“Hoy hay mucha gente nueva, hay muchos profesionales que se han afiliado al gremio”, asegura un compañero y remarca, “hoy está sentado con nosotros un ex jefe mío. Cuando la empresa me reincorporó, después de las cesantías, esa persona se encargó de decirme que para poder reingresar a la empresa tenía que dejar el sindicato. Hoy estamos los dos sentados acá. Es una buena señal”.
El viernes 1 de abril fue un día de buenos presagios. Se sentía en el aire, se pintaba en las caras de los compañeros. Aunque la espera fue larga. La señal la dio un compañero, “Roberto y José están en el Ministerio de Trabajo”. “En 15 minutos están en el sindicato”. Los quince se transformaron en otros quince, que fueron treinta, una hora, el gimnasio de Luz y Fuerza transformado en recinto de esporádicos picaditos, para que el tiempo pasara más rápido, dos horas, los compañeros armados de un choripán y una gaseosa se multiplicaban. “¡Qué bueno que acá cerca haya una parrillita!”. Tres horas. “Ya vienen, lo que pasa es que están acordando el acta, no se tiene que escapar nada, es como si vas a firmar un contrato y quieren que pases por alto la letra chica. Si lo haces te embroman. Hay que leer todo”. 16 y 10, llegaron Roberto y José.
{{{Recuperar la vida}}}
Después de 10 años de lucha, el Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata logró torcerle el brazo a EDEA. Luego de un largo conflicto, la empresa EDEA se comprometió a incorporar a sus planteles básicos a 30 trabajadores bajo el régimen convencional de Luz y Fuerza. Los ingresos provendrán de los postulantes que remita la Bolsa de Trabajo sindical y se harán en las áreas de Inspecciones y Conexiones, Fraude y Guardia Reclamos, actualmente tercerizadas.
La empresa deberá devolver, también, los descuentos ilegalmente realizados a los trabajadores que se sumaron a los paros durante el conflicto. El Ministerio de Trabajo decidió levantar las sanciones por 60 días, hasta que una inspección compruebe que EDEA cumplió con lo resuelto. Entre otras cosas, un nuevo encuentro para seguir dialogando sobre otros reclamos de los trabajadores.
“Eso es lo que dice el acta”, selló Roberto y un aplauso cerrado inundó el gimnasio. “Nos merecemos el aplauso, esto fue muy duro”, dijo José, remarcando el esfuerzo de todos los compañeros. “Es la primera vez que lo veo a José así”, dijo un compañero, tan emocionado como José. “¡Luz y Fuerza!.. ¡Luz y Fuerza!.. ¡Luz y Fuerza!..”, las voces de los compañeros se multiplicaron y le permitieron al “Cabezón” enfrentar la emoción.
“En 20 años es la primera vez que se me caen lágrimas por un triunfo sindical, y son por bronca, por emoción, por simple ratificación de que se puede, que es posible. Nos hemos enfrentado a una empresa que nos ha vapuleado, arrinconado. Que trató de ocultarnos no sólo el horizonte, sino la posibilidad de reclamar lo que nos correspondía por ser nuestros derechos. Y a pesar de eso no bajamos la guardia. A pesar de que la Federación nos dio la espalda, que apareció el sindicato paralelo, que en los 90 y comienzos del 2.000 el Estado brilló por su ausencia. ¡Seguimos compañeros, construimos organización y seguimos!”.
“Muchos, en estos años, perdimos nuestros puestos de trabajo, pero logramos sobrevivir a partir de una conducta. Esa misma que nos permitió resistir en estos seis meses de conflicto cuando, teniéndolo todo, la presión y las sanciones del gobierno a la empresa, los medios denunciando las irregularidades, EDEA decía que no, que se iba a bancar todo lo que el Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata hiciera. Esa misma conducta que hoy nos permite hablar de treinta compañeros nuevos que se suman a la planta, bajo nuestro convenio, es la misma que nos permitió avanzar sobre las tercerizadas. Acá comenzamos a recuperar la vida, no únicamente la laboral, sino también la institucional”.
“Si no bajamos la guardia, mantenemos la firmeza y la decisión, se abre un camino que es nuestro. Donde vamos a restablecer cuestiones que antes no pensábamos volver a vivir.” Por fin habló José, que se encargó de destacar el comportamiento del gobierno provincial durante el conflicto. “Hacía mucho tiempo que no veíamos a un funcionario dispuesto a solucionar los problemas de los trabajadores”, en alusión al papel cumplido por el doctor José María Casas, Subsecretario del Ministerio de Trabajo Provincial.
“Compañeros, es momento de ir en la búsqueda de todo lo que perdimos. Lo tenemos que hacer siendo conscientes de lo que logramos y de lo que nos falta. Es el momento de avanzar y levantar las banderas de nuestro ideario, la recuperación del patrimonio energético en manos del pueblo”. Los abrazos se multiplicaron. Las lágrimas volvieron a ganar. No era para menos. El trabajador había recuperado la vida.