La Jornada comenzó al mediodía, pero desde la mañana miles de trabajadores y trabajadoras se movilizaron desde distintos puntos de la ciudad y del conurbano bonaerense. Los estatales porteños pararon y se reunieron en hospitales y organismos del Estado para sumarse, en la Avenida 9 de Julio, con sus pares de la provincia de Buenos Aires. También estaban los maestros del SUTEBA y los judiciales que mantienen medidas de fuerza en esta ciudad.
La columna, que encabezaban los trabajadores del Teatro Colón, marchó por la Avenida de Mayo hasta la sede del Gobierno de la Ciudad, donde se realizó el primer acto del día. “Estamos reclamando que el gobierno del señor Ibarra cumpla lo que ha prometido, estamos reclamando el aumento salarial y mejores condiciones de trabajo”, enfatizó Rodolfo Arrechea, secretario general adjunto de la ATE porteña.
Rechazaron allí las amenazas del Jefe de Gobierno y sus ministros de cerrar el Colón si los trabajadores no cesan en sus reclamos y anunciaron que “estamos coordinando con todos los compañeros de todos los hospitales de la provincia de Buenos Aires para convocar juntos a un paro de la salud de 48 horas en los próximos días”.
Las calles del microcentro porteño, poco acostumbradas al bullicio de los bombos, se colmaron de trabajadores que caminaban hacia la Avenida Corrientes para unirse al resto de la columna que los esperaba sobre la calle Alem. Trabajadores de cooperativas industriales, gastronómicos, telefónicos, actores y canillitas los esperaban con cánticos bajo una bandera gigante que reclamaba: “Personería Gremial YA”. También estaban los trabajadores de la energía, los repositores de supermercados, los cuidadores de coches y las trabajadoras sexuales, entre otros miles que fueron los protagonistas de la jornada.
{{{El acto frente al Ministerio}}}
Es que el reclamo por la libertad y la democracia sindical unía a todos. A los que forman parte de las organizaciones con personería, con aquéllos que luchan para organizarse y ser reconocidos a la hora de pelear por sus derechos. Es la CTA, la más numerosa de las 2.000 organizaciones simplemente inscriptas que existen en nuestro país, la que da sentido a la unidad de los trabajadores como “única manera de lograr un país más justo y soberano”, según se escuchaba entre los presentes.
Entre cantos que hablaban de la unidad de los trabajadores y del rechazo a la visita de Bush a la Argentina, el acto fue cerrado por el secretario general de la CTA, Víctor De Gennaro. Antes de comenzar sus palabras, informó a los presentes que dos representantes de la conducción nacional de la Central, Daniel Jorajuría y Claudia Baigorria, serían los encargados de entregar a las autoridades de la cartera laboral las firmas que avalan la libertad y la democracia sindical como un derecho fundamental de los trabajadores para poder organizarse y pelear. Decenas de paquetes con planillas firmadas fueron entregados mientras el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, participaba del encuentro anual de la OIT y recibía la sanción de dicho organismo por no respetar el Convenio 87.
{{{“La voluntad organizada”}}}
“Quiero empezar diciendo gracias, gracias y gracias”, comenzó De Gennaro y explicó: “Hay que recuperar la capacidad de ser generoso para entender que no sirve la alternativa individual sino que es necesario contar con las otras y los otros para alcanzar la felicidad. Y hoy, frente a este Ministerio, decimos gracias porque esto no es un trámite, no es la burocracia. No es ni un expediente ni una personería lo que nos da la entidad, sino la voluntad organizada de 1.071.312 compañeras y compañeros en todo el país que hoy se movilizaron”.
El dirigente recordó el tratamiento del caso argentino en la Conferencia anual de la OIT, que resolvió sancionar al gobierno argentino por no adecuar la ley de asociaciones sindicales de acuerdo a libertad y la democracia sindical, y agradeció a todas las centrales y organizaciones sindicales de Europa y Latinoamérica que se solidarizaron con el reclamo de la CTA. “No puede haber un movimiento popular de transformación si no existe una construcción conciente de una Central de los trabajadores. Y por eso no nos quieren dar la personería ni reconocer la libertad y la democracia sindical”, remarcó De Gennaro.
El titular de la Central dedicó un párrafo de su discurso a las grandes empresas monopólicas que se apropian de nuestros recursos y nos explotan. “Son los grupos económicos los que necesitan garantizar esta injusta distribución de la riqueza. Por eso, señor Presidente: en nombre de nuestros mártires le decimos que no hemos peleado y perdido compañeros para garantizar el capitalismo serio sino para transformar la realidad de nuestra nación y de nuestro pueblo”.
{{{Por los viejos y los chicos}}}
Finalmente, y antes de marchar a la sede de la OIT donde una delegación de la Central entregó una carta a las autoridades locales de dicho organismo, De Gennaro convocó a todos los presentes a participar de dos acciones “claves”. Por un lado, el miércoles 15 de junio se realizaba la marcha número 690 de los trabajadores jubilados. “Nuestros jubilados nos enseñaron, en el peor momento del neoliberalis-mo, que una vez hubo un país diferente y que había riqueza para repartir. Por eso vamos a acompañarlos el miércoles y lanzar allí la lucha por el aumento salarial para todos los jubilados, los pensionados y los mayores”.
La otra convocatoria tiene que ver con los chicos. Y es que el 20 de junio se iniciaba la marcha convocada por el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo. “Vamos a arrancar desde Tucumán y pasaremos por Catamarca, La Rioja, Córdoba, Santa Fe, Curuzú Cuatiá, Entre Ríos y el conurbano, para llegar a la Plaza de Mayo el 1º de julio”, informó De Gennaro y concluyó: “sólo pueden estar seguros de cambiar el mundo aquéllos que van triunfando cambiándose a sí mismos. Y estos pibes fueron capaces de cambiarse. Por eso pueden salir a cambiar esta realidad y caminar el país pensando en los 9 millones de pibes menores de 18 años que están bajo la línea de pobreza y que son nuestro futuro.”
(Informe: ACTA.)