El gobierno de la provincia de Buenos Aires marcó, con un contundente gesto político, su intención manejar con mas rigor la relación del Estado con la Enipresa Distribuidora de Energía Atlántica (EDEA) que desde hace 8 años, ofrece el servicio de provisión de electricidad a unos 1,5 millones de usuarios en Mar del Plata y el resto de la región.
La semana pasada los ministros de infraestructura Eduardo Sícaro y de Trabajo Eduardo Mouillerón, viajaron a Mar del Plata y, sin aviso previo, acudieron a las oficinas de la firma, ubicadas en la avenida Luro.
Ante los gerentes plantearon su interés porque se resuelva el conflicto laboral con el Sindicato de Luz y Fuerza Mar del Plata e hicieron notar que el gobierno tiene documentadas varias objeciones respecto de la calidad del servicio.
El hecho de que funcionarios de primera línea del gabinete bonaerense hayan ocupado toda una mañana para tratar este tema no es menor. Tampoco pasó desapercibida la forma en la que el gobernador Felipe Sola les encomendó a sus ministros que encararan esta cuestión. Mouillerón y Sícaro aparecieron en las oficinas de la firma de manera sorpresiva, como si quisieran dejar en claro algún mensaje.
Por lo pronto, el hecho de presentarse sin previo aviso indica que desde el gobierno están dispuestos a iniciar una relación no tan cordial con la firma, en un momento en el cual, el gobierno nacional también señala todo un estilo de negociación, mucho mas riguroso, con las privatizadas.
Y, la sola mención de la frase «rescisión de contrato», pronunciada por Sicaro como una posibilidad, habla a las claras de que desde el Estado no hay mucha intención de manejarse con sutilezas.
La inesperada presencia de los ministros dio lugar a una situación risueña. Cuando los funcionarios llegaron a las oficinas de EDEA y se hicieron anunciar, los directivos de la empresa creyeron que alguien les estaba haciendo un mal chiste. La recepcionista tuvo que convencerlos de que los dos ministros estaban esperando ser recibidos.
Cuando se sentaron frente a dos gerentes -la mayoría de ellos ya había tomado licencia por Semana Santa- revelaron cuál era el propósito de su visita.
Dijeron estar preocupados por la conflictiva relación con el Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata (que ya anunció varias medidas de fuerza para esta semana) y señalaran que el organismo de control «comprobó» varios cortes de luz ocurridos durante el último verano.
La actitud del gobierno frente a EDEA revela que el gobierno provincial decidió darle al tema de la concesión del servicio de distribución de electricidad, un lugar importante en su agenda política.
{{{Planteos del gremio}}}
En la relación entre el actual gobierno felipista y EDEA se entrecruzan algunos factores que le otorgan complejidad al asunto. La empresa obtuvo la concesión del servicio de distribución de energía en 1997, en pleno auge duhaldista en la provincia, lo que para el felipismo bien puede ser un motivos sufíciente, en estos tiempos de discordia, para hurgar en lo actuado en la provincia durante tos ’90.
A su vez, la actitud por momentos hostil del gobierno nacional con las privatizadas marca toda una línea de acción política, un estilo de gestión kirchnerista, en el que Solá parece dispuesto a cobijarse.
Lo cierto es que el gobierno bonaerense cree haber encontrado argumentos sólidos para plantarse con mayor firmeza ante EDEA.
Existen algunos antecedentes que marcan el creciente interés del gobierno en este tema.
Días atrás Sola recibió en su despacho al secretario general del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata, José Rigane, quien le solicitó, directamente, que rescinda el contrato con la empresa. Las históricas reivindicaciones del gremio, parecen haber encontrado ahora cabida en la actual gestión bonaerense. En la extensa lisia de reclamos que Rigane tiene para hacer figura el pedido para que sea implementada la propiedad participada. «Los trabajadores deberían haber recibido una participación accionaria a los 20 días de asumida la concesión. Ya pasaron 8 años y eso no se implemento», sostuvo el sindicalista.
A esto se le suman los reclamos porque la firma tercerizó varios de sus servicios con operarios afiliados a la UOCRA y el Sindicato de Empleados de Comercio. «EDEA tiene subcontratados a 352 trabajadores mediante empresas paralelas. Eso viola la licencia técnica, el marco regulatorio y el contrato porque los trabajadores tienen que estar encuadrados en el convenio de Luz y Fuerza», destacó Rigane.
Por lo pronto, Sicaro y Mouillerón instaron a EDEA a reanudar el diálogo con el sindicato. Fue ese, en definitiva, el mensaje sutil pero firme que dejaron a su paso por Mar del Plata.