– La crisis energética es estructural y se debe a décadas de políticas antinacionales.
– Esas políticas degradaron al Estado, permitiendo la utilización, en forma caníbal, de los recursos no renovables y los capitales extranjeros que los explotan obtienen una alta rentabilidad.
– Hay que establecer parámetros de rentabilidad social para la utilización de nuestros recursos.
– Se debe elaborar una ecuación energética sustentable en el tiempo y consecuente con el desarrollo nacional y latinoamericano.
– Hay que lograr servicios públicos accesibles para la mayoría de los habitantes.
– Es urgente construir la alternativa latinoamericana de un bloque de integración económica, que enfrente los acuerdos de sometimiento que expresa el ALCA.
– No habrá Nación, ni servicios públicos para las mayorías, mientras no podamos ser dueños de nuestros recursos.
– Es necesario, para eso, más que un plan económico, un plan de desarrollo nacional. La construcción de un nuevo modelo superador, de gestión democrática y con control popular en la dirección de las empresas de servicios públicos.