nivel provincial, manejan un fideicomiso que se estableció con la recaudación que los usuarios aportamos, desde la boleta de luz del 6 o el 6,5 por ciento, desde 1999 a la fecha. Eso significa varios cientos de millones de pesos al año, que las empresas recaudan y son ellas las que lo administran, cuando debería administrarlo el Ministerio de Infraestructura de la Provincia de Buenos Aires, no las empresas privadas. Sin embargo, son las empresas las que están administrando esos recursos desde hace tantos años que deberían utilizarse para las inversiones que requiere el desarrollo del sistema de distribución. Sin embargo, esto no sólo no sucede sino que hay una serie de situaciones que se generan, ante requerimientos de las cooperativas que no tienen los recursos necesarios para ese desarrollo y tienen que estar recurriendo a las grandes empresas. O el caso de EDEA, que ha dejado de pagarle a CAMESA la energía que le compra, algo que EDEA no hacía, pero hace unos meses ha dejado de pagarle. Con lo cual, también esto es una contradicción, porque a su vez, a quien le vende la energía le exige el pago del consumo. Los usuarios normales como a las cooperativas eléctricas que le venden energía. Sin embargo, han decidido no pagarle a CAMESA, que es el mayorista nacional y es el ámbito donde las empresas distribuidoras tendrían que pagar. Algunas de ellas, a nivel nacional ya no lo hacen y este caso EDEA ha tomado esta decisión. Esto demuestra el estado de situación que tenemos en el ámbito energético, la falta de una política clara, concreta, un Estado que deje de ser un Estado bobo y que sea un Estado fuerte, protagonista, que planifique, que fije, que controle y que además, garantice la continuidad y seguridad del sistema energético nacional.
-¿Cómo será el tema de las tarifas para el ciudadano común?
-La tarifa es un gran tema. Es un tema que requiere toda una rediscusión, porque nosotros venimos desde la etapa de la convertibilidad, cuando se llevó la tarifa a valor dólar, tomando parámetros de Estados Unidos e Inglaterra, a la decisión, pos convertibilidad, cuando se implementaron políticas de emergencia que debería haberse rediscutido todos los contratos, todas las tarifas y esto terminó no realizándose.
La tarifa empieza con la venta de petróleo en la Argentina. Tenemos que a nivel internacional el barril de petróleo cuesta 40 dólares y en Argentina se está pagando de 77 a 82 dólares, que aquí cuesta extraerlo no más de 10 a 12 dólares. Ahí ya tenemos la primera dispersión que termina y finaliza en el consumidor final, que termina pagando lo que no correspondería, ¿por qué?, porque la relación en función del costo está altamente distorsionada, a favor de las grandes empresas multinacionales.
-Cuando se rediscutan los subsidios a los servicios nadie se va a acordar que venimos poniendo el 6,5 por ciento en la boleta de gas y luz desde hace 16 años, ¿no?
-Este tema es lo que nosotros venimos, desde nuestra organización señalando permanentemente. En realidad ojalá que en el próximo gobierno se puedan debatir profundamente estas cosas y modificar profundamente, de la misma manera que la política de impuestos, donde tenemos que en la provincia de Buenos Aires no sólo tenemos 6 tarifas diferentes, también tenemos políticas de impuestos distintas. Si uno vive en Capital Federal, si uno vive en Gran Buenos Aires, si vive en la ciudad de La Plata o si uno vive en Bahía Blanca, San Nicolás o Mar del Plata. Tenemos en una misma provincia 6 tarifas diferentes en energía eléctrica como si fuéramos de distinto nivel los ciudadanos bonaerenses, depende del lugar donde vivamos. Todo esto es el problema que está planteado en el tema energético. El tema de la tarifa también es un tema profundo, que debería debatirse y establecerse un costo y una ganancia en función y relación de esos costos, precisamente de carácter nacional, cosa que hoy está totalmente distorsionado.