Hoy, a pesar de los discursos y las intenciones, sigue primando una lógica, la privatista. Ésa donde las empresas -como cuando en la primaria te decían que dos más dos era cuatro- aseguran, igual de rigurosos, que con el menor costo deben registrarse las mayores ganancias posibles. No importa que en el medio estén derechos que son elementales para las personas, como el agua y la energía. Servicios públicos que se quedan, así, en el nombre y nada más. Tampoco les preocupa que esa ecuación se haga a costa de los derechos de los trabajadores.
La situación no es así porque sí. Tiene un correlato quizás más terrible, el autismo de la administración pública provincial que no escucha, no ve y por ende, no tiene nada que decir.
Un claro ejemplo ha sido el accionar de EDEA que, desde la privatización del servicio eléctrico en la provincia en 1997, contó con organismos contralores que hicieron de los contratos de concesión letra china (muy de moda en estos tiempos) y un ejecutivo provincial al que “le han cortado la lengua”.
Desde 1999, nuestro Sindicato viene denunciando que el sistema electroenergético de la provincia de Buenos Aires está en riesgo.
Por su parte, los voceros públicos de EDEA se jactan de que pasan los veranos y no hay apagones, pero, por debajo del escritorio, realizan un organizado cronograma de cortes en la periferia de la ciudad. Cortes que no son noticia y que si no salen en el diario, como dice el dicho lamentablemente popularizado en los 90, {no son reales}. Manipulados los cortes se camuflan en la amplia definición de {mantenimiento de la red de media tensión}, y le permiten a la empresa seguir explotando su lógica: más ganancias fundadas en una inexistente política de inversión de coyuntura y de fondo.
{No hay apagones,} dice EDEA en los medios. También aseguran que invierten. A mediados del mes de noviembre hicieron pública una inversión de la empresa en líneas. Omitieron decir que la plata salió de las cooperativas eléctricas.
{No habrá apagones,} aseguran. {Prima la tranquilidad,} dicen. {Esta gente del sindicato siempre tan fundamentalistas,} confirman. Pero después, a puertas cerradas, le aseveran al gobierno que los apagones pueden ser posible.
Bajo el título “Preocupación empresaria”, el diario Clarín publica en noviembre que “EDEA definió un plan de emergencia que prevé cortes parciales que arrancarán por el alumbrado público y los entes municipales”.
“Según el plan de {contingencia} que la empresa elevó al ente regulador y a los municipios de la zona”, dice Clarín, “el período más crítico se daría en la tercera semana de enero. Si el calor es muy intenso, habría cortes parciales entre las 20 y 24 horas, durante 4 días como máximo. El programa prevé cortar primero el alumbrado público que indiquen los municipios. Si eso no es suficiente, se pasaría a las interrupciones parciales en la clientela residencial”.
{No habrá apagones,} dice por cuanto medio es consultado, el responsable de Relaciones Institucionales de EDEA. {El sindicato falta a la verdad,} convence Gastiazoro. Mientras tanto, en esta historia de gambetas, mentiras y silencio, el gobierno es el que calla. Como respetando un pacto secreto. No cumple con la obligación, que figura en el pliego licitatorio, de salvaguardar los intereses de los usuarios y los trabajadores. Exigiendo las inversiones que fueron prometidas y no se hicieron, protegiendo los derechos de los trabajadores.
El pacto secreto entre el gobierno y las empresas, esconde la intención de no cambiar el actual modelo energético. Modelo que ratifica la actual crisis energética, y está sustentado en la política de extorsión por parte de las empresas privadas y los oligopolios, que {seguirá marcando la atmósfera de situación,} como lo aseguraba, en el número anterior de {8 de Octubre,} nuestro secretario general José Rigane.
¿Habrá que esperar el colapso?. Y si de esperar se trata, ¿cuánto puede resistir un sistema que, en 1997, con Eseba, contaba con un 1 trabajador cada 381 usuarios, y que hoy con EDEA, y casi 30 mil usuarios más, cuenta con 1 trabajador cada 736 usuarios?
{{{¿Y los trabajadores?, mal gracias.}}}
En la lucha por la redefinición de los conceptos, esos que empezaron a expropiarse durante la dictadura militar y terminaron por redefinirse con la privatización de los medios masivos de comunicación y los avances privatizadores a la educación pública, los trabajadores nos llevamos la peor parte. {{Flexibilización laboral}} significaba la panacea que nos ubicaba, a la vuelta de la esquina (una interminable esquina que nunca se podía doblar) en el primer mundo, y {{derechos}}, un término arcaico, en desuso, utópico. Y por utópico, pasado de moda.
