La intelectual de la Universidad de La Habana profundizó su afirmación: “se globaliza el patrimonio de los países en vías de desarrollo para beneficio de los desarrollados y las papeleras de Fray Bentos destapan esta caja de Pando-ra que responde a la concepción de globalización que analizamos. La empresa puede ser finlandesa, pero la porquería es la que se queda acá. El papel y las ganancias son los que se van para afuera. A eso sumamos que estas empresas, además, tienen beneficios que les permiten eliminar sus costos laborales a partir de las condiciones de trabajo imperantes desde la flexibili-zación. Diríamos, un negocio redondo. Globalización con lugares determinados y beneficios sólo para algunos.”
Las 200 personas presentes en el salón (que en estos días sigue el ritmo del conflicto con EDEA) seguían atentas la exposición de Rauber. Varios eran los que tomaban apuntes. “¿Nos sometemos o no?, es el interrogante”, aportó la investigadora, “y la respuesta debe empezar a construirse desde el mundo del trabajo, más allá de su condición de clase. Desde este lugar debe surgir una claro posicionamiento al interrogante planteado. Y esa posición entre la vida y la muerte, debe multiplicar la necesidad de construir poder desde abajo. Desde los actores sociales que están afectados por la sociedad del capital.”
Rauber aseguró que esta definición, en este contexto, necesariamente nos lleva a otro interrogante, que es si esta transformación hay que replantearse dentro del capitalismo. “La forma de explotación del capital”, dijo, “lejos de generar desarrollo, multiplica destrucción del patrimonio natural y atomización del sujeto social.” La historia ha reflejado claramente esta afirmación.
“Hay que pensar en paradigmas que se planteen el desarrollo y la reproducción del conjunto de la sociedad desde las capacidades regionales, nacionales y locales, concientes de que frente a nosotros hay una multiplicidad de actores sociales, que formamos parte de esa multiplicidad”, afirmó Rauber, para resaltar que este sujeto múltiple y plural es la esencia de cualquier proceso de unidad que se dé hacia la construcción de una sociedad distinta. “Preservar las identidades asumiendo las identidades colectivas es fundamental y debe ser el objetivo de cualquier política.”
{{{Qué es la política.}}}
“Es necesario entender la política, más allá del ámbito de la representación de los partidos en la puja por cargos institucionales. Y en ese proceso, el horizonte es el rescate del ciudadano pleno que nos permita construir el actor colectivo capaz de diseñar el proyecto que cree las formas políticas necesarias hacia la construcción de las bases de una sociedad distinta”. Rauber aportó, sobre el final de su exposición, pistas en la reconstrucción de este actor nuevo, no multiplicador de una suma de reivindicaciones, sino capaz de encontrar las raíces sociales (económicas, culturales, políticas, etc) de la problemática actual. “Un nuevo actor que se permita la construcción de procesos distintos que rompan con la actual lógica social”, dijo Rauber. La respuesta del gran interrogante de esa definición que nos describe como ciudadanos.