Sin lugar a dudas nos van a permitir profundizar los lazos, como hermanos de clase que somos, entre los trabajadores latinoamericanos. Hay cambios políticos profundos en nuestra América Latina y el trabajo en la profundización de esos lazos nos va a permitir iniciar el camino hacia la América Latina soberana. Los trabajadores uruguayos venimos con un mensaje, los trabajadores sindicalizados tenemos la obligación de dejarles una América mejor a nuestros niños, y no hay posibilidad de fracaso en esta empresa.
{{Y en esta construcción ¿cuál es la importancia de que la energía esté en manos del pueblo?}}
Es vital. La pérdida de los recursos no renovables llevó a la Argentina a un descalabro económico y social sin precedentes. En el Uruguay se dio una batalla muy grande. Primero, en el año 92 diciéndole, con un 72 por ciento del pueblo, no a las privatizaciones. Y la última gran manifestación fue el 7 de diciembre pasado, cuando dijimos que el agua era vida y el agua era de los uruguayos.
{{¿En qué beneficia a este proceso que destacás, la llegada del Frente Amplio al gobierno del Uruguay?}}
Nosotros siempre decimos: independencia de clase. Nuestro movimiento sindical siempre tuvo independencia de clase frente a los partidos políticos, frente a la iglesia y frente al estado. Pero no somos autónomos, porque el proceso de cambio que los uruguayos empezamos a experimentar desde el 1 de marzo, fue un proceso de cambio que se originó desde el movimiento sindical. Por lo tanto, no somos ajenos a ese proceso de cambio. Hoy, quien encabeza este proceso, Tabaré Vásquez, no es un presidente, es un compañero más. Son tiempos nuevos, no sólo para el Uruguay, sino para toda América Latina. Tiempos en donde los trabajadores debemos de empezar a cambiar la correlación de fuerzas. Es la hora de los pueblos por sobre la de los poderes económicos trasnacionales que nos invadieron y sumergieron en la más dura de las pobrezas.