{{
Los trabajadores de la energía lo sabemos. En eso de avasallar derechos, EDEA hizo una política habitual que hoy tiene resultados amparados por el silencio del gobierno de la provincia y los organismos contralores.}}
-* No nombra en planta y bajo Convenio Colectivo de Trabajo, a 113 trabajadores que deberían estar en esa situación. Según el pliego de bases y condiciones, EDEA debe tener una planta de 683 trabajadores convencionalizados y hoy son sólo 570.
-* En respuesta, instaló un sistema de tercerización laboral que, no únicamente avasalla los derechos laborales, sino que además pone en riesgo el patrimonio de los usuarios y la vida de los trabajadores. Las condiciones de trabajo, bajo este sistema, son de tal explotación (trabajadores sin elementos de seguridad para realizar sus tareas, saturados de horas y sin capacitación) que le arrancan el sentido de dignidad al trabajo y lo retrotraen a los tiempos donde los trabajadores no formaban parte de la historia. Y -si de irregularidades se habla- los trabajadores empleados bajo este sistema se rigen por un convenio que nada tiene que ver con su labor: el de la UOCRA.
-* Un claro ejemplo, es la instalación de un sistema de guardias pasivas donde se elimina un turno de trabajo (el nocturno) y se obliga a los trabajadores a suplir ese vacío a partir de un sistema pasivo en el cual, el trabajador, aunque no está en su lugar de trabajo, tiene que estar a disposición de la empresa, si ésta lo requiere. La persecución, las sanciones o la suspensión son las herramientas que aplica EDEA para que los trabajadores acaten este mecanismo que no se encuentra legislado por la convención colectiva de trabajo y que, por tanto, no tiene carácter de obligatoriedad.
{{{La frutilla del postre}}}
Hace 7 años, la ley que privatizó a ESEBA dispuso una compensación a los trabajadores por la pérdida de su condición de empleados estatales. La ley que pone en vigencia el Programa de Participación Accionaria del Personal dispuso que los trabajadores se hicieran cargo del 10 por ciento del paquete accionario de la empresa y que, hasta tanto las acciones estuvieran canceladas en su totalidad, las mismas integrarían un fideicomiso administrado por el Banco Provincia como fiduciario y con presencia de representantes de los trabajadores.
En 7 años EDEA utilizó todos los artilugios legales posibles para no dar respuesta a un derecho de los trabajadores. Entre los sin sentido, se designó a la FATLyF para elegir a los trabajadores que formarán parte del Comité Ejecutivo, desconociendo que es una entidad externa a los trabajadores de EDEA y que responde a los intereses del grupo económico (IEBA) que tiene el 90 por ciento de las acciones de la empresa. Grupo que ha obtenido por parte de EDEA el pago de más de 51 millones de pesos hasta fines del 2003, por su actuación como operador, o créditos que la empresa toma a una tasa anual del 18 por ciento y que luego otorgaba a IEBA a una del l2 por ciento, significando una pérdida de más de 1.500.000 de pesos por año. El gobierno provincial, se desentiende. ¿Y los trabajadores? Esperan.
{{{Estamos en conflicto}}}
A partir de una resolución del Cuerpo General de Delegados del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata, del pasado 3 de noviembre, se declaró al gremio, por la situación antes descripta, en Estado de Alerta, Movilización y Asamblea Permanente. Se le dio mandato a la Comisión Directiva del sindicato para iniciar, en forma sorpresiva, medidas de acción directa en todo el ámbito territorial de EDEA y se expresó la solidaridad con los compañeros de la sucursal de EDEA de Miramar, perseguidos y sancionados por la empresa luego de que rechazaran la implementación del sistema de guardias pasivas.
El domingo 31 de Octubre se publicó en el diario Página 12 una solicitada dirigida al Gobernador Felipe Solá denunciando los motivos de la crisis energética y exigiéndole que asuma su rol de contralor y que cumpla con la implementación del Programa de Participación Accionaria del Personal.
La publicación se acompañó con una campaña de esclarecimiento público y acciones directas como la caravana solidaria que el lunes 15 de noviembre partió del edificio de EDEA, en la calle Carlos Gardel y Vértiz, con cerca de 50 vehículos, y se dirigió a las oficinas comerciales de EDEA en la avenida Independencia, recorriendo diferentes barrios de la ciudad e informando a los vecinos sobre la situación del servicio eléctrico y de los trabajadores de EDEA.
El viernes 26 de noviembre comenzaron los paros sorpresivos con un alto acatamiento en la primera medida, realizada en el edificio de EDEA en la calle Carlos Gardel, donde los trabajadores en asamblea decidieron intensificar las acciones hasta que EDEA dé una respuesta a los reclamos o el gobierno de la provincia intervenga. Mientras tanto, continúan las audiencias en el Ministerio de Trabajo y el sindicato no descartó la iniciación de acciones en la justicia ordinaria.
Sencillamente, porque los trabajadores no podemos esperar más.