El acto en la Plaza de los Dos Congresos en la Capital Federal fue multitudinario y los discursos de la Jornada Nacional de Movilización de la CTA siguieron en la línea del horizonte que se necesita pintar cada vez con más intensidad para nuestro país y para toda Latinoamérica. El cierre del encuentro, en cada rincón de la Argentina, fue concluyente en ese objetivo: se llamó a movilizarnos en todo el país por un nuevo aniversario del 1º de Mayo, el Día del Trabajador y el 30 de abril, al cumplirse un año de la primera movilización del pueblo de Gualeguaychú contra las pasteras, por un modelo productivo diferente. El pueblo protagonista es el único capaz de arrancar ese horizonte.
{{{Los discursos que se reproducen en acciones.}}}
Según ACTA (la agencia de noticias de la CTA), Pablo Micheli, secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE-CTA), fue la primera en dirigirse a los miles de militantes que llenaron las calles periféricas al Parlamento argentino. Y arrancó sin medias tintas: “Tengo mucha bronca y pensaba que a la hora de estar frente a ustedes no me venciera la bronca y pudiera hilvanar un discurso coherente”.
“Tengo bronca porque no pierdo la memoria”. Y argumentó por qué: “Porque no se puede decir que uno es militante del campo popular o que es un gobierno que viene a hacer cumplir el articulo 14 bis de la Constitución Nacional y, sin embargo, ese artículo dice que todos tenemos derecho a la salud, la educación, al trabajo, a una vivienda digna. Y la canasta familiar en nuestro país, según lo dice el INDEC, en diciembre ascendía a 2.207 pesos. Y, en promedio, nuestros salarios, el de los trabajadores registrados, están por debajo de los 860 pesos”, cifra que marca la línea de la pobreza.
Seguidamente, Micheli dijo: “Yo le quiero preguntar al presidente Kirchner, al Congreso de la Nación, que nos digan, que nos expliquen, ¿qué les suprimimos a nuestros hijos? No vamos a renunciar, a sacarle cosas a nuestros hijos. Por eso esta Central, dignamente, aunque minoritaria y bajo lluvia, hoy marchó… porque como decía Germán, ‘la peor marcha es la que no existe’. Con la fuerza y la convicción de saber que no nos vamos a rendir estamos movilizados por miles en todo el país, de Jujuy a Tierra del Fuego”.
Y volvió a indagar al primer mandatario: “Cuando guarda la plata del superávit fiscal y se sienta sobre ese baúl de dinero ¿no ve a los chicos en las calles? ¿No ve a los chicos pidiendo en cada semáforo? ¿No siente el cachetazo de estar gobernando para no resolver estos problemas?”
Pedro Wasiejko, secretario de Relaciones Internacionales de la Central y titular del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (SUTNA-CTA), continuó con los discursos para asegurar que “no hay democracia sin que los trabajadores tengan participación en los ingresos. Porque la democracia se construye con la participación de los trabajadores”, aclaró.
Max Quispe es oriundo de Bolivia y milita en la organización territorial Desde Abajo afiliada a la CTA porteña. En un momento en que el trabajo precario, la flexibilización laboral y la explotación salieron a la luz en los talleres textiles en donde muchos de sus compatriotas buscan llevar el pan a su hogar, Quispe dijo que ésta es “una tarde muy importante porque está todo el pueblo movilizado, porque cuando queremos justicia no nos para ni la lluvia”. Y aseguró: “Venimos a luchar y a defender nuestro derecho a trabajar en condiciones dignas”.
“Unidos, desde los barrios, vamos a cambiar este país y toda Latinoamérica para recuperar nuestra identidad y nuestra historia”, concluyó.
En tanto, en el cierre de los discursos, Hugo Yasky, secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores de la Educación (CTERA-CTA) señaló: “Venimos de un Congreso en el que más de 8 mil delegados dijeron ‘vamos a profundizar la construcción de poder popular, la construcción del poder de los trabajadores para lograr la distribución de la riqueza, la autonomía para enfrentar la injusticia, para terminar con el neoliberalismo en nuestro país y en toda América. Ese fue el compromiso en Mar del Plata. Muchos decían que la CTA estaba débil, que la CTA iba a desaparecer. Pero se equivocaron, estamos vivos y dispuestos a seguir luchando”.
{{{El pueblo alerta.}}}
Decíamos que los discursos tenían que necesariamente convertirse en acciones. En el epílogo de la Jornada Nacional de Movilización de la CTA, su secretario general Víctor De Gennaro profundizó esa línea consensuada en Mar del Plata y convocó a todos los trabajadores a participar “en marchas, asambleas y encuentros en todo el país el próximo 1º de Mayo y también el 30 de abril, al cumplirse un año de la primera movilización del pueblo de Gualeguaychú contra las pasteras y por un modelo productivo diferente”.
De Gennaro hizo un llamado a la multitud presente y todos los trabajadores que se movilizaron en el país “a acompañar a lo que hoy es la vanguardia de la clase trabajadora argentina: el pueblo de Gualeguaychú, que no quiere ser castigado y que no se rinde ante los aprietes. Comprometamos nuestra presencia allí donde ellos convocan, pero también a movilizarnos en todo el país”.
Mar del Plata movilizada.
Luz y Fuerza encabezó la jornada nacional en nuestra ciudad y lo hizo en la calle denunciando, como hace más de una década, los atropellos de EDEA. La privatizada que, a pesar de las sanciones de los organismos contralores, de la acción gremial, del repudio y las quejas de la ciudadanía, sigue comportándose como “amo y señor” en la prestación de un servicio que olvida que es público y en la relación con trabajadores que, sigue omitiendo, tienen derechos.
En medio de una medida de fuerza, con paros en distintos sectores de la empresa, denunciando la continuidad de la política de tercerizaciones de la empresa (en una continua violación del marco regulatorio), el no cumplimiento de los ingresos de los trabajadores convenidos en enero pasado ante el Ministerio de Trabajo y multiplicación de los ejercicios de apriete y discriminación con los trabajadores de la empresa, Luz y Fuerza Mar del Plata adhirió a la jornada nacional en una tarde donde la lluvia y el mal tiempo, no desanimó a nadie